“OBRAS
SON AMORES …”
PRIMERA
LLECTURA
EFESIOS 5, 21-33
“Es éste un gran misterio: y yo lo refiero
a Cristo y a la Iglesia”
Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto
cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el
marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que
es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también
las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo
amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla,
purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí
gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e
inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos
suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado
su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la
Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre
a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola
carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que
la mujer respete al marido. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En esta primera lectura de Pablo a la comunidad
de Efeso, hace una comparación entre la esposa de Cristo, que es la Iglesia, y
la unión de la mujer y el hombre en el matrimonio. Como Cristo es con la
Iglesia su esposa así debe ser el marido
con su mujer. De esa manera expresa el símbolo más puro de la alianza eterna
que Dios había establecido con los seres humanos. Para Pablo ese es el gran
misterio, que se revela ahora en todo su realismo y efectividad desde el amor
de Cristo. La unión del marido y mujer en el matrimonio sirve para explicar ese
gran misterio de unión de Cristo con su iglesia. Casi siempre en el ser humano
está presente el deseo o la intención de dar o compartir algo. El hombre siempre
debe estar dispuesto a compartir el amor
con su esposa como Cristo lo hizo con su Iglesia. El amor que se
convierte como una entrega libre, y no por posesión; eso es lo que se
entendería por una palabra que no gusta mucho y por la cual Pablo ha sido
atacado de diferentes maneras por los movimientos feministas, “el
sometimiento”. De tal manera que el verdadero sometimiento trata de ser y hacer
libre desde el amor al otro.
SALMO RESPONSORIAL: 127
R./ Dichosos los que temen al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.
OREMOS CON EL SALMO
El salmista
llega al templo, hace declaración de inocencia y pide que Dios, justo juez,
dicte sentencia y lo libre de sus acusadores. El Cristiano pone su confianza en
el amor de Dios que lo ha llamado a la santidad y que en Cristo lo hace libre
del poder del pecado.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 13, 18-21
“Crece el grano, y se hace un arbusto”
En aquel tiempo, Jesús decía: "A qué se
parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza
que un hombre toma y siembra en un huerto; crece, se hace un arbusto y los
pájaros anidan en sus ramas. Y añadió: A qué compararé el Reino de Dios? Se
parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta
que todo fermenta". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Estas parábolas
clásicas, el grano de mostaza y la levadura, ilustran la dinámica del Reino de
Dios que Jesús nos invita a promover. La semilla nos muestra la fuerza interior
que posee el Reino y la levadura la capacidad para transformar el mundo e
invertir sus valores. Las dos parábolas nos recuerdan que el Reino de Dios
tiene un comienzo pequeño y un final grande. Por eso Jesús nos invita a orar
para que éste venga. Un árbol no es fuerte por las aves que se posan en sus
ramas o hacen nido sino por sus raíces profundas y su tronco robusto para
resistir vientos y tempestades. El Evangelio no cambia la cultura de un pueblo,
la transforma valorándola y llevándola a plenitud. En nuestros países
“cristianos”, el número de los que realmente viven su fe es una minoría y sin
embargo se “toca y siente” su presencia; lección de humildad y esperanza. La
oración y la acción del creyente hacen que el Reino se vaya encarnando en el
tejido de nuestro mundo a la espera de su manifestación definitiva. Lo que más
importa es la calidad de la vida del amor que anima a la comunidad cristiana,
como la carta a los Efesios nos lo presenta en el amor, respeto y entrega entre
los esposos. ¿Cómo promuevo la dinámica del Reino en mi vida?
ORACIÓN
Señor Jesús, te pedimos por la vida de nuestras
familias y de la comunidades a las que pertenecemos. Que hoy seamos inundados
con tu Espíritu de paz, armonía, reconciliación y perdón. Buen Señor, nuestra
vida es como la semilla, que necesita de la fecundidad de tu Espíritu Santo
para vivir, crecer, y dar frutos abundantes que agraden a nuestro Buen Dios.
Amén.
“Nuestra
vida cual semilla, necesita de la fecundidad del Espíritu Santo para crecer y
dar frutos”
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