“LA
CREATIVIDAD DE LA GENTE PERVERSA”
PRIMERA
LECTURA
AMÓS
8, 4-7
“Contra los que "compran por dinero
al pobre"
Escuchad esto,
los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: "¿Cuándo
pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el
grano?" Disminuís la medida,
aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre,
al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura
el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El profeta Amós
nos ubica en el contexto de la cuarta visión y su interpretación, que va contra
los defraudadores y explotadores. El profeta, en todo su libro, nos presenta
cinco visiones sobre el destino del pueblo de Israel (7,1 – 9,10). El mensaje
de Amós estaba dirigido principalmente al reino del norte, Israel, pero también
menciona a Judá (el reino del sur) y a las naciones vecinas de Israel (sus
enemigas): Siria, Filistea, Tiro, Edom, Amón, Moab. La razón del juicio: la
codicia de los ricos. Amós grita y denuncia: Escuchen esto los que pisotean al
pobre y quieren arruinar a los humildes de la tierra. El profeta, al hacer sus
juicios y lanzar sus amenazas, da los motivos y hace las denuncias por las
cuales serán castigados y corregidos. Denuncias contra las casas ostentosas,
fruto de la opresión a los pobres y débiles. Y esto por no cumplir con la
justicia en el trabajo y en el comercio. Engañan y roban en las balanzas
fraudulentas, en los precios y salarios. También hay juicios contra un culto
exterior que quiere encubrir toda esa injusticia con sacrificios, ofrendas y
cantos, que así no son gratos a Dios. Al tema del fraude, tan presente en esta
cuarta visión, le sigue el juramento divino y el castigo.
Este
texto profético de Amós contra la
explotación humana también necesitamos
ampliarlo a la explotación de la naturaleza.
Es verdad que entonces no se escuchaba tan fuerte como hoy «el grito de
la Tierra», los síntomas de la crisis ecológica, y se pensaba que el grito sólo
era de los pobres... Hoy necesitamos ampliar esa queja profética; queremos
abarcar en ella no sólo la explotación de los pobres, sino también la
explotación de la naturaleza, las selvas mutiladas, los bosques calcinados, los
ríos contaminados, las montañas horadadas, los animales acorralados en su
hábitat invadido,... No es una ampliación indebida; prolonga simplemente los
mismos argumentos de justicia y de utopía del profeta. Hoy Amós se sumaría al
reconocimiento del grito de la Tierra, desde su misma conciencia profética.
SALMO
RESPONSORIAL: 112
R. / Alabad al Señor, que alza al pobre.
Alabad,
siervos del Señor,
alabad
el nombre del Señor.
Bendito
sea el nombre del Señor,
ahora
y por siempre. R.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su
gloria sobre los cielos.
¿Quién
como el Señor, Dios nuestro,
que
se eleva en su trono
y
se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R.
Levanta
del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
sentarlo con los príncipes,
los
príncipes de su pueblo. R.
OREMOS
CON EL SALMO
SEGUNDA
LECTURA
1TIMOTEO 2, 1-8
“Que se hagan oraciones por todos los
hombres a Dios, que quiere que todos se salven”
Querido
hermano: Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias,
súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos
los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible,
con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro
Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre
Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por
todos: este es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como
anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los gentiles en fe
y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando
las manos limpias de ira y divisiones. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
apóstol Pablo nos llama a orar y a orar en serio. Pablo recomienda a Timoteo y
a su comunidad hacer una oración universal: “rogar por todos los hombres, por
los reyes y por todos los que están en el mundo”, pues “Dios quieren que todos
se salven” y lleguen al conocimiento de la verdad. Además hay que pedir el don
maravilloso de la paz: “que podamos llevar una vida tranquila y apacible”.
