sábado, 1 de noviembre de 2014

Jueves 13 de noviembre 2014



“SER CRISTIANO ES ACOGER POR LA FE AL OTRO COMO HERMANO(A)  AMADÍSIMO”
San Alberto Magno

PRIMERA LECTURA
FILEMON 7-20

“Recíbelo no como esclavo, sino como un hermano querido”
Querido hermano: Me alegró y animó mucho tu caridad, hermano, porque tú has aliviado los sufrimientos de los santos. Por eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para mandarte lo que conviene hacer, prefiero rogártelo apelando a tu caridad, yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús.
Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora, en cambio, es tan útil para ti y para mí; te lo envío como algo de mis entrañas.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo. Si en algo te ha perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta; yo, Pablo, te firmo el pagaré de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu propia persona. Por Dios, hermano, a ver si me das esta satisfacción en el Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La carta a Filemón, un documento breve y de tono coloquial, deja asomar una lógica diversa. Pablo renuncia a su autoridad y quiere hablar en nombre del amor. Su planteamiento es fascinante en su sencillez. Resulta que Filemón era dueño de un esclavo llamado Onésimo, que se fugó y fue a parar junto a Pablo. Tanto Filemón como Onésimo han sido evangelizados por Pablo y el incidente de la fuga motiva una carta tan cálida en su expresión como profunda en sus propuestas.
Pablo no propone una ley que prohíba la esclavitud; ni siquiera pide que se proscriba esa palabra. Pero dinamita por dentro la idea de que alguien pueda disponer de otra persona a su antojo. A Filemón le recuerda que Cristo es Señor de todos; todos somos esclavos de este bendito Señor, que ha sido primero en servirnos y primero en amarnos. No importa entonces tanto cómo nos llamemos en una escala social, importa lo que seamos en la asamblea de los elegidos y redimidos.
Es una revolución extraña a nuestros ojos, quizá porque estamos acostumbrados a cambiar primero los nombres de las cosas para luego decir que las cosas son distintas. Aquí Pablo procede al revés: no cambia los nombres pero hace nacer realidades nuevas. No proclama unos "Derechos Humanos", pero los hace realidad. Los cambios de palabras a menudo son instrumento de propaganda o de demagogia. Los cambios de corazones y en los hechos son obras del amor de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 145
R. / Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Otro canto de alabanza al reinado de Dios en favor de los necesitados. Jesús proclamó el reinado de Dios. Y lo hizo presente con sus obras de compasión y de poder. 

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 17, 20-25

"El Reino de Dios está entre ustedes"
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó: "El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros".
Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El relato de la curación de los diez leprosos del día de ayer, asoma como el preludio de la enseñanza de Jesús, sobre la irrupción definitiva de la llegada del Reino de Dios. La conexión es natural porque hablar de salvación implica involucrarse en la obra de Dios, en el desenlace de la historia, y ésta tiene sus tiempos ponderados.
En el evangelio de hoy hay algo que preocupa a los fariseos ¿Cuándo va a llegar el Reino de Dios? ¿Por qué surge esta pregunta? Porque a pesar de observar con sus propios ojos las obras que Jesús ha venido realizando no reconocen que Él ha sido enviado por el Padre a instaurar su reino en la tierra. Por esta razón continúan esperando algo más, desconociendo que el Reino de Dios ya está presente en medio de ellos y sólo esperan que se manifieste de manera espectacular. Jesús en cambio, responde refiriéndose siempre al presente basta que abran los ojos y reconozcan los prodigios y maravillas que Jesús ha realizado.
Dice el refrán popular que “nadie sabe lo que tiene hasta cuando lo pierde” esta parece ser la advertencia que le hace Jesús a sus discípulos: “llegará un día en que desearán disfrutar de la presencia del Hijo del Hombre y no la podrán tener”.

Aprovechemos cada instante de nuestra vida para disfrutar de la presencia de Jesús que ha querido quedarse entre nosotros; descubramos su presencia durante la lectura orante de su palabra en comunidad, que nos ilumina para comprender cómo se manifiesta el Reino de Dios en la sencillez y la humildad, en el camino de la cruz y del dolor.
El Reino de Dios no hace referencia a ningún territorio o espacio sino la Palabra para expresar una nueva relación entre Dios y el ser humano. En Cristo el Reino fue instituido de manera definitiva. Por esto la proclamación del Reino de Dios es el punto central de la predicación de Jesús.

ORACIÓN
Señor, tu ejemplo de vida nos lleva a caer en cuenta que estás entre nosotros, que haces comunidad con quienes nos unimos entorno a un Dios tan amoroso y misericordioso, que no debemos esperar a pasar a tu dimensión para vivir desde aquí tu Reino de fraternidad, justicia, casa y mesa de la vida. Por favor ayúdanos a estar siempre abiertos para nuestros hermanos y hermanas de comunidad. Amén


“Si el Evangelio es música escrita, debemos esforzarnos por ser música cantada, es decir Evangelio vivo”

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