“LA PERMANENTE NOVEDAD DE LA FE
CRISTIANA”
PRIMERA
LECTURA
AMÓS 9, 11-15
AMÓS 9, 11-15
“Haré volver los cautivos de Israel y los plantaré
en su campo”
Así dice el Señor: "Aquel día, levantaré la
tienda caída de David, taparé sus brechas, levantaré sus ruinas como en otros
tiempos. Para que posean las primicias de Edom, y de todas las naciones, donde
se invocó mi nombre. -Oráculo del Señor-. Mirad que llegan días -oráculo del
Señor- en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al
sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los
cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas
y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré
en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu
Dios." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Amós tiene una bien ganada fama de profeta duro. Sus protestas en
contra de la injusticia, en contra del culto ritualista, vacío de corazón, y en
contra de las pretensiones autoritarias del rey y del sacerdote, sus
denuncias, son suficientemente claras y
drásticas como para que se viera en él un hombre revestido de toda la fortaleza
de Dios. Lo que hemos escuchado en este día es el final del libro de Amós. Y es
importante ver que con la misma fuerza que se tiene para denunciar, se tiene
para dar esperanza. Ahí, pues, tenemos una primera enseñanza para nosotros. El
que tenga tanto coraje para decir los males, que tenga también inteligencia
para encontrar soluciones.
Desde ese primer capítulo hasta el capítulo octavo, es Dios
diciendo, con vigor cortante y drástico, su parecer sobre el mundo; es Dios
contando lo que ve, denunciando lo que ve: la injusticia. Pues todo ese vigor
de ocho capítulos, apenas nos deja el final de este capítulo noveno para contar
la esperanza. Si Dios nos ayuda, intentemos percibir cuál es la esperanza que
anuncia. Amós era un campesino, un campesino cultivador de sicómoros, y todas sus comparaciones son así, del campo.
Si nosotros tomamos las comparaciones que nos ofrece en este capítulo, tienen
algo en común entre todas ellas, algo
que podríamos resumir así: el esfuerzo humano alcanzará su fruto. Es muy
interesante ver que lo que tiene en común todas estas imágenes del tiempo de la
restauración en Amós, es eso, el esfuerzo humano no se va a perder, la cosecha
dará su fruto.
SALMO
RESPONSORIAL: 84
R/ Dios anuncia la paz a su pueblo.
Voy a
escuchar lo que dice el Señor:
"Dios
anuncia la paz
a su
pueblo y a sus amigos
y a los
que se convierten de corazón." R.
La
misericordia y la fidelidad se encuentran,
la
justicia y la paz se besan;
la
fidelidad brota de la tierra,
y la
justicia mira desde el cielo. R.
El
Señor nos dará la lluvia,
y
nuestra tierra dará su fruto.
La
justicia marchará ante él,
la
salvación seguirá sus pasos. R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUEMONOS A SU CONTEXTO
La experiencia del poder salvador de Dios en la
historia de Israel, permite al salmista pedir a Dios que continúe y lleve a
término esa acción salvadora. Su acción garantiza al pueblo la paz y la
libertad. Esa experiencia se planifica en el acto salvador por excelencia
realizado por Dios en la muerte y resurrección de Jesús. La justicia liberadora
de Dios ofrece la paz a toda la humanidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9, 14-17
MATEO 9, 14-17
“¿Es que pueden guardar luto, mientras el novio
está con ellos?”
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de
Juan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo
y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: ¿Es que pueden
guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará
un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo
de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un
roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los
odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en
odres nuevos, y así las dos cosas se conservan." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El aspecto sobre
el que apuntaremos la reflexión de hoy, se relaciona con las imágenes de los
ayunos, el novio, los remiendos y el vino. La lectura nos muestra dos prácticas
contrapuestas: el ayuno de los fariseos y los discípulos de Juan el Bautista y
el no ayuno de los discípulos de Jesús. Queda claro que seguirlo y estar con él
no requiere de ayunos y prácticas externas. En cambio, sí nos llama la atención
en algo muy importante: “Nadie usa un trozo de tela nueva para remendar un
vestido viejo… Ni se echa vino nuevo en odres viejos…”. Sucede que en nuestra
vida nos llenamos de esos «nadie» al revés, porque seguimos creyendo que seguir
a Jesús es asunto de poner meros remiendos en nuestra vida. Son los cambios
superficiales que hacemos, pero nuestra vida continúa enraizada en actitudes
que no ayudan a una conversión profunda y sincera. Significa que nuestro
compromiso de seguir y estar con Jesús nos demanda cambios radicales y no
simples paños de agua tibia. Caminemos, pues, en esa dirección y hagamos
presencia viva la manifestación de Jesús en la Iglesia, el mundo y la
comunidad. Ese será el ayuno que más agrade al Señor.
ORACIÓN
Gracias Señor, porque nos llamas a permanecer contigo para ser
personas renovadas, nuevas y que transmitimos la certeza de que Dios ha venido
a nuestra condición humana y nos ha permitido entender el verdadero proyecto de
liberación desde el amor. Ayúdanos a ser
el vino nuevo que atrae a otros y otras hacia ti. Amén.
“Deja
que el vino nuevo del Evangelio se vierta en un corazón puro, lleno de amor,
justicia y misericordia”
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