miércoles, 1 de junio de 2022

Lunes 20 de Junio de 2022

 

“LA VIGA EN EL OJO”

 

PRIMERA LECTURA

2REYES 17, 5-8. 13-15a.18

 

“El Señor arrojó de su presencia a Israel, y sólo quedó la tribu de Judá”

 

En aquellos días, Salmanasar, rey de Asiria, invadió el país y asedió a Samaria durante tres años. El año noveno de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaria, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media.

Eso sucedió porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos.  El Señor había advertido a Israel y Judá por medio de los profetas y videntes: "Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos, los profetas."

Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios. Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres, y las advertencias que les hizo.  El Señor se irritó tanto contra Israel que los arrojó de su presencia.  Sólo quedó la tribu de Judá.   Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Después de los grandes reinados de David y de su hijo Salomón, el reino se dividió en el Norte y el Sur, en parte por la manera irreflexiva y temeraria de gobierno que adoptó Roboam, el hijo de Salomón. Entonces el Reino del Sur se llamó Judá mientras que el del Norte conservó el nombre de Israel. Esta división se consumó hacia el año 931 a.C. Hubo reyes y profetas en ambos reinos, aunque con diferencias. Mientras que los reyes de Judá fueron siempre de la casa de David, es decir, descendientes suyos, los del Norte no llegaron a consolidar una dinastía. De hecho su primer rey, Jeroboam fue fruto de una especia de aclamación popular, pero como la opinión pública es cosa variable y como hubo tantos excesos en aquellos reyes, pronto un "golpe de estado" o una derrota militar quitaba a un rey y ponía a otro. La primera lectura de hoy nos presenta el ocaso del turbulento reino del Norte. La codicia asiria asestó el último golpe a los israelitas, que ya no se levantaron más, sino que se disolvieron en un exilio opaco y amargo. También esta primera lectura hace un balance de los hechos desde la perspectiva de la fe: más allá de los errores de cálculo en los gobernantes o de las fallas en la diplomacia o la pericia militar, estamos frente a las consecuencias de una prolongada desobediencia. El destino de la rebeldía frente a Dios es el callejón sin salida de la esterilidad y la muerte. Advertencia que vale también para cada uno de nosotros.

 

SALMO RESPONSORIAL: 59

R./ Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.

 

Oh Dios, nos rechazaste

y rompiste nuestras filas;

estabas airado, pero restáuranos. R.

 

Has sacudido y agrietado el país:

repara sus grietas, que se desmorona.

Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,

dándole a beber un vino de vértigo. R.

 

Tú, oh Dios, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas.

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil.

Con Dios haremos proezas,

él pisoteará a nuestros enemigos. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Aunque el salmista sabe que Dios ha tenido especial predilección por Israel, se lamenta de las derrotas que ha sufrido el pueblo y pide ayuda a Dios. Las promesas de Dios para su pueblo no se refieren en primer lugar al bienestar material. A veces en la adversidad y la aflicción, el pueblo reconoce mejor su dependencia de Dios y la providencia del Señor.  

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 7, 1-5

 

“Sácate primero la viga del ojo”

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano". Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Seguimos leyendo el sermón de la montaña, y sigue Jesús enseñándonos a ser como el Padre Dios nos soñó y como quiere que vivamos. Y por eso, hoy nos habla sobre el no juzgar al hermano. Jesús no sólo quiere que no juzguemos mal, injustamente. Nos invita a no juzgar en absoluto. La comparación que pone es muy plástica: la mota que logramos ver  en el ojo de los demás y la enorme viga que no vemos en el nuestro. Claro que es exagerada, probablemente tomada de un refrán de la época: como era exagerada la diferencia entre los diez mil talentos que le fueron perdonados a un siervo y los pocos denarios que él no supo perdonar. El aviso es claro: “Os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros”, esa puede ser una especie de alerta, y ¡bien sabemos que es verdad!, si nuestra  medida es de rigor exagerado, nos exponemos a que la empleen también contra nosotros,  si nuestra medida es de misericordia, también Dios nos tratará con misericordia. Es lo mismo que afirma aquella petición tan peligrosa del Padrenuestro: “Perdónanos como nosotros perdonamos”.

Tengamos más bien una mirada compasiva que sepa apreciar las virtudes más que los defectos de las personas.

 

ORACIÓN

Amado Dios, como Maestro y Padre que se preocupa por sus hijos e hijas, Tú te vales de nuestras equivocaciones que incluso nos apartan de ti,  para corregirnos y enseñarnos a escuchar tu Palabra y ponerla por obra. Ayúdanos en todo momento a dejarnos guiar por tu, sabia, amorosa y didáctica instrucción, que como hoy nos lleva a mirar sobre todo la viga que tenemos en nuestro ojo antes que la de los demás. Oramos, damos gracias por la vida de Blanca Reina en su cumpleaños y recordamos la vida de María Luisa González que se encuentra en la presencia del Señor. Amén  

 

“Limpiemos nuestros ojos para contemplar el bien en el otro y en la creación”

 

 

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