martes, 1 de febrero de 2022

Viernes 11 de Febrero de 2022

 

“HABITADOS POR EL PODER DE LA PALABRA”

 

PRIMERA LECTURA

1REYES 11,29-32.12,19

 “Se independizó Israel de la casa de David”       

Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán: "Coge diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel.""

Así fue como se independizó Israel de la casa de David hasta hoy. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

La lectura de hoy es en realidad el epílogo amargo de una historia que parecía merecer otro final. Después de la calidad de amor y oración que hemos visto brotar del corazón de David; después de la magnificencia del reinado de Salomón lo único que nos encontramos hoy es una escena desabrida y la música destemplada del cisma. Jeroboam viene a ser un oportunista aquí, y su oportunidad ha llegado para alzarse con el trono del que será el Reino del Norte.

Para ser justos hay que reconocer que Jeroboam no fue el que creó esa división entre las diez tribus del Norte y las dos del Sur. Más bien los historiadores tienden a decir hoy que incluso antes de llegar a Egipto, los antiguos hebreos, lo que la Biblia presenta como la familia de Jacob, ya tenía esa tensión, de modo que el desierto y la lucha contra los enemigos comunes, los filisteos, en realidad vinieron a servir como de frenos a las divisiones internas. Paradójicamente, una vez consolidada una nación, cuando ya la amenaza exterior disminuía su importancia, resurgió el recelo  y los del Norte buscaron pretextos para su añorada independencia.

 

No hay que negar lo razonable de estas hipótesis de historiadores pero la enseñanza fundamental no viene de esa clase de datos, a pesar de lo interesantes que son. De todo esto podemos aprender que las codicias, y en general los pecados, nunca mueren mientras estemos en esta vida y que todos nuestros actos siempre tendrán consecuencias.

 

SALMO RESPONSORIAL: 80

R. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.

 

No tendrás un dios extraño,

no adorarás un dios extranjero;

yo soy el Señor, Dios tuyo,

que te saqué del país de Egipto. R.

 

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,

Israel no quiso obedecer:

los entregué a su corazón obstinado,

para que anduviesen según sus antojos. R.

 

¡Ojalá me escuchase mi pueblo

y caminase Israel por mi camino!:

en un momento humillaría a sus enemigos

y volvería mi mano contra sus adversarios. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

El salmista invita al pueblo a celebrar una fiesta y a recordar las lecciones de la historia, para poder obtener las bendiciones de Dios. La fiesta cristiana también es un recuerdo de la historia de liberación y una constante invitación a ser fieles a Dios.

 

LECTURA DEL EVANGELIO   

MARCOS 7,31-37

“Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "Effetá", esto es: "Ábrete". Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En el evangelio de hoy, Jesús cura a un sordomudo simbolizando a quienes se cierran al proyecto de Dios, haciéndose sordos para no escucharlo y mudos para no anunciarlo. Jesús sabe que no es suficiente con la imposición de manos; llevándolo aparte, necesita tocar lo atrofiado. Es necesaria la toma de distancia de la comodidad, de la indiferencia, para escuchar la voz de Dios y anunciar esas buenas noticias de liberación. La indiferencia y el silencio de muchos frente a estructuras de muerte son mayores que los esfuerzos de quienes alzan su voz contra las injusticias. El mismo Jesús que «hizo oír a los sordos y hablar a los mudos» hoy reclama el silencio de muchos cristianos y la poca capacidad que tienen de involucrarse en compromisos comunitarios transformadores. Como creyentes no podemos caer en la cultura de la exclusión. Como Jesús, debemos salir al encuentro de quienes necesitan ser liberados. ¿Escuchamos la voz de Dios en el clamor de los empobrecidos? ¿Qué acciones concretas acompañan nuestra respuesta a Dios?

ORACIÓN

Señor,  este mundo esta tan apartado de tu proyecto y tergiversando los valores del Reino, que si no nos dejamos impregnar de tu Palabra que nos indica la manera adecuada de obrar, pensar y sentir, nos perderemos en el camino. Señor te queremos dar gracias,  porque sabemos que estás dispuesto a sanar nuestra vida, nuestras sorderas, nuestras cegueras, porque quieres restaurarnos, te pedimos que no  dejes que nos absorba lo vano del mundo, sino que te escuchemos, te vivamos y te proclamemos. Amén 

 “Cristo abre nuestros oídos para que podamos escucharlo y nuestra boca para que podamos proclamarlo”

 

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