martes, 1 de marzo de 2022

Miércoles 30 de Marzo de 2022

 

“DIOS PADRE TRABAJA SIEMPRE”

 

PRIMERA LECTURA

ISAÍAS 49,8-15

 

“Te he constituído alianza del pueblo, para restaurar el país”

 

Así dice el Señor: "En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: "Salid", a los que están en tinieblas: "Venid a la luz." Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del norte y del poniente, y los otros del país de Sin. Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados. Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré." Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

Hay dos palabras que tienen una gran relación, y esas dos están en las lecturas de hoy: la primera es la palabra "restaurar", y la segunda, "resucitar". Restaurar es volver a su hermosura original, a su vigor primero, aquello que había decaído.  De esto nos habla Isaías en el capítulo cuarenta y nueve, que es la primera lectura de hoy. Dios va a restaurar a su pueblo, y esto es una noticia de alegría y es el fruto de la compasión de Dios. Dios restaura a su pueblo.

Veamos también como hoy hemos leído uno de los pasajes más bellos del Antiguo Testamento. Dios declara y describe su amor tomando la tierna imagen del amor de una madre. Descubramos en este solo hecho cuánto se equivocan los que nos han dicho que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios que sólo sabe de guerras, iras, castigos y justicia implacable.  La realidad es muy distinta: Dios declaró su amor desde antiguo y no lo ocultó a nuestros padres en la fe. ¿Por qué entonces no aceptaron ellos ese plan? ¿Por qué fue entonces necesaria la venida del Mesías y su dolorosa pasión?  Y la gran novedad del Nuevo Testamento no es que Dios nos hable de su amor sino que infunda ese mismo amor en nosotros a través del Don de su Espíritu.  Sólo por el dolor de amor de Cristo, ofrecido en reparación de nuestras culpas, hay una grieta por la que ha podido entrar con ímpetu maravilloso el Espíritu de Dios para decir, en el secreto de nuestro corazón que sí, que es verdad, que nos ama.

 

SALMO RESPONSORIAL: 144

R. /El Señor es clemente y misericordioso.

 

El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos

es cariñoso con todas sus criaturas. R.

 

El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R.

 

El Señor es justo en todos sus caminos,

es bondadoso en todas sus acciones;

cerca está el Señor de los que lo invocan,

de los que lo invocan sinceramente. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo expresa la profesión de fe en el verdadero Dios e invocación implorando las bendiciones de Dios sobre el pueblo. Es necesario proclamar nuestra fe en el verdadero Dios frente a los ídolos modernos (la riqueza, el poder, el placer, la fama…). En la persona de Cristo Dios nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales. 

 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 5,17-30

 

“Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere”

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.  Palabra del Señor

 

REFLEXIÓN

La palabra misericordia, “amor entrañable” (en hebreo rahamin) tiene como raíz la palabra rehem, traducida como “útero” o “entrañas maternas”. Dios mismo en toda su maternidad: compasión, cuidado entrañable, consuelo, amor maternal. Dios, a quien reconocemos como Padre, necesita también ser experimentado por la comunidad creyente con rasgos femeninos, como Madre que desde sus entrañas gesta vida nueva y esperanza. Jesús nos lo describe con expresiones atípicas, amor casi maternal, dando vida y guiando a sus hijos e hijas con especial ternura. Y nos muestra su total identificación con la divinidad, efectiva y afectivamente; por eso es capaz de abrazar a toda persona sin distinción ni discriminación, especialmente a las mujeres, ofreciéndoles lugar, dignidad, bendición y un proyecto que las dignifica: el Reino. Una invitación a entrar en la novedad del encuentro con el Dios de Jesús que no juzga, sino que regala Vida Nueva. Tenemos como principal tarea el anuncio de la misericordia y la ternura del Dios “Padre–Madre”. Reflexionemos: ¿Cómo es la experiencia que hemos tenido de Dios?

 

ORACIÓN

Señor Jesús, un día nos llamaste a seguirte y aceptamos, desde entonces te convertiste en nuestro Señor y Salvador. Nos rescataste de la fosa fatal y del fango cenagoso en el que el mundo nos hundía. Ahora sabemos que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida; y dónde Tú estés,  también queremos  estar. Amén

 

“En este camino cuaresmal vamos descubriendo nuestras cadenas y a Cristo como el único capaz de romperlas, devolviéndonos nuestra dignidad de hijos de Dios”

 

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