martes, 1 de febrero de 2022

Lunes 21 de Febrero de 2022

 

 “BUSCAR LA VERDADERA SABIDURÍA, UN DEBER COMO CRISTIANOS”

 

PRIMERA LECTURA

SANTIAGO 3,13-18

 

“Si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos”

 

Queridos hermanos: ¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduría no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Los acontecimientos científicos que vive nuestro tiempo nos proveen de un ejemplo elocuente de la diferencia entre conocimiento y sabiduría. Podemos amontonar conocimientos como para clonar seres humanos, pero ¿es eso sabio? ¿Adónde nos conduce? ¿Qué hará de la especie humana el concepto de utilizar un embrión para hacer repuestos que curen la enfermedad de otro ser humano? Santiago da unos criterios de lo que es verdadera sabiduría: "intachable, pero además pacífica, tolerante, conciliadora, compasiva, fecunda, imparcial y sincera." El desenlace de esta sabiduría es vida, paz, salvación. Su raíz no está en la rivalidad ni en la ambición. Logra lo que quiere y no tiene que quitárselo a nadie, porque lo produce desde sí misma. Esta es la clase de conocimiento que Cristo trajo al mundo y que los que son de Cristo saben testificar con sus vidas. 

 

SALMO RESPONSORIAL: 18

R. / Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

 

 

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.

 

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.

 

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.

 

Que te agraden las palabras de mi boca,

y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,

Señor, roca mía, redentor mío. R. 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MARCOS 9,14-29

 

“Tengo fe, pero dudo, ayúdame”

 

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: "¿De qué discutís?" Uno le contestó: "Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces." Él les contestó: "¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?" Contestó él: "Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos." Jesús replicó: "¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe." Entonces el padre del muchacho gritó: "Tengo fe, pero dudo; ayúdame." Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él." Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: "¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?" Él les respondió: "Esta especie sólo puede salir con oración." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN 

 

La tentación más frecuente de las personas religiosas es la falta de fe. El evangelio nos habla de la falta de fe en la fuerza del evangelio que afecta a los escribas y a los discípulos de Jesús. Para los letrados o escribas, que eran profesionales de la interpretación jurídica de la Biblia, la fe se confunde con mucha frecuencia con la coherencia teórica de sus doctrinas. Bastaba con que sus interpretaciones de la Ley se mantuvieran dentro de los límites fijados por sus maestros para darse por bien servidos. Los discípulos de Jesús se contentaban con intentar cambiar las cosas, pero sin comprometerse realmente. Lo que Jesús propone es que hagamos de la fe una fuerza capaz de cambiar la realidad; en particular la realidad de la miseria, opresión y enfermedad que con frecuencia cerca la vida de las personas y les impide vivir en plenitud, como “Dios manda”.

 

Miremos el clamor y grito del padre del muchacho  "Tengo fe, pero dudo; ayúdame." Esta oración del padre que nos presenta este evangelio es modelo y ejemplo del Dios que se hace cercano y se compadece. La vida cristiana nace, se desarrolla y se consolida en una fe humilde pero decidida. Podríamos preguntarnos: ¿Quién puede presumir de creer lo suficiente? ¿Quién habrá que no necesite purificar su fe y confiar más en Dios, poniendo en práctica aquello que dice creer? Nos recuerda Jesús: «Todo es posible para quien cree», aludiendo a quienes dudan de la intervención de Dios en la historia humana. Siempre es saludable recordar de qué nos ha liberado Dios a cada uno de nosotros. No se trata de acciones mágicas o poderes humanos especiales sino de gestos sanadores y dignificantes. Por eso Jesús increpa a la muchedumbre, llamándola: “gente sin fe”. Indirectamente se lo dice a los discípulos, recordándoles la importancia de la oración.  Jesús también nos quiere orantes y empujarnos a hacer de nuestra fe una fuerza de transformación. Procuremos hacer de nuestra oración una experiencia liberadora y sanadora. ¿Acaso de verdad oramos  para enfrentar con sabiduría y valentía las adversidades de cada día?

 

ORACIÓN 

Padre misericordioso, tu que nos has enseñado el gran valor de la compasión, la caridad y la misericordia, y hoy sobre todo de la fe, ayúdanos a descubrir que la verdadera felicidad consiste en ponernos al servicio de nuestros hermanos, poniendo nuestras necesidades  en segundo lugar. También te queremos pedir que aumentes nuestra fe, que seamos fieles orantes y lo hagamos sin dudar. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Nubia Forero en su cumpleaños. Amén

 

“La fe abre puertas maravillosas, pero cuando esa fe parece que se hunde necesitamos una especie de fe de segundo grado, que es la fe que Dios  puede darnos, es el empuje del Señor.”

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