“BUSQUEMOS
EL BIEN”
PRIMERA LECTURA
AMÓS 5, 14-15. 21-24
AMÓS 5, 14-15. 21-24
“Retirad de mi
presencia el estruendo del canto; fluya la justicia como arroyo perenne”
Buscad
el bien y no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros el Señor Dios de los
ejércitos, como deseáis. Odiad el mal, amad el bien, defended la justicia en el
tribunal. Quizá se apiade el Señor, Dios de los ejércitos, del resto de José.
"Detesto y rehúso vuestras fiestas -oráculo del Señor-, no quiero oler
vuestras ofrendas. Aunque me ofrezcáis holocaustos y dones, no me agradarán; no
aceptaré los terneros cebados que sacrificáis en acción de gracias. Retirad de
mi presencia el estruendo del canto, no quiero escuchar el son de la cítara;
fluya como el agua el juicio, la justicia como arroyo perenne." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Uno de los temas frecuentes en la predicación de los profetas es
la denuncia del culto vacío, es decir: pretender honrar a Dios con sacrificios
o solemnidades rituales, mientras que la vida le deshonra con rebeldía a su
voluntad y con injusticias entre los hijos de un mismo pueblo. Es lo que
encontramos en la lectura de hoy, que nos presenta un texto típico del
ministerio de Amós. Dios no se deja comprar con unas ofrendas ni se ha puesto a
la venta para que le sobornemos con costosos sacrificios. No le conmueve la
armonía de la música si no hay la armonía de la concordia y la justicia. No le
convencen discursos adornados si falta la belleza de un corazón que prefiere lo
bueno a lo malo y lo justo a lo perverso.
Hay que destacar el llamado a la voluntad. Los actos que pide Amós
son sobre todo actos propios de la voluntad: "Busquen el bien...
aborrezcan el mal... implanten la justicia" Es bueno destacar esto porque
nuestra cultura suele pensar que los deseos de la voluntad son como una especie
de absoluto, de modo que una vez concebido un deseo ya no hay otra cosa que
hacer sino buscar saciarlo. Y la exhortación de Amós muestra que podemos ser
más dueños de nosotros de lo que solemos pensar.
Salmo responsorial: 49
R/ Al
que sigue buen camino, le haré ver la
salvación de Dios.
"Escucha, pueblo mío, que
voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
yo, Dios, tu Dios-." R.
"No te reprocho tus
sacrificios,
pues siempre están tus
holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de
tu casa,
ni un cabrito de tus
rebaños." R.
"Pues las fieras de la
selva son mías,
y hay miles de bestias en mis
montes;
conozco todos los pájaros del
cielo,
tengo a mano cuanto se agita en
los campos." R.
"Si tuviera hambre, no te
lo diría:
pues el orbe y cuanto lo llena
es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de
cabritos?" R.
"¿Por qué recitas mis
preceptos
y tienes siempre en la boca mi
alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis
mandatos?" R.
OREMOS CON EL SALMO
El Señor Juez supremo, echa en cara a su
pueblo el atribuir excesivo valor a los sacrificios de animales, y reprocha a
los malos el no poner en práctica las exigencias de la alianza. El Nuevo Testamento
reconoce que el sacrificio de Cristo supera y hace caducos los antiguos
sacrificios, pero nos recuerda también la necesidad de vivir de acuerdo con
nuestra profesión de fe.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO 8, 28-34
MATEO 8, 28-34
“¿Has
venido a atormentar a los demonios antes de tiempo?”
En
aquel tiempo llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde
el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que
nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos:
"¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes
de tiempo?" Una gran piara de
cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: "Si nos echas,
mándanos a la piara". Jesús les dijo: "Id". Salieron y se
metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se
ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo,
incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde
estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús se enfrenta a un dilema que ha
cobrado particular relieve en nuestra época: o ayudar a los necesitados o
preservar ciertas costumbres de un pueblo. Por supuesto Jesús elige colocar a
las personas en primer lugar y relativizar las costumbres. Para entrar en
contacto con estas dos personas que sufren Jesús debe superar los prejuicios de
la gente y acogerlas, no obstante el hecho de habitar en un cementerio y de
estar en contacto con cerdos que las vuelven impuras. Jesús relativiza los
prejuicios sociales sobre la pureza o impureza de la gente e interviene para
transformar la marginación a la que están sometidos los endemoniados. Una vez
liberados de esas fuerzas que los enajenan, pueden volver a sus casas. La
acción es buena, pero la gente del lugar no acepta lo que hace Jesús y coloca
sus prejuicios por encima de las necesidades de estos dos marginados y
oprimidos. Debemos preguntarnos cuántas
veces nosotros damos más peso a costumbres que muchas veces son absurdas y no
damos valor a las personas, sobre todo si son necesitadas y excluidas. En
nuestra vida cotidiana el peso de las costumbres puede ser mayor que la
libertad del evangelio.
ORACIÓN
Tú quieres que fluya como el agua
la justicia y la honradez, no quieres disfraces en nuestra espiritualidad, sino
que nuestros pensamientos, palabras y acciones sean para bendición, por eso
amado Señor te clamamos para que transformes en nosotros todo aquello que no
nos deja ser personas conscientes de lo que es caminar por la vida en el
verdadero sentido del amor. Amén
“El
culto no es el camino para encontrar a Dios, sino la práctica de los valores de
su Reino”
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