“NUESTRA META ES CRISTO”
PRIMERA
LECTURA
EFESIOS 1, 15-23
“Dio a Cristo como cabeza, sobre todo, a la
Iglesia, que es su cuerpo”
Hermanos:
Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a
todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi
oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los
ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os
llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la
extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la
eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre
los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido,
no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo
dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que
lo acaba todo en todos. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Se cuenta que Wolfgang Goethe poco antes de morir
exclamó: "¡Más Luz!" No sabemos si para él era una certeza, el relato
de lo que empezaba a vivir cuando moría, la expresión de un deseo irreprimible
o la confesión de una esperanza absoluta. Esas palabras son también el mensaje del
apóstol Pablo en el texto de la Carta a los Efesios que hemos escuchado hoy en
la primera lectura. El generoso misionero de Cristo, cuando escribe a aquellos
cristianos, les desea sobre todo eso: ¡Más Luz!.
Hace décadas se libra una batalla continua contra
la religión, una batalla que se expresa en la repetición errónea de esta idea:
la fe produce violencia. El argumento es que quien tiene fe está demasiado
seguro de poseer verdades inconmovibles y por lo tanto está seguro de que puede
combatir a quienes no compartan lo que él piensa que es la verdad y que de ahí
viene en oscurantismo y violencia, pero este no es un concepto verdadero, la
verdadera fe, la fe en Jesús, y el creer en Él nos trae paz, amor, libertad, tolerancia, solidaridad; Jesús en cambio es luz y nos lleva a la luz.
El mundo, como se ve, está lleno de sutiles
engaños, trampas sutiles, medias verdades, intereses ocultos. Por todo eso
necesitamos más luz, la luz de Jesús, como pide san Pablo, para que nunca se
pierda de nuestros ojos en dónde está el peligro y en dónde la salvación,
porque, según escuchábamos hoy, "todo lo puso Dios bajo los pies de
Cristo, constituyéndolo cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y
plenitud del que lo consuma todo en todos."
SALMO RESPONSORIAL: 8
R./ Diste a tu Hijo el mando sobre las
obras de tus manos.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza. R.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has
creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y
dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
OREMOS CON
EL SALMO
Este Salmo nos invita a la
contemplación de las maravillas de la naturaleza, desde las más grandes hasta
las más pequeñas, nos invita a reconocer la grandeza y majestad del Creador y
agradecer su predilección por el ser humano, a quien puso al frente de la
creación. Cada día debe hacerse más grande
nuestro asombro frente al cosmos y la sensación de pequeñez del ser
humano. Por eso se acrecienta la gratitud a Dios que vino a ser parte de
nuestra historia y pequeñez.
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS 12, 8-12
“El Espíritu Santo os enseñará en aquel
momento lo que tenéis que decir”
En aquel
tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si uno se pone de mi parte ante los
hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de
Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles
de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al
que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a
la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que
vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os
enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La comunidad
de Jesús tuvo que dar testimonio en cortes civiles y sinagogas, a causa de su
adhesión a la persona de Jesús y su mensaje. Lucas se apropia la Ley Judía que
castigaba con la muerte a la persona que blasfemaba contra Dios y presenta al
“Hijo de la humanidad” mostrándose “imperdonable” con la persona que “blasfeme
contra el Espíritu Santo”. Para Lucas, las obras de Jesús (sanar, predicar y
mover a la gente a la conversión) son obras del Espíritu Santo. Blasfemar
contra ellas es blasfemar contra el Espíritu Santo. Y, blasfemar contra el
Espíritu Santo, equivalía a blasfemar contra Dios mismo. Hoy, al igual que hace
dos mil años, la comunidad de fe se mueve entre luces y sombras, para reconocer
a Jesús o negarle. Hoy al igual que ayer, la persona tiene oportunidad de
caminar con el abatido y reconocer en la persona doliente al hermano
crucificado o dejarle solo en sus necesidades. El evangelio, nos invita a tener
la certeza que no estamos solos. El Espíritu Santo sigue conduciendo nuestra
vida y nos sigue guiando con palabras de Verdad, para no sucumbir en los
momentos difíciles. ¿Cómo reconoces a Jesús en tu experiencia de vida? ¿Qué
papel juega el Espíritu Santo en tu espiritualidad?
ORACIÓN
Maestro
Bueno, afianza hoy nuestra fe en ti, reconstruye lo que el espíritu del mal ha
roto en nuestra vida. Sana nuestras heridas, aplaca nuestras rebeliones. Haznos
fuertes ante las hostilidades del mundo, que nos invitan a rechazar tus
enseñanzas a no creerte; danos la confianza que necesitamos para seguirte y
servirte siempre. Amén.
“Como no
alabar y bendecir a nuestro Dios, si para El
valemos más que todos los pajarillos”
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