miércoles, 1 de junio de 2022

Domingo 26 de Junio de 2022

 

“SEGUIR LOS PASOS DE JESÚS IMPLICA CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS”

 

PRIMERA LECTURA

1REYES 19, 16B. 19-21

 

“Eliseo se levantó y marchó tras Elías”

 

En aquellos días, el Señor dijo a Elías: "Unge como profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén." Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto. Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: "Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo." Elías le dijo: "Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?" Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

La primera lectura narra la vocación de un profeta, Eliseo. Es un rico campesino. Estaba arando su finca con doce yuntas de bueyes cuando lo encuentra Elías. Éste le echa encima su manto y con esto adquiere sobre él como cierto derecho. Eliseo no sabe negarse; sacrifica la pareja de bueyes con que araba, abandona su familia y se pone al servicio de Dios. Se dan en el caso de Eliseo las condiciones de una vocación especial: llamada de Dios, respuesta a la llamada, ruptura con el pasado y nuevo género de vida al servicio de su misión.

 

SALMO RESPONSORIAL: 15

R./ Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

 

Protégeme, Dios mío,

que me refugio en ti; yo digo al Señor:

"Tú eres mi bien." El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;

 mi suerte está en tu mano. R.

 

Bendeciré al Señor,

que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.

 Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré. R.

 

Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

 Porque no me entregarás a la muerte,

 ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

La confianza y el gozo profundo que brotan de la intimidad con Dios, son los sentimientos predominantes en este Salmo. Los vs. 5-6 permiten suponer que su autor es un levita – es decir, una persona consagrada al culto de Dios en el Templo de Jerusalén– que se encuentra en un grave peligro y acude al Señor, fuente de vida (v. 11), para que lo libre de la muerte (v. 10). El Nuevo Testamento asigna a este Salmo un sentido mesiánico, citándolo como un anuncio anticipado de la Resurrección de Cristo (vs. 8-11).

 

SEGUNDA LECTURA

GÁLATAS 5, 1. 13-18

 

“Vuestra vocación es la libertad”

 

Hermanos: Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo." Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Nunca como hoy el ser humano ha sido tan sensible a la libertad; el ser humano prefiere la pobreza y la miseria antes que la falta de libertad. Pablo dice con relación a este tema: el cristiano es libre: la vocación cristiana es vocación a la libertad, esta libertad nos la conquistó Cristo; la libertad se expresa y alcanza su plenitud en el amor; ante el peligro de que muchos seres humanos caigan en el libertinaje so pretexto de libertad, Pablo les advierte que la verdadera libertad, la que viene del Espíritu, libera de la esclavitud de la carne y del egoísmo.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 9, 51-62

 

“Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas”

 

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?" Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza." A otro le dijo: "Sígueme." Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios." Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Las lecturas de hoy tienen un tema común: las exigencias de la vocación. Lucas las coloca en el marco del viaje de Jesús y sus discípulos hacia Jerusalén. En ellas descubrimos cómo subyace la necesidad del desprendimiento, desapego a los bienes y comodidades materiales, pues el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza; de la renuncia, del abandono de las cosas y personas como exigencia para seguir a Jesús, ruptura con el pasado y el presente, incluso con la propia familia; el llamamiento de Dios y  el seguimiento. No existe respuesta a la llamada para ponerse al servicio del Reino de Dios, en aquellos que anteponen a Jesús sus condiciones o intereses personales. Todas estas exigencias se dan  para que el discípulo quede libre y disponible para poder anunciar el Reino de Dios. El Evangelio nos dice que el desprendimiento exigido por Jesús a los tres candidatos a su seguimiento, es radical e inmediato. Se tiene, incluso, la impresión de una cierta dureza de parte de Jesús. Pero todo está puesto bajo el signo de la urgencia. Jesús ha iniciado “el viaje hacia Jerusalén”. Esta “subida” interminable, se encamina decididamente hacia el cumplimiento de su misión. El viaje de Jesús a Jerusalén no es un viaje turístico. El maestro exige a los discípulos la conciencia del riesgo que comparte esa aventura: “la entrega de la propia vida”.

Se diría que Jesús hace todo lo posible para desanimar a los tres que pretenden seguirle a lo largo del camino. Parece que su intención es más la de rechazar que la de atraer, desilusionar más que seducir. En realidad, él no apaga el entusiasmo, sino las falsas ilusiones y los triunfalismos mesiánicos. Los discípulos deben ser conscientes de la dificultad de la empresa, de los sacrificios que comporta y de la gravedad de los compromisos que se asumen con aquella decisión.

Por tanto, «seguir a Jesús en radicalidad» exige: - Disponibilidad para vivir en la inseguridad: “No tener nada, no llevar nada”. - Ruptura con el pasado, con las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales que atan y generan la muerte. - Decisión irrevocable. Nada de vacilaciones, nada de componendas, ninguna concesión a las añoranzas y recuerdos del pasado, el compromiso es total, definitivo, la elección irrevocable.

Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que dejándolo todo se comprometen con la causa del Evangelio y, tomando el arado sin mirar hacia atrás, entregan la propia vida en la construcción de un mundo nuevo donde reine la justicia y la igualdad entre los seres humanos.

 

ORACIÓN

 

Padre de Bondad, queremos  atrevernos a seguirte, aún en medio de adversidades y tribulaciones a las que debemos someternos, pero con la esperanza, que tu siempre nos darás la fuerza necesaria para romper con toda dependencia que nos ata, y abandonar apegos y costumbres y como verdaderos discípulos(as) tuyos seguir caminando con libertad hacia la meta que tu nos propones. Sólo así encontraremos la alegría de vivir en tu servicio y la paz que da el sentirnos libres a través del servicio a nuestros hermanos. Amén.

 

“Acompañar a Cristo en su camino es acompañarlo hasta la cruz, caminando a su ritmo y no al nuestro”

 

 

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