“DIOS PADRE TRABAJA SIEMPRE”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 49,8-15
“Te he constituído alianza del pueblo, para restaurar el país”
Así dice el Señor: "En tiempo de gracia te he respondido, en día
propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo,
para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los
cautivos: "Salid", a los que están en tinieblas: "Venid a la
luz." Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas;
no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los
conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis montes en
caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del
norte y del poniente, y los otros del país de Sin. Exulta, cielo; alégrate,
tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se
compadece de los desamparados. Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi
dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura,
no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no
te olvidaré." Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Hay dos palabras que tienen
una gran relación, y esas dos están en las lecturas de hoy: la primera es la
palabra "restaurar", y la segunda, "resucitar". Restaurar
es volver a su hermosura original, a su vigor primero, aquello que había
decaído. De esto nos habla Isaías en el capítulo cuarenta y nueve, que es
la primera lectura de hoy. Dios va a restaurar a su pueblo, y esto es una
noticia de alegría y es el fruto de la compasión de Dios. Dios restaura a su
pueblo.
Veamos también como hoy hemos leído uno de los pasajes más bellos del
Antiguo Testamento. Dios declara y describe su amor tomando la tierna imagen
del amor de una madre. Descubramos en este solo hecho cuánto se equivocan los
que nos han dicho que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios que sólo sabe
de guerras, iras, castigos y justicia implacable. La realidad es muy
distinta: Dios declaró su amor desde antiguo y no lo ocultó a nuestros padres
en la fe. ¿Por qué entonces no aceptaron ellos ese plan? ¿Por qué fue entonces
necesaria la venida del Mesías y su dolorosa pasión? Y la gran novedad
del Nuevo Testamento no es que Dios nos hable de su amor sino que infunda ese
mismo amor en nosotros a través del Don de su Espíritu. Sólo por el dolor
de amor de Cristo, ofrecido en reparación de nuestras culpas, hay una grieta
por la que ha podido entrar con ímpetu maravilloso el Espíritu de Dios para
decir, en el secreto de nuestro corazón que sí, que es verdad, que nos ama.
SALMO RESPONSORIAL: 144
R. /El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo expresa la
profesión de fe en el verdadero Dios e invocación implorando las bendiciones de
Dios sobre el pueblo. Es necesario proclamar nuestra fe en el verdadero Dios
frente a los ídolos modernos (la riqueza, el poder, el placer, la fama…). En la
persona de Cristo Dios nos ha bendecido con toda clase de bienes
espirituales.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 5,17-30
“Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también
el Hijo da vida a los que quiere”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando,
y yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo:
porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo,
haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro:
El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que
hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le
muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro
asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también
el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha
confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran
al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo
aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y
no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os
aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del
Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone
de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado
potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene
la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho
el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una
resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo,
juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del
que me envió. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
La palabra misericordia, “amor entrañable” (en
hebreo rahamin) tiene como raíz
la palabra rehem, traducida
como “útero” o “entrañas maternas”. Dios mismo en toda su maternidad:
compasión, cuidado entrañable, consuelo, amor maternal. Dios, a quien
reconocemos como Padre, necesita también ser experimentado por la comunidad
creyente con rasgos femeninos, como Madre que desde sus entrañas gesta vida
nueva y esperanza. Jesús nos lo describe con expresiones atípicas, amor casi
maternal, dando vida y guiando a sus hijos e hijas con especial ternura. Y nos
muestra su total identificación con la divinidad, efectiva y afectivamente; por
eso es capaz de abrazar a toda persona sin distinción ni discriminación,
especialmente a las mujeres, ofreciéndoles lugar, dignidad, bendición y un
proyecto que las dignifica: el Reino. Una invitación a entrar en la novedad del
encuentro con el Dios de Jesús que no juzga, sino que regala Vida Nueva.
Tenemos como principal tarea el anuncio de la misericordia y la ternura del
Dios “Padre–Madre”. Reflexionemos: ¿Cómo es la experiencia que hemos tenido de
Dios?
ORACIÓN
Señor Jesús, un día nos llamaste a seguirte y aceptamos, desde entonces
te convertiste en nuestro Señor y Salvador. Nos rescataste de la fosa fatal y
del fango cenagoso en el que el mundo nos hundía. Ahora sabemos que Tú eres el
Camino, la Verdad y la Vida; y dónde Tú estés, también queremos
estar. Amén
“En este camino cuaresmal vamos descubriendo
nuestras cadenas y a Cristo como el único capaz de romperlas, devolviéndonos nuestra
dignidad de hijos de Dios”
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