viernes, 1 de febrero de 2019

Sábado 02 de Febrero de 2019

Presentación del Señor

“TODOS(AS) PODEMOS CONTEMPLAR AL MESÍAS”


PRIMERA LECTURA
MALAQUÍAS 3,1-4

“Entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis”

Así dice el Señor: "Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar -dice el Señor de los ejércitos-. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Malaquías, como tantos otros profetas del Señor, hasta Juan Bautista inclusive, anunció un Día descrito con vigorosos y turbadores trazos. Un Día con D mayúscula en el que no quedaba claro quién podría resistir y quién no. El Día de refinar los corazones y hacer aparecer la verdad de cada uno frente a Dios. Para ese Día, anuncia este profeta, el Señor entrará en su santuario. Y el Señor entró en su Santuario. Es lo que celebramos hoy: Jesús entra en el templo. Y sin embargo, su entrada es humilde y reconocida sólo por unos cuantos humildes. Aparentemente una contradicción con el mensaje tremendo que venía de los profetas: se anunciaba fuego y llegó calidez; se anunciaba juicio y llegó salvación; se anunciaba temor y llegó mansedumbre. ¿Por qué?  Antes de intentar una respuesta, estaremos de acuerdo en un punto: cuánto hemos ganado con estos cambios. ¡Cuán preferibles y saludables son para nosotros esa calidez, esa mansedumbre y esa salvación! Bien está el anuncio del juicio que despierta la conciencia, pero mejor es el evangelio de la conversión y aquello de "no ha venido por los justos sino por los pecadores".
 Sin embargo, sería miope quedarnos sólo con lo que nos "conviene". Toda la ternura de Cristo es también toda la manifestación de un amor que ya no permite mentir; un amor frente al cual tendremos que comparecer sin posibilidad de decir: "no entendí..."; "me asusté..."; "me distraje...". La absoluta generosidad de Dios significa la absoluta verdad del encuentro con Él.

SALMO RESPONSORIAL: 23
R. / El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R.

OREMOS CON EL SALMO
Después de enunciar las condiciones morales para que el culto a Dios tenga sentido, se dramatiza la entrada de Dios, Rey de la gloria, en el templo. En la liturgia se aplica este salmo en la entrada de Cristo al santuario celestial, a su glorificación definitiva. De Él también se puede decir que es el Rey de la gloria.
SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 2,14-18

Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaba la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La carta a los Hebreos, en esta fiesta, nos presenta el discurso sacerdotal; un texto lleno de fuerza sobre la persona de Jesús, como servidor (Sacerdote), Sumo y Eterno de Dios.  Pero lo interesante es que desde este sacerdocio o servicio nos hermana a nosotros y nos eleva a la dignidad sacerdotal por participar en nuestra carne y en nuestra sangre, y nos lleva a vivir en la presencia del Dios Vivo asumiendo el sufrimiento de nuestro ser y purificando nuestra humanidad. En esta lectura se resalta la estrecha solidaridad que une a Cristo con los seres humanos, compartiendo nuestras debilidades y dolores, y asumiendo también nuestra muerte, como cada ser humano tiene que hacerlo; pero al morir Jesús cambia el sentido de ésta: convierte la muerte en instrumento no de condenación sino de redención. Tan solidario con nuestro ser de mujeres y hombres que no nos puede ser extraño verlo llevado por su padre y su madre a cumplir con la tradición judía de la presentación en el templo, y en la consagración al Señor y ofreciendo su propio sacrificio.       

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."  Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación del Señor, también la Fiesta de las Candelas. La presentación del pequeño Jesús en el templo de Jerusalén para la purificación de la madre y ofrecimiento del primogénito a Dios, está rodeada de un gran simbolismo. En primer lugar el Templo, el portentoso Templo símbolo del poder de Dios, lugar de la presencia divina, punto de encuentro y de identidad nacional. Tórtolas y pichones eran la ofrenda de los pobres que no tenían medios económicos para ofrecer novillos o corderos. Simeón y Ana, dos viejos con fe, que a pesar de las evidencias mantienen firme sus esperanzas en la venida del Mesías, del ungido y enviado de Dios para liberar al pueblo de Israel de toda clase de opresión. Qué tiempo tan luminoso. Por eso, hoy celebramos la "fiesta de las candelas", la Candelaria. Razón por la cual, Jesús es presentado como luz que alumbra a toda la humanidad. Jesús, será “luz para alumbrar a todas las naciones, presentado a todos los pueblos”. Así, la salvación queda conectada al pasado de Israel, pero abierta universalmente a todos los pueblos y naciones del universo y de la historia. Jesús es luz que disipará las tinieblas de todo el mundo. Por eso esta celebración está llena de simbolismo, de belleza, de iluminación. – Dejemos que la luz de Cristo nos invada a todos. Que nuestras comunidades sean también focos de irradiación de la luz de la Buena Noticia de la liberación. ¿Y preguntémonos somos cristianos de la luz…?

ORACIÓN

Oh Señor Nuestro, como no darte infinitas gracias al poder vivenciarte a través de tu Palabra y comprender que te hiciste humano para enseñarnos el sentido liberador del amor, el servicio y la entrega. Ayúdanos por favor a contemplarte día a día a través de tu mensaje para poder ser  personas abiertas al crecimiento espiritual, que transmite tu Evangelio en verbo y no en sustantivo, a ser cristianos de luz reflejo de ti y tu Reino. Amén.


“Para reconocer y acoger al Señor hay que ser hombres y mujeres de fe, esperanza, justos, piadosos, orantes y servidores a su causa” 

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