viernes, 1 de febrero de 2019

Jueves 28 de Febrero de 2019


“LA RELACIÓN CON LOS PEQUEÑOS Y EXCLUIDOS”

PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO  5,1-10

“No tardes en volverte al Señor”

No confíes en tus riquezas ni digas: "Soy poderoso"; no confíes en tus fuerzas para seguir tus caprichos; no sigas tus antojos y codicias ni camines según tus pasiones. No digas: "¿Quién me podrá?", porque el Señor te exigirá cuentas; no digas: "He pecado, y nada malo me ha sucedido", porque él es un Dios paciente; no digas: "El Señor es compasivo y borrará todas mis culpas." No te fíes de su perdón para añadir culpas a culpas, pensando: "Es grande su compasión, y perdonará mis muchas culpas"; porque tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados. No tardes en volverte a él ni des largas de un día para otro; porque su furor brota de repente, y el día de la venganza perecerás. No confíes en riquezas injustas, que no te servirán el día de la ira. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La lectura del libro Eclesiástico está llena de recomendaciones, que las podemos sintetizar en lo que responderemos en el Salmohoy: una invitación a poner nuestra confianza sólo en el Señor, a no fiarnos ni de la riqueza, ni del poder, ni de las virtudes pasadas.
Muchas veces cuando nuestras vidas atraviesan por males, es cuando se acercan y se aferran a los verdaderos bienes. Es difícil, a veces, entender lo frágiles y lo pasajeras que son las amistades humanas cuando abundan, pero cuando de pronto sucede alguna traición, cuando de pronto nos quedamos solos, entonces descubrimos dónde se encuentra la verdadera amistad.
Es difícil no apegarse a las riquezas cuando abundan, pero si llegan a faltar en esta ruleta de los juegos de la economía, en ese momento comprendemos cuál es el verdadero bien.
Y lo mismo se podría decir del poder: tener alguna influencia nos rodea de estimación, y es difícil para el que tiene ese poder saber cuáles son los verdaderos y cuáles son los falsos amigos. El pobre, en cambio, sólo tiene buenos amigos; el enfermo sólo tiene fieles amigos; el que nada puede, ése es el que tiene sinceros y leales amigos.

Y para terminar veamos cómo tres actitudes reciben fuerte crítica en el texto:  la arrogancia, el cinismo y la negligencia. Arrogancia, es decir: "Yo a nadie me someto". Es hacerse ley al propio gusto y creerse absoluto. Esta actitud insensata suele ir asociada con la abundancia de riquezas: "con ellas todo lo tengo" (Sir 5,1). El Cinismo, es decir: "he pecado y nada me ha sucedido" (Sir 5,4). Lo más trágico del cínico es que hace una muralla de ceguera con sus propias palabras y así termina por convertir en desgracia suya lo que era ternura y paciencia de su Dios. Negligencia es "amontonar pecado tras pecado, diciendo: su misericordia es grande y él perdonará todas mis culpas" (Sir 5,5). Utilizando a Dios contra Dios, arguyendo su propia paciencia para arrojar en su rostro nuevas y peores faltas, pretendiendo que somos dueños de nuestro tiempo y que podremos siempre decidir nuestra suerte.

SALMO RESPONSORIAL: 1
R./Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo, introducción a todo el salterio, proclama la dicha de seguir fielmente la voluntad de Dios, manifestada para el israelita en la Ley. Se contrapone a la suerte que tendrán los que siguen el camino opuesto. Jesús también proclama dichosos a los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. Seguir “el buen camino” es seguir a Jesús, camino, verdad y vida.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 9,41-50

“Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Seguir a Jesús implica total coherencia con su palabra y su proyecto. Ese es el mensaje central del texto de hoy, el Maestro enseña que escandalizar, oprimir o excluir a uno de los más pequeños es una falta grave contra el evangelio, pues de los pobres es el Reino de Dios. Las sentencias de Jesús sobre la mano, pie u ojo no deben ser tomadas de forma literal, su sentido es la radicalidad y la coherencia de vida y testimonio que implican a quienes optan por el proyecto de Jesús. En esta perspectiva, a Jesús no se le puede seguir a medias tintas, siempre implica riesgos y consecuencias. Si el discípulo no quiere arder en el fuego, debe ser salado con otro fuego, es decir, con el Espíritu. Debe estar entregado a la causa del reino, su vida debe ser pasión por reino. En definitiva, vivir en sintonía la utopía de la paz y de la justicia para todos. Pero, ¿nuestra vida es coherente con ese proyecto de Jesús, nuestra vida refleja paz?

ORACIÓN
Señor hoy queremos pedirte perdón por todas aquellas actitudes que hemos tenido y que han sido piedra de tropiezo para los que nos rodean, libéranos de tantas cosas que nos atan al mundo, reconocemos que tu amor y tu misericordia son infinitamente grandes; que tu Espíritu nos guíe y siga transformando nuestra vida. Amén.

“No nos dejemos contagiar por criterios y antivalores del mundo, que nos hacen prepotentes y excluyentes”


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