sábado, 1 de noviembre de 2014

Martes 4 de noviembre de 2014


“LO QUE CUENTA ES EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO”

PRIMERA LECTURA
FILIPENSES 2, 5-11
“Se rebajó, por eso Dios lo levantó”
Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy estamos ante un texto precioso entre todos: el gran himno de la humildad, de la humillación, del abajamiento de  Cristo. Aquel que no rehusó el suplicio, incluso la  muerte en cruz.  En este texto se entrelazan de modo misterioso, pero inseparable, el pecado, que engendra violencia y termina humillando al inocente, y la caridad, que engendra la donación de sí mismo y termina volviéndose humildad sublime y también victoria admirable. Humildad, nacida de la caridad, que transforma a la humillación, nacida de la violencia, en fuente de gracia: este es el misterio que Pablo canta con palabras inmortales.
La humillación se vuelve humildad. Es el amor quien lo ha hecho posible. Estábamos acostumbrados a que de la humillación nazca resentimiento, venganza, odio. Mas ahora nos volvemos a la Cruz de Cristo, y encontramos una humillación sin odio, sin venganza y sin resentimiento, sin odio.
Ahora bien, esa admiración y esa gratitud tienen que traducirse en algo muy nuevo, en algo muy especial, que nos muestra el  evangelio de hoy.  Los invitados finales al banquete son los humillados, son los despreciados, son los abajados. No podemos  quedarnos  en la admiración al misterio de la humillación de Cristo sin la evangelización, sin el anuncio de la Buena Noticia a aquellos que son como Cristo, a todos los que  no suelen importar, todos los pobres, todos los excluidos, todos esos que no suelen interesarnos. Y por eso tenemos una buena noticia para ellos, y la buena noticia no es otra sino el mismo Cristo. Son y somos importantes para Dios,  Él ha tomado nuestras vidas, Él ha tomado nuestra existencia, Él ha  tomado nuestro  dolor y construye con nosotros esperanza. Que Dios el Señor transforme nuestras vidas; que Dios el Señor cambie tantos criterios nuestros y que nos abra al desafío incomparable de la Cruz y del Evangelio.
SALMO RESPONSORIAL: 21
R. / El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. R.

Mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
En medio de una gran aflicción, el salmista, perseguido injustamente expresa su confianza en la ayuda del Señor. Este salmo lo aplica el Nuevo Testamento a Cristo en su pasión. Casi todo él puede leerse en esa perspectiva. Sin embargo, la esperanza de no morir queda transformada por la realidad de la nueva vida de Cristo resucitado. El discípulo de Cristo debe tomar la cruz y seguirlo.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14, 15-24

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!"
Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado."
Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir."
El criado volvió a contárselo al amo.
Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos."
El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En los cruces de los caminos se juntaban las personas ‘indeseables’: desempleados, prostitutas, deudores morosos, lisiados y enfermos. Los invitados a una boda eran, por el contrario, todas las personas deseables: acaudalados terratenientes, reconocidos rabinos, prestigiosos sacerdotes, damas de alto copete, etc. Jesús nos muestra cómo quienes han acudido a su llamado pertenecen en su mayoría a los de la primera categoría y muy pocos a la segunda. ¿Por qué las personas ‘importantes’ no le prestan atención? Por la simple y llana razón de que las preocupaciones derivadas de sus bienes, de su trabajo y de su familia acaparan todas sus fuerzas y deseos y ya no les queda sino un interés residual por otras ofertas que, aunque sean importantes en el plano religioso, carecen de significado en el plano pragmático. Al llenarse la casa de gente socialmente insignificante sobra aún espacio, porque estas personas están acostumbradas a compartir el techo y la comida y,  por eso, aunque son más consumen menos y alcanza para otros que están abandonados en senderos y veredas.
 El desafío que nos lanza Jesús es que nos demos cuenta quiénes son realmente quienes aceptan la invitación a participar en el banquete del Reino, porque la realidad con frecuencia contraría  nuestras expectativas.

ORACIÓN
Señor ayúdanos a desprendernos de todo, a sentirnos necesitados(as) de Ti,  porque no en vano viniste a enseñarnos el verdadero sentido de la liberación que es reconciliarse con el Padre  Creador y seguir tu ejemplo de dar la vida para encontrar la paz en tu proyecto comunitario de fraternidad, igualdad, y  justicia. Eso es en gran medida lo que esperas de tus discípulos(as). Amén.

“Estamos invitados(as) a renunciar a toda expresión de poder dominante y convertirnos en signo de poder de servicio y humildad”

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