“CULTIVAR LA BUENA
SEMILLA Y COMBATIR LA CIZAÑA”
PRIMERA
LECTURA
JEREMÍAS
7, 1-11
“¿Creéis
que es una cueva de bandidos el templo que lleva mi nombre? ”
Palabra del Señor que
recibió Jeremías: "Ponte a la puerta del templo, y grita allí esta
palabra: "¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entráis por esas
puertas para adorar al Señor! Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de
Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros
en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: 'Es el
templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.' Si enmendáis
vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y
su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no
derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros,
para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que
di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre. Mirad: Vosotros
os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que robáis,
matáis, adulteráis, juráis en falso, quemáis incienso a Baal, seguís a dioses
extranjeros y desconocidos, y después entráis a presentaros ante mí en este
templo, que lleva mi nombre, y os decís: 'Estamos salvos', para seguir
cometiendo esas abominaciones? ¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo
que lleva mi nombre? Atención, que yo lo he visto."" Oráculo del
Señor. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
En
esta primera lectura, Jeremías el profeta, nos invita a reflexionar sobre una
temática fundamental para la vida del pueblo: la justicia social y el culto.
Para los hombres y mujeres es más fácil ofrecer un sacrificio que vivir como
Dios quiere. Es más fácil vivir y peregrinar con las normas de adentro del
templo, que vivir por fuera en la vida según la voluntad de Dios. Sin embargo,
ningún sacrificio es agradable a Dios si no tiene una vida que lo sustente; por
lo contrario muchos de los sacrificios ofenden a Dios. Por eso, el profeta se
pone en un lugar estratégico para gritarle al pueblo lo que Dios le está
diciendo: en las puertas mismas del templo.
Por
ahí deben pasar todos, seguramente pensando que la ofrenda del sacrificio les
dará la bendición de Dios, sin embargo, esa bendición no pertenece a quienes
ofrecen holocaustos, sino a quienes viven según su voluntad; a quienes asumen
su plan de vida (que es amor, misericordia, justicia y solidaridad con el más
necesitado y débil). La fórmula “cueva de bandidos” que luego y más adelante
utilizará Jesús, hay que saberla entender. A veces, el templo con su liturgia e
hipocresía cuando no está acompañado del amor y de la misericordia se ha
convertido en una cueva de bandidos, porque quien vive mal en su relación con
el otro no puede refugiarse allí esperando recibir una bendición de Dios.
Recordemos que el gran signo de ofrenda en el
templo es primero reconciliarme con mi hermano, para que sea aceptada mi
ofrenda. La invitación es a vivir una vida de fe celebrativa en comunidad cuyo gran signo sea
siempre la justicia y la misericordia; “culto, alabanza y justicia”, este sería
el verdadero avivamiento, signo de la verdadera reconciliación y
arrepentimiento o sea de compromiso social.
SALMO RESPONSORIAL : 83
R./¡Qué deseables son
tus moradas, Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
y la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte. R.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
Canto
puesto en boca de los peregrinos que se dirigen al templo de Jerusalén y
expresan la alegría del encuentro con el Señor. El templo definitivo donde Dios
se hace presente ente los seres humanos es Cristo y la nueva Jerusalén es la
Iglesia. Dios invita a todos los pueblos a dirigirse a ella.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO 13, 24-30
“Dejadlos crecer
juntos hasta la siega”
En aquel tiempo, Jesús
propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre
que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su
enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a
verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los
criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?
¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho."
Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero
él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar
también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la
siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas
para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.” Palabra del Señor
REFLEXIÓN
En el Evangelio,
la comunidad de Mateo nos presenta la parábola del trigo y la cizaña. Al decir
“Otra Parábola” el evangelista la pone en conexión con la del sembrador. Pero
así como ésta no trataba directamente del Reino, sino de las actitudes del
hombre ante el mensaje del Reino, y en esta, es decir de la Cizaña, en cambio,
trata directamente del reinado de Dios. La presencia de malas yerbas en un
campo es cosa normal. La vida está llena de trigo y de cizaña. Mi vida, tu
vida, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra sociedad, la historia
entera está llena de trigo y de cizaña. La parábola nos enseña y nos invita a
convivir con las semillas malas (cizaña) sin pretender arrancarlas, sin
exclusivos fundamentalistas, ni exclusiones discriminatorias. La tentación de
los discípulos y discípulas y la nuestra siempre es arrancar las malas yerbas
de la historia. Este método ha causado grandes sufrimientos a la humanidad y
sigue causándolos. Todos los egoísmos, sectarismos y exclusivismos, las guerras
religiosas, económicas y políticas que buscan imponer modelos dominantes y
eliminar lo diferente, son el pan cotidiano de la historia. En la comunidad de
mujeres y de hombres del Reino de Jesús debe ser siempre diferente. Los que
hemos optado por la semilla del Reino debemos sembrarla en los campos de la
vida, en las realidades cotidianas, en las pequeñas comunidades cristianas,
pero tenemos que saber convivir con la diferencia, con lo que la parábola llama
el enemigo que siembra la cizaña. Hay que estar atentos al tentador que divide,
el que causa dolor. El que hace tropezar y confundir está también atento para
sembrar semillas falsas. Si no lo hacemos recogeremos al final frutos amargos.
Pero solamente al final en la cosecha se separan definitivamente las dos
semillas. Hay valdría la pena preguntarnos: ¿En nuestra vida cristiana, que
hemos sembrado más, trigo o cizaña?
ORACIÓN
Gracias
precioso Dios por todas aquellas personas que a lo largo de la historia han
ejercido un trabajo desde su vida, para ser justos y hacedores de justicia
verdadera. Gracias, porque aún sin merecerlo, te has fijado en nosotros(as)
para que reconciliándonos contigo y haciéndote nuestro constante acompañante
nos reveles la grandeza del verdadero amor y la manera de transmitirlo. Amén.
“El más
elevado tipo de persona es la que obra antes de hablar y profesa lo que
practica”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: