Santiago, apóstol
“HUMILDAD Y SERVICIO GENEROSO”
PRIMERA
LECTURA
2 CORINTIOS 4,7-15
“Llevamos en el
cuerpo la muerte de Jesús”
Hermanos:
Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que
una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos
aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no
desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan;
en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús,
para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras
vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús;
para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así,
la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.
Teniendo
el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: "Creí, por eso
hablé", también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien
resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con
vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será
el agradecimiento, para gloria de Dios.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo
nos ofrece en esta segunda lectura, toda una teología sobre el servicio y
ministerio de la Palabra. Es un apóstol que habla desde su propia experiencia,
desde una vida íntimamente relacionada con Cristo y consagrada por entero a
predicar al Mesías Salvador entre todos
los pueblos. Pablo entiende que su ministerio es una participación en la muerte
y resurrección de Jesucristo. Si en la muerte de Jesús triunfa la fuerza
vivificante del Espíritu Santo, también triunfa la extraordinaria fuerza de
Dios en medio de la debilidad de quienes anunciamos el evangelio. Pues el
“evangelio es fuerza de Dios para salvar a los creyentes”. Que esta fuerza es
de Dios y no de los hombres se ve con claridad precisamente al considerar las
múltiples debilidades de quienes anuncian el evangelio.
Pablo
manifiesta, no solo a sí mismo sino a toda la comunidad de Corinto que somos “vasijas de
barro” en las manos del Creador, que por dentro llevamos un tesoro muy grande,
que es Jesucristo, salvación de Dios para toda la humanidad. Pablo, resume sus
tareas apostólicas: “Nos aprietan, pero no nos aplastan, estamos apurados, pero
no nos desesperamos”. En todo nos sentimos unidos a Cristo. La comunidad
se ha solidarizado con Cristo en los sufrimientos, con la esperanza de que
también ella participará de su triunfo: “Quien resucitó al Señor Jesús también
con Él nos resucitará a nosotros”.
Todos
somos frágiles, por las enfermedades, dificultades que nos aprietan desde
afuera y por la debilidad que sentimos desde adentro. Esto nos debe hacer
humildes y realistas. Como Pablo, debemos confiar en Dios, no dejándonos
amilanar ni desilusionar por las dificultades y debilidades personales y
comunitarias. Hoy él nos da un ejemplo magnífico de valentía y generosidad en
medio de las tribulaciones, siguiendo de esta manea los pasos de Jesús, que se
entregó totalmente para liberar a la humanidad del yugo que la oprimía.
SALMO
RESPONSORIAL: 125
R./ Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos
que siembran con dolor
Cuando Jehová hiciere
volver la cautividad de Sion,
Seremos como los que sueñan.
Seremos como los que sueñan.
Entonces nuestra boca se
llenará de risa,
Y nuestra lengua de alabanza. R.
Y nuestra lengua de alabanza. R.
Entonces dirán entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.
Grandes cosas ha hecho
Jehová con nosotros;
Estaremos alegres. R.
Estaremos alegres. R.
Haz volver nuestra
cautividad, oh Jehová,
Como los arroyos del Neguev.
Como los arroyos del Neguev.
Los que sembraron con
lágrimas, con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el
que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un recuerdo de la alegría que experimentó el pueblo al regresar del
destierro e invocación de una nueva intervención divina en un nuevo peligro. La liberación de
Israel seguirá siendo presagio y figura de la redención obrada por Cristo y
esta será prenda de la liberación definitiva en la consumación del Reino de
Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 20,20-28
“Mi cáliz lo beberéis”
En aquel tiempo, se
acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle
una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó:
"Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha
y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que
pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron:
"Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a
mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para
quienes lo tiene reservado mi Padre." Los otros diez, que lo habían oído,
se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:
"Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los
oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros,
que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea
vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan,
sino para servir y dar su vida en rescate por muchos." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio en un primer momento
presenta a la Madre de Santiago y Juan pidiendo para sus hijos una posición de
privilegio, luego, a un grupo de discípulos indignados por lo anterior. La
escena se enmarca en el contexto de la subida a Jerusalén, y supone ya un largo
camino en la que se ha conocido de cerca el proyecto de Jesús, más aún, Jesús
les viene anunciando por tercera vez el destino de su misión. No obstante, los
discípulos no han comprendido muy bien de que se trata. El poder sigue siendo
un elemento latente en los discípulos y, ese mesianismo de carácter
político-militar sigue vigente en su mentalidad. Por eso, Jesús vuelve a
explicarles que los criterios del Reino son distintos de los que se valen los
poderosos para oprimir a los débiles. En consecuencia, la apuesta del Reino
exige entrega y servicio. Teniendo estos elementos, vale preguntar cuáles son
nuestras actitudes frente al seguimiento de Jesús: ¿el poder o el servicio? ¿la
opción de los poderosos o la opción de los más débiles?
ORACIÓN
Señor
necesitamos de tu ayuda para sobrellevar todo aquello que nos sucede estando en
la misión que nos encomiendas. No es fácil, mi Señor, hay momentos en que nos
sentimos desfallecer, pero no queremos perder de vista que es sirviendo, dando
y afrontando los problemas como se logra ser parte de los que no se rinden y
encuentran la fuerza en tu ejemplo de amor. Amén.
“El hombre que se adhiere
firmemente a Dios y que busca servirle en los demás puede ser verdaderamente
feliz ya en esta tierra”
(Teresa de Calcuta)
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