domingo, 1 de julio de 2018

Martes 03 de Julio de 2018


NOSOTROS PODEMOS CREER Y SER BIENAVENTURADOS”


PRIMERA LECTURA
EFESIOS 2,19-22

“Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles”
Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.  Palabra del Señor.
 REFLEXIÓN
Que Cristo sea la piedra angular, es comprensible, porque en Él y sólo en Él encuentra verdadera firmeza la vida. La vida no encontrará su cimiento mientras esté parada sobre mentiras, sobre engaños, sobre ignorancias, sobre oscuridades; pero todo esto es vencido por Jesucristo y Él, con su divina luz, manifiesta la verdad de Dios y la verdad del hombre. Y como nosotros somos criaturas, cuando aparece la verdad de nuestro Padre Creador, su infinito amor, su providencia, entonces nuestra vida tendrá un verdadero  cimiento. Mientras Cristo,  no es el dueño de nuestra voluntad, hay una espesa zona de tinieblas que se cierne sobre lo profundo del alma; y mientras tal cosa sucede es imposible que la vida adquiera firmeza, porque es como si los pies fueran por un lado, por un camino y la cabeza quisiera ir por otro camino. Pues bien, sólo en Cristo  nuestra vida, tiene sentido, tiene fundamento,  encuentra firmeza.
SALMO RESPONSORIAL: 116
R. / Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
 aclamadlo todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este es el Salmo más breve. Se trata de un canto esencial de alabanza. Estas pocas palabras de oración son significativas y profundas para exaltar la alianza entre el Señor y su pueblo, dentro de una perspectiva universal. A esta luz, el apóstol san Pablo utiliza el primer versículo del salmo para invitar a todos los pueblos del mundo a glorificar a Dios.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 20,24-29

“¡Señor mío y Dios mío!”
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Nuestra época, más que la de Tomás, está dominada por las certezas que provienen de las experiencias sensoriales. Para nuestra generación es más importante ver, oír y tocar que saber. Incluso con frecuencia se identifican las imágenes, el sonido o la información con el conocimiento. La espiritualidad cristiana reta esta manera de ver el mundo proponiendo una fe basada en el conocimiento de las enseñanzas de Jesús y el testimonio de sus seguidores. Y el reto nace de la convicción de que sólo podemos conocer a Dios amándolo y no de manera abstracta, porque el amor a Dios no es abstracto, es real, se ha hecho  concreto en el  amor en Jesús, su hijo amado. El evangelio de hoy nos presenta este mismo reto a través de la imagen de Tomás, quien, a pesar de haber conocido personalmente a Jesús se muestra desconfiado ante el testimonio de sus hermanos y hermanas en la fe. El camino de Tomás pasa por el encuentro directo con Jesús resucitado, precisamente en el momento en que está reunida la comunidad. La experiencia que vive Tomás lo lleva a reconocer cómo su búsqueda de evidencias físicas lo habían llevado lejos de la experiencia de fe de toda la comunidad.

Creer sin ver, abrámosle el  corazón a la posibilidad de la victoria de Dios más allá de las evidencias.  Jesús llama bienaventurados a los que creen con menos signos, es decir, a los que no reclaman signos para creer. No tengamos temor de apropiarnos esa bienaventuranza y de considerarnos felices en Cristo si, movidos por su Espíritu Santo hemos llegado a conocer el amor que Dios nos tiene y hemos llegado a creer en Él.

ORACIÓN Señor, teniendo la certeza que Tú eres el liberador, el fundamento y la roca donde nos podemos sostener, con la fuerza de tu Espíritu, lograremos encontrar el gozo de ser bendecidos por Tí. Gracias por lo que tu Palabra nos permite descubrir hoy para sin dudar decirte: “¡Nuestro Señor y  Dios! 

“Sintamos a Dios nuestro, en todo momento, no solo cuando nos da respuesta a nuestras necesidades”


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