miércoles, 1 de junio de 2022

Martes 14 de Junio de 2022

 

“AMAR Y PERDONAR, EL GRAN RETO DEL CRISTIANO”

 

PRIMERA LECTURA

1REYES 21, 17-29

 

“Has hecho pecar a Israel”

 

Después de la muerte de Nabot, el Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita: "Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria. Mira, está en la viña de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión. Dile: "Así dice el Señor: '¿Has asesinado, y encima robas?, Por eso, así dice el Señor: 'En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre.""

Ajab dijo a Elías: "¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?" Y Elías repuso: "¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre. Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabal, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. También ha hablado el Señor contra Jezabel: "Los perros la devorarán en el campo de Yezrael. " A los de Ajab que mueran en poblado los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo."

Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Señor reprueba, empujado por su mujer Jezabel. Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas.

En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno.

El Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita: "¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mí, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

La enseñanza, pues, de esta lectura es sencilla, aunque a veces desconcierte nuestras expectativas: Dios ve, Dios conoce. Ve la culpa y ve el arrepentimiento. Sabe de nuestras fallas pero también de lo fácil que es que fallemos; conoce nuestras culpas y nuestra fragilidad. Ve las intenciones torcidas que tratamos de esconderle pero también ese fondo de bondad que persiste en nosotros incluso cuando ya ni creemos que pueda existir.

Elías fue la voz de Dios para Ajab. Su ministerio fue verdaderamente el de un profeta. Si recordamos la historia de Elías, sabemos cuánto odio y cuánta injusticia acumuló el rey Ajab contra Elías, fundamentalmente porque Elías le denunciaba su idolatría y haber torcido la fe del pueblo. Y sin embargo, Elías va más allá de su miedo en plantarse frente a Ajab para denunciarle su crimen; y luego el mismo Elías va más allá de sus propios malos recuerdos y es capaz de tener palabras de indulgencia y comprensión con quien lo ha maltratado tanto. Volvamos a releer las palabras del profeta Elías en la lectura de hoy  como reprocha al rey Ajab el homicidio cometido: «Así dice el Señor: ¿Has asesinado, y encima robas?». Cuánto necesitamos hoy de voces proféticas como la de Elías, Óscar Romero, Pedro Casaldáliga, dispuestos a desenmascarar «lo que el Señor reprueba». Con una fuerte experiencia de Dios, amor al pueblo empobrecido y un corazón lleno de amor no es posible callar las injusticias que se continúan cometiendo. Como cristianos, no podemos acostumbrarnos a la lógica de los sistemas que aplauden los fraudes y condenan a defensores y defensoras de causas justas.

Así hoy esta lectura nos muestra como son los profetas. Los verdaderos profetas y Dios nos llama a imitarlos.  

 

 

SALMO RESPONSORIAL: 50

R. / Misericordia, Señor: hemos pecado.

 

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado. R.

 

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces. R.

 

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

Líbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mío,

y cantará mi lengua tu justicia. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo, es designado tradicionalmente con el nombre de Miserere, es la súplica penitencial por excelencia. El salmista es consciente de su profunda miseria y experimenta la necesidad de una total transformación interior, para no dejarse arrastrar por su tendencia al pecado. Por eso, además de reconocer sus faltas y de implorar el perdón divino, suplica al Señor que lo renueve íntegramente, “creando” en su interior “un corazón puro”.

 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 5, 43-48

 

“Amad a vuestros enemigos”

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestro hermano, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

En el evangelio, Jesús hace un llamado a ir más allá, amando a nuestros enemigos. Comprendemos que amarlos no significa aprobar o justificar sus actos. Se trata de no devolver mal con mal, buscando caminos de justicia y transformación. A esto nos alienta la perfección en Dios: a no cansarnos de hacer el bien y hacerlo con convicción.

Amar al enemigo y orar por quien asume este rol frente a nosotros parece una idea desproporcionada. Incluso algunos han pensado que es sólo una hipérbole, es decir, una exageración. Sin embargo, el amor al enemigo es la consecuencia más clara de la «justicia mayor» que nos exige Jesús. El evangelio nos pide romper los límites que nos imponen la familia, la raza y la cultura para trascender en ese amor universal. Un amor universal que no supera los lazos de la sangre, del idioma o de la nación sólo es una vaga idea, pero no una manifestación del Reino. El amor a los enemigos es una invitación a experimentar el amor con el que Dios nos ama. Es decir, un amor completamente centrado en el otro. A pesar del alcance de este amor, el evangelio también nos recuerda que ese amor no puede renunciar a las exigencias de justicia, verdad y respeto. Amar al enemigo es, también, ayudarle a encontrar un camino de diálogo y de maduración humana, porque amar al enemigo no es lo mismo que tolerar el abuso y la iniquidad.

 

ORACIÓN

¡Qué hermoso eres Señor! Perdonas y nos ayudas a restituir los errores que cometimos pero también nos enseñas algo que es difícil de comprender: ¿Amar a los enemigos? Por eso nos dices que vivamos en comunión con tu Espíritu Santo, que nos da la luz y los dones para poder amar sin medida. Ayúdanos para que logremos asumir este don como tus discípulos(as) que somos. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Arturo Díaz en su cumpleaños. Amén

 

“El amor verdadero y transformante nos lo trae Cristo y Él nos pide que no lo detengamos, sino que pase a través de nosotros para que toque y construya el bien en otras personas”

 

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