Nuestra
Señora del Carmen
“HACER LA VOLUNTAD DE DIOS”
PRIMERA
LECTURA
ZACARÍAS
2, 14-17
Alégrate
y salta de júbilo, hija de
Sión, pues he aquí que yo vengo a habitar dentro de ti, oráculo del Señor.
Muchas naciones se unirán al Señor aquel día: serán para mí un pueblo, y yo
moraré en medio de ti. Sabrás así que el
Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El Señor tomará a Judá como lote suyo
en la tierra santa y volverá a escoger a Jerusalén. “¡Silencio de todos ante el
Señor, que se levanta en su santa morada”
Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
En
la primera lectura tenemos uno de los discursos del profeta Zacarías, quien
trata de levantar el ánimo del pueblo que, recién llegado del destierro, aún
contempla el Templo en ruinas. El profeta los invita a la alegría y a confiar en que Dios está en medio de
ellos. Los motivos de alegría son tres:
la presencia salvadora de Dios en medio de su pueblo, la venida del rey
mesiánico y la gratitud de Dios, para con todas las naciones. En la Biblia la
expresión “hija de Sión” es uno de los nombres del pueblo de Dios, designación
poética de la ciudad santa, representada como
mujer y data de la época posterior al exilio, cuando Jerusalén se
convirtió para los judíos en corazón y centro del pueblo escogido.
Es
de tener en cuenta que este y otros textos del Antiguo Testamento, han sido
interpretados por la tradición de la Iglesia en clave mariana. Como lo hizo el
Papa Juan Pablo II en una de sus enseñanzas que dice: El relato de la
anunciación nos permite reconocer en
María a la nueva “hija de Sión”, invitada por Dios a una gran alegría.
Expresa su papel extraordinario de la madre del Mesías, quien acoge el mensaje
en nombre del pueblo de David y en nombre de la humanidad entera, ya que en la
intención de Dios, el anuncio dirigido a ella se orienta a la salvación
universal.
SALMO
RESPONSORIAL LUCAS 1,46-55
R.
/ Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.
Mi alma glorifica al
Señor;
Y mi espíritu se regocija
en Dios mi Salvador.
Porque puso sus ojos
en la humildad de su
esclava. R.
Pues he aquí, desde ahora
me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque ha hecho grandes
cosas el Poderoso;
Santo es su nombre,
Y su misericordia llega
de generación en generación, a los que le temen. R.
Hizo proezas con su
brazo;
esparció a los soberbios
en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los
poderosos, y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó
de bienes, Y a los ricos envió vacíos.
Acordándose de su
misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este texto corresponde al Magníficat,
canto de alabanza de María de Nazaret a Dios por el favor que le había
concedido a ella y, por medio de ella, a todo Israel. Lejos de llamar la
atención u ocuparse en su situación personal, en este salmo ella traslada su
atención y la nuestra hacia lo que implica para su pueblo Israel esto que le ha
sucedido a ella. Su pensamiento está ocupado con las bendiciones que su
embarazo conlleva para Israel. Refleja a una mujer conocedora y sujeta a la
Palabra de Dios.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO
12, 46-50
Mientras Jesús aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos
estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He
aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo
él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?.
Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis
hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En
el evangelio se nos describe una escena sencilla: la madre y los parientes de
Jesús quieren saludarlo, y alguien se lo viene a decir a Jesús, con lo que Él
aprovecha para anunciar el nuevo concepto de familia que se va a establecer en
torno a Él; no van a ser decisivos los vínculos de la sangre sino la referencia
total a Dios: “el que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi
hermano y mi hermana y mi madre. Jesús no niega los valores de la familia; lo
que le interesa es subrayar que el nuevo pueblo de Dios (la Iglesia) no se va a
fundar en criterios de sangre y raza. Los que creen en Jesús cumplen la
voluntad de su Padre y son una nueva familia. Incluso a veces, si hay
oposición, Jesús nos enseña a renunciar a la familia y seguirle, a amarle a Él
más que a nuestros propios padres.
También
podemos aprender otra lección, que pertenecer a la Iglesia de Jesús, no es
garantía última de que, en verdad, seamos “hermanos y madre de Jesús”, eso
dependerá de si cumplimos o no la voluntad del Padre. La fe tiene consecuencias
en la vida. El Señor nos pide coherencia en la conducta de cada día, para que
podamos ser reconocidos como verdaderos seguidores y familiares de Jesús.
María, entra en pleno en esta nueva definición de familia, porque ella dijo sí
a la voluntad de Dios manifestada por la voz al ángel: “Hágase en mí según tu
palabra” y la cumplió fielmente en su vida diaria.
ORACIÓN
Bendecimos
tu nombre, tu obra y todos los signos de tu amor generoso, que siempre
acompañan nuestra vida. Te pedimos que en este día nos guíes en tu Espíritu, y
nos ayudes a no llenar nuestra mente y nuestro corazón de simples y vacíos
conocimientos y falsas comodidades y confort, sino más bien a poner nuestra
vida desde nuestros talentos al servicio de los demás. Gracias Señor, por
llamarnos a formar parte de tu familia. Si hacer tu voluntad nos hace, tu
hermano, hermana y tu madre, como María, la joven campesina de Nazaret, también nosotros queremos ser tus
hermanos(as) y madre. Amén.
“Que el Espíritu nos lleve a cumplir la voluntad del Padre, para
ser hermanos de Jesús”
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