“LA VIDA QUE SE
ENTREGA PARA DAR MÁS VIDA”
PRIMERA
LECTURA
2
CORINTIOS 9,6-10
“Al que da de buena gana lo ama Dios”
Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el
que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no
de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso
es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre
todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como
dice la Escritura: “Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece
eternamente”. Dios, que proporciona semilla al sembrador y le da pan para
comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los
frutos de su justicia. Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
Los versículos que
leemos hoy continúan con el tema de la invitación a la recaudación por
Jerusalén, que se encuentran en versículos precedentes, pues contiene y fundamenta
unas exhortaciones a favor de la colecta. La idea fundamental es que la caridad, el dar, no nos hace pobres, pues
Dios recompensa con bienes y bendiciones al que da de buena voluntad. La
gratitud de los favorecidos se traducirá en una profunda acción de gracias a
Dios, dador de todo bien. El texto de hoy está impregnado de citas del Antiguo
Testamento, Pablo marcha acorde con la segura confianza de la piedad de la
alianza antigua. Israel sabe bien que la bendición de Dios se derrama sobre el
hombre piadoso, generoso y bueno. Pablo hace un llamamiento a favor de la
espontaneidad de la dádiva. ¡Nada debe hacerse a la fuerza! Cita la sabiduría
del pueblo de Israel contenida en Proverbios: "Dios ama al que da con
alegría”, hay que dar y regalar no a disgusto, sino con alegre disposición. “El
que practica la misericordia, que la practique con alegría”.
SALMO RESPONSORIAL: 111
R./ Dichoso el que se apiada y presta
Dichoso quien teme al Señor
y
ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor
hasta ver derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres,
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.
OREMOS CON EL SALMO Y
ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 12, 24-26
“Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto”
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: «Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no
muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a
sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, asegura para
la vida eterna. El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté,
también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre». Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Si nosotros somos de
los que piensan que es absurdo perder algo en la vida, nos viene bien la
comparación del grano de trigo: “Si muere da mucho fruto”. Según esta lógica
para ganar hay que perder. Pero por cierto, nadie dice que la muerte de la
semilla, al plantarla en lo frío y oscuro de la tierra, para que luego brote el
árbol, sea un absurdo. Jesús enseña que la muerte es un paso necesario y que de
ninguna manera es un absurdo si la miramos no desde el ángulo de la pérdida
sino de la ganancia. Lo que hay que mirar es la vida que brota y que se hace
visible en su máximo esplendor. El
seguimiento de Jesús exige renuncias para optar por el camino de la vida. Esto
se comprende mejor dentro del horizonte indiscutible de todo el evangelio que
es la cruz. El reconocimiento, el aplauso del mundo, las imágenes de felicidad
de las que nos antojan los medios de comunicación y las canciones de moda,
tienen su “gratificación” “sus ganancias”, pero en realidad lo hacen de manera transitoria, superflua, porque no dan verdadera vida, y vida en plenitud.
Es muriendo a uno mismo y a sus propios intereses,
donde se pone de manifiesto el amor en Jesús y se garantiza el fruto que
perdura. El amor no sabe de barreras. También la cruz de Jesús juzga y condena
cualquier tipo de mundo (y de muerte)
que no sea el del amor. El amor a Jesús lleva a la persona creyente al
servicio y al seguimiento. Servir y seguir a Jesús sigue siendo la única
garantía de ser aceptados/honrados por el Dios de Jesús.
Por lo que la verdadera
realización está en el salir de sí mismos (como el grano de trigo cuando
revienta dentro de la tierra). No es
viviendo para sí mismo que alcanza la vida sino siguiendo el camino de servicio
de Jesús.
ORACIÓN
Padre
de misericordia, te agradecemos hoy por tu Bendita Palabra, y te pedimos que
ella se encarne en nosotros, que la apliquemos a nuestra vida, siendo testimonio vivo de tu bondad y de tu amor. Permite que por la acción de tu
Espíritu, actuemos en coherencia con lo que creemos, oramos y predicamos. Tú
que en tus Santos Mártires nos enseñas a dar la vida como tú lo hiciste,
ayúdanos a entregar cuanto somos y tenemos al servicio de tu Reino. Amén.
“El que se ama a sí mismo, se
pierde, el que renuncia a sí mismo y muere, asegura la vida eterna”
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