viernes, 1 de julio de 2016

Sábado 02 de Julio de 2016

“LA PERMANENTE NOVEDAD DE LA FE CRISTIANA”

PRIMERA LECTURA
AMÓS 9, 11-15
“Haré volver los cautivos de Israel y los plantaré en su campo”

Así dice el Señor: "Aquel día, levantaré la tienda caída de David, taparé sus brechas, levantaré sus ruinas como en otros tiempos. Para que posean las primicias de Edom, y de todas las naciones, donde se invocó mi nombre. -Oráculo del Señor-. Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu Dios."   Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Amós tiene una bien ganada fama de profeta duro. Sus protestas en contra de la injusticia, en contra del culto ritualista, vacío de corazón, y en contra de las pretensiones autoritarias del rey y del sacerdote, sus denuncias,  son suficientemente claras y drásticas como para que se viera en él un hombre revestido de toda la fortaleza de Dios. Lo que hemos escuchado en este día es el final del libro de Amós. Y es importante ver que con la misma fuerza que se tiene para denunciar, se tiene para dar esperanza. Ahí, pues, tenemos una primera enseñanza para nosotros. El que tenga tanto coraje para decir los males, que tenga también inteligencia para encontrar soluciones.
Desde ese primer capítulo hasta el capítulo octavo, es Dios diciendo, con vigor cortante y drástico, su parecer sobre el mundo; es Dios contando lo que ve, denunciando lo que ve: la injusticia. Pues todo ese vigor de ocho capítulos, apenas nos deja el final de este capítulo noveno para contar la esperanza. Si Dios nos ayuda, intentemos percibir cuál es la esperanza que anuncia. Amós era un campesino, un campesino cultivador de sicómoros,  y todas sus comparaciones son así, del campo. Si nosotros tomamos las comparaciones que nos ofrece en este capítulo, tienen algo en   común entre todas ellas, algo que podríamos resumir así: el esfuerzo humano alcanzará su fruto. Es muy interesante ver que lo que tiene en común todas estas imágenes del tiempo de la restauración en Amós, es eso, el esfuerzo humano no se va a perder, la cosecha dará su fruto.

SALMO RESPONSORIAL: 84
R/ Dios anuncia la paz a su pueblo.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón." R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUEMONOS A SU CONTEXTO
La experiencia del poder salvador de Dios en la historia de Israel, permite al salmista pedir a Dios que continúe y lleve a término esa acción salvadora. Su acción garantiza al pueblo la paz y la libertad. Esa experiencia se planifica en el acto salvador por excelencia realizado por Dios en la muerte y resurrección de Jesús. La justicia liberadora de Dios ofrece la paz a toda la humanidad.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9, 14-17

“¿Es que pueden guardar luto, mientras el novio está con ellos?”
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El aspecto sobre el que apuntaremos la reflexión de hoy, se relaciona con las imágenes de los ayunos, el novio, los remiendos y el vino. La lectura nos muestra dos prácticas contrapuestas: el ayuno de los fariseos y los discípulos de Juan el Bautista y el no ayuno de los discípulos de Jesús. Queda claro que seguirlo y estar con él no requiere de ayunos y prácticas externas. En cambio, sí nos llama la atención en algo muy importante: “Nadie usa un trozo de tela nueva para remendar un vestido viejo… Ni se echa vino nuevo en odres viejos…”. Sucede que en nuestra vida nos llenamos de esos «nadie» al revés, porque seguimos creyendo que seguir a Jesús es asunto de poner meros remiendos en nuestra vida. Son los cambios superficiales que hacemos, pero nuestra vida continúa enraizada en actitudes que no ayudan a una conversión profunda y sincera. Significa que nuestro compromiso de seguir y estar con Jesús nos demanda cambios radicales y no simples paños de agua tibia. Caminemos, pues, en esa dirección y hagamos presencia viva la manifestación de Jesús en la Iglesia, el mundo y la comunidad. Ese será el ayuno que más agrade al Señor.

ORACIÓN
Gracias Señor, porque nos llamas a permanecer contigo para ser personas renovadas, nuevas y que transmitimos la certeza de que Dios ha venido a nuestra condición humana y nos ha permitido entender el verdadero proyecto de liberación desde el amor.  Ayúdanos a ser el vino nuevo que atrae a otros y otras hacia ti. Amén.


“Deja que el vino nuevo del Evangelio se vierta en un corazón puro, lleno de amor, justicia y misericordia”  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: