viernes, 1 de julio de 2016

Lunes 11 de Julio de 2016


“ENTREGAR LA VIDA PARA SALVARLA”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 1, 10-17

“Lavaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones”

Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: "¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada. ¿Por qué entráis a visitarme? ¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios? No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable. Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto. Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extendéis las manos, cierro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La lectura, del profeta Isaías, enlaza muy bien con las denuncias de injusticia que ya hemos oído en las semanas anteriores, por boca de Oseas y sobre todo de Amós. Isaías es especialmente elocuente: ¿cómo levantar a Dios en ofrenda manos manchadas de sangre?
Muy fuerte la denuncia de Isaías llama a los dirigentes de la Casa de Judá, "príncipes de Sodoma" Isaías 1,10, y llama al pueblo, "pueblo de Gomorra" Estas dos ciudades eran como la imagen misma de la perdición, de la degeneración, y ese es el nombre que les da el Profeta. Está diciendo entonces con esa imagen, que son un pueblo degenerado, un pueblo pervertido en grado sumo.
La gran perversión de este pueblo, es lo que aparece en lo que sigue ahí en la lectura y que lo podemos sintetizar en la expresión, un culto vacío. Siguen presentando a Dios sus ofrendas, siguen haciendo los sacrificios de carneros, de becerros, de corderos. Pero es un sacrificio que Dios no quiere ver. "Me tapo los ojos", dice, "ustedes extienden las manos; yo no escucho" 
Es un culto vacío, y de ahí que sea rechazado por Dios. La manera de llenar de contenido ese culto para que no esté vacío, ¿cuál es? Dice aquí el Señor: "Lávense, purifíquense, aparten de mi vista sus malas acciones". Es decir, que toda ofrenda exterior tiene que estar unida a una ofrenda interior.
Todo sacrificio exterior tiene que estar unido a un sacrificio interior. El sacrificio exterior puede ser el de ese animalito. Pero el sacrificio interior que reclama Dios por boca del Profeta Isaías, es ese sacrificio de "lavarse, purificarse, dejar las malas acciones, buscar el querer de Dios, aprender a obrar el bien, enderezar al oprimido, defender al huérfano, proteger a la viuda, al desvalido, es optar por la justicia". Ese es el sacrificio que resulta agradable a los ojos de Dios. Hay que cambiar la actitud interior, llenarse de obras nuevas y  agradables.

SALMO RESPONSORIAL: 49
R. / Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

"No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños." R.

"¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
 tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?" R.

"Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
 Te acusaré, te lo echaré en cara. R.

El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios." R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUEMONOS A SU CONTEXTO
La parte central de este Salmo está constituida por la acusación que Dios dirige a su Pueblo, para reprocharle su infidelidad a la Alianza. El reproche está precedido por la descripción de la aparición de Dios, en la que se manifiesta como acusador y como Juez. El motivo de la acusación es la infidelidad de Israel a las exigencias morales de la Alianza, no compensada por la observancia de prácticas culturales puramente exteriores. La advertencia final es no obstinarse en el mal camino, y una promesa de salvación para los fieles.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 10, 34-11, 1

“No he venido a sembrar paz, sino espadas”

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro".
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. Palabra del Señor

REFLEXIÓN
Aunque el ideal del evangelio sea la justicia y el amor, esto no quiere decir que el conflicto esté ausente de su realización. El símbolo de la espada alude a esta condición particular del mensaje de salvación; es lo que llamaríamos “el precio de la gracia”. No hay amor sin exigencia de justicia y no hay justicia sin conflicto. Por eso el evangelio nos pone en guardia respecto al conflicto generacional por el que se enfrentan padres e hijos, particularmente en época de cambios radicales como el tiempo del Nuevo Testamento o nuestro tiempo actual. Jesús deja claro que el conflicto será tan fuerte que incluso dentro de la familia nos encontraremos problemas muy serios al punto de que se nos exija optar por Jesús, o no. O se aceptan sus valores o los que la cultura de cada época propone, por lo que debemos  tomar una  posición respecto a la propuesta de Jesús.  Al final, la opción por Él producirá vida abundante, y quizá sea esa nuestra mejor paga y nuestra mejor herencia para los demás. Abrazar a Jesús exige que también abracemos su causa y a aquellas personas que han optado por Jesús. Por eso el evangelio nos habla de la recompensa de quien acoge al profeta, al justo y al discípulo. Amar la justicia es, también, aborrecer la injusticia. Amar a Jesús debe ir unido a asumir el conflicto que su mensaje genera y aceptar a las personas que como él se comprometen a realizar la voluntad de Dios en los ideales del amor y la justicia.
¿Tengo clara en mi vida la opción por Jesús y su mensaje?

 ORACIÓN
Ayúdanos Buen Dios a ser cada vez mejores seres humanos basados en tus preceptos misericordiosos que nos disponen para toda buena obra en favor de los necesitados. Que la justicia y el derecho prevalezca en nuestras acciones y que así lo oremos, intercediendo para que se dé en todos los ámbitos sociales de mundo. Amén.

“Dar la vida por Cristo y su Evangelio no es una perdida, sino la más grande ganancia”


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