domingo, 1 de julio de 2018

Miércoles 04 de Julio de 2018


“BUSQUEMOS EL BIEN”
PRIMERA LECTURA
AMÓS 5, 14-15. 21-24
“Retirad de mi presencia el estruendo del canto; fluya la justicia como arroyo perenne”

Buscad el bien y no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros el Señor Dios de los ejércitos, como deseáis. Odiad el mal, amad el bien, defended la justicia en el tribunal. Quizá se apiade el Señor, Dios de los ejércitos, del resto de José. "Detesto y rehúso vuestras fiestas -oráculo del Señor-, no quiero oler vuestras ofrendas. Aunque me ofrezcáis holocaustos y dones, no me agradarán; no aceptaré los terneros cebados que sacrificáis en acción de gracias. Retirad de mi presencia el estruendo del canto, no quiero escuchar el son de la cítara; fluya como el agua el juicio, la justicia como arroyo perenne."  Palabra de Dios.
 REFLEXIÓN
Uno de los temas frecuentes en la predicación de los profetas es la denuncia del culto vacío, es decir: pretender honrar a Dios con sacrificios o solemnidades rituales, mientras que la vida le deshonra con rebeldía a su voluntad y con injusticias entre los hijos de un mismo pueblo. Es lo que encontramos en la lectura de hoy, que nos presenta un texto típico del ministerio de Amós. Dios no se deja comprar con unas ofrendas ni se ha puesto a la venta para que le sobornemos con costosos sacrificios. No le conmueve la armonía de la música si no hay la armonía de la concordia y la justicia. No le convencen discursos adornados si falta la belleza de un corazón que prefiere lo bueno a lo malo y lo justo a lo perverso.
Hay que destacar el llamado a la voluntad. Los actos que pide Amós son sobre todo actos propios de la voluntad: "Busquen el bien... aborrezcan el mal... implanten la justicia" Es bueno destacar esto porque nuestra cultura suele pensar que los deseos de la voluntad son como una especie de absoluto, de modo que una vez concebido un deseo ya no hay otra cosa que hacer sino buscar saciarlo. Y la exhortación de Amós muestra que podemos ser más dueños de nosotros de lo que solemos pensar.
Salmo responsorial: 49
R/ Al que sigue buen camino,  le haré ver la salvación de Dios.

"Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
 Israel, voy a dar testimonio contra ti;
yo, Dios, tu Dios-." R.

"No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños." R.

"Pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos." R.

"Si tuviera hambre, no te lo diría:
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?" R.

"¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?" R.

OREMOS CON EL SALMO
El Señor Juez supremo, echa en cara a su pueblo el atribuir excesivo valor a los sacrificios de animales, y reprocha a los malos el no poner en práctica las exigencias de la alianza. El Nuevo Testamento reconoce que el sacrificio de Cristo supera y hace caducos los antiguos sacrificios, pero nos recuerda también la necesidad de vivir de acuerdo con nuestra profesión de fe.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 8, 28-34

“¿Has venido a atormentar a los demonios antes de tiempo?
En aquel tiempo llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?"  Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: "Si nos echas, mándanos a la piara". Jesús les dijo: "Id". Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús se enfrenta a un dilema que ha cobrado particular relieve en nuestra época: o ayudar a los necesitados o preservar ciertas costumbres de un pueblo. Por supuesto Jesús elige colocar a las personas en primer lugar y relativizar las costumbres. Para entrar en contacto con estas dos personas que sufren Jesús debe superar los prejuicios de la gente y acogerlas, no obstante el hecho de habitar en un cementerio y de estar en contacto con cerdos que las vuelven impuras. Jesús relativiza los prejuicios sociales sobre la pureza o impureza de la gente e interviene para transformar la marginación a la que están sometidos los endemoniados. Una vez liberados de esas fuerzas que los enajenan, pueden volver a sus casas. La acción es buena, pero la gente del lugar no acepta lo que hace Jesús y coloca sus prejuicios por encima de las necesidades de estos dos marginados y oprimidos.  Debemos preguntarnos cuántas veces nosotros damos más peso a costumbres que muchas veces son absurdas y no damos valor a las personas, sobre todo si son necesitadas y excluidas. En nuestra vida cotidiana el peso de las costumbres puede ser mayor que la libertad del evangelio.

ORACIÓN
Tú quieres que fluya como el agua la justicia y la honradez, no quieres disfraces en nuestra espiritualidad, sino que nuestros pensamientos, palabras y acciones sean para bendición, por eso amado Señor te clamamos para que transformes en nosotros todo aquello que no nos deja ser personas conscientes de lo que es caminar por la vida en el verdadero sentido del amor. Amén

“El culto no es el camino para encontrar a Dios, sino la práctica de los valores de su Reino”

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