Generalmente
nuestra oración se centra en nosotros, nuestra familia, nuestro trabajo,
nuestros problemas. Pero debemos que permitir al Espíritu Santo que nos lleve
más allá de nuestros límites personales y nos haga orantes universales. Pedir a
Dios por los demás, por el mundo, por la Iglesia, es una actitud fundamental de
nuestra fe que nos debe caracterizar y nos convierte en intercesores de nuestro
hermanos, de nuestra realidad, ante el dueño de la vida.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 16, 1-13
“No podéis
servir a Dios y al dinero”
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador, y le
llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo:
"¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión,
porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué
voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas;
mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de
la administración, encuentre quien me reciba en su casa. " Fue llamando
uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi
amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo:
"Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto
debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo:
"Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al
administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los
hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo
os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os
reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo
importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo
importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os
confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro,
quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso
del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Esta parábola
–no siempre bien interpretada– va dirigida a los fariseos que son amigos del
dinero, su verdadero Dios. Representa, como tantas otras, un caso extremo: un
hombre que está a punto de ser despedido de su trabajo y que necesita actuar
urgentemente para garantizarse el futuro, antes de quedarse sin empleo. Para
ello plantea una estrategia. Acusado de derrochar los bienes de su amo (16,1),
causa por la que se va a quedar sin trabajo, decide rebajar la cantidad de la
deuda de cada uno de los acreedores de su amo, renunciando a la comisión que le
pertenece como administrador. Es sabido que los administradores no recibían en
Palestina un sueldo por su gestión, sino que vivían de la comisión que
cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los acreedores. La
actuación de administrador debe entenderse así: el que debía cien barriles de
aceite había recibido prestados cincuenta nada más, los otros cincuenta eran la
comisión correspondiente a la que el administrador renuncia con tal de
granjearse amigos para el futuro. Renunciando a su comisión, el administrador
no lesiona en nada los intereses de su amo. De ahí que el amo lo felicite por
saber garantizarse el futuro dando el “injusto dinero” a sus acreedores.
El amo alaba la
estrategia de aquel “administrador de lo injusto”, calificativo que se da en el
evangelio de Lucas al dinero, pues, en cuanto acumulado, procede de injusticia
o lleva a ella.
Para Lucas, todo
dinero es injusto. Ahora bien: si uno lo usa –desprendiéndose de él– para
"ganarse amigos", hace una buena inversión no en términos bursátiles,
ni bancarios, sino en términos humanos cristianos. El injusto dinero, como
encarnación de la escala de valores de la sociedad civil, sirve de piedra de
toque para ensayar la disponibilidad del discípulo a poner al servicio de los
demás lo que de hecho no es suyo, sino que se lo ha apropiado en detrimento de
los desposeídos y marginados. El “injusto dinero” es calificado en la
conclusión de la parábola como "lo de nada" y "lo ajeno",
en cuanto opuesto a "lo que vale de veras, lo importante, lo vuestro”. Y
“lo que vale de veras” no es el don del dinero, sino el del Espíritu de Dios
que comunica vida a los suyos (“cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu
Santo a los que se lo piden”, Lc 11,13). Eso sí, para recibir el Espíritu (que
es comunicación de la vida de Dios que potencia al hombre) se requiere el
desprendimiento y la generosidad hacia los demás (11,34-36).
La parábola
termina con esta frase lapidaria: “No pueden servir a Dios y al dinero”. La
piedra de toque de nuestro amor a Dios es la renuncia al dinero. El amor al
dinero es una idolatría. Hay que optar entre dos señores: no hay término medio.
El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo, la sociedad, donde los
discípulos de Jesús tienen que compartir lo que poseen con los que no lo tienen,
con los oprimidos y desposeídos, los desheredados de la tierra. El afán de dinero es la frontera que divide el
mundo en dos; es la barrera que nos separa de los otros y hace que el mundo
esté organizado en clases antagónicas: ricos y pobres, opresores y oprimidos;
el ansia de dinero es el enemigo número uno que imposibilita que el mundo sea
una familia unida donde todos se sienten a la mesa de la vida. Por eso el
discípulo, para garantizarse el futuro, debe estar dispuesto en el presente a
renunciar al dinero que lleva a la injusticia y hace imposible la fraternidad.
ORACIÓN
Señor tu Palabra
nos cuestiona seriamente sobre todas nuestras relaciones con las demás
personas, especialmente con las más desposeídas. Te pedimos que nos ayudes a
actuar con justicia, equidad y verdad, con generosidad y desprendimiento de
los bienes materiales; comprometidos en la defensa de los derechos de las
personas más necesitadas, buscando siempre
hacer el bien, buscando lo mejor para aquellas que estén más cerca nuestro y
las que encontremos por el camino. Amén.
“El mal es detestable y nunca puede esconderse de los ojos de Dios”
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