sábado, 1 de diciembre de 2012

Viernes 21 de Diciembre de 2012


“CELEBRAMOS, COMO ISABEL, LA PRESENCIA CERCANA DEL AMADO DEL PADRE”

PRIMERA LECTURA
CANTAR DE LOS CANTARES 2,8-14

“Llega mi amado, saltando sobre los montes”

¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.

Habla mi amado y me dice: "¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura."

REFLEXIÓN
Jesucristo viene, ya viene naciendo. El calendario parece acelerarse a medida que se llega a esa fecha, entrañable y bella, en el portal de Belén. La noticia, la buena noticia por excelencia, es esta y sólo esta: "¡Jesucristo viene!".
La llegada de Jesús, cuyo solo nombre ya significa salvación, colma nuestra esperanza porque en él está cuanto puede desear rectamente el alma humana. Él es nuestra libertad, nuestra justicia, nuestra salud, nuestra paz. Dichosos nosotros que algo conocemos de los tesoros incalculables de recibirle y hemos saboreado algo de la paz y plenitud que él trae a nuestra vida.
El texto poético del Cantar de los Cantares nos aproxima a esa experiencia, íntima y transformante, descrita románticamente: ¡Oh, qué gozo para la niña enamorada, sentir los pasos del amado! ¡Qué palpitar en su corazón, qué rubor en sus mejillas, qué esplendor de sonrisa en sus labios! "¡Es él, es él!", le grita el corazón, y ella, temerosa y gozosa a la vez, apenas asoma a la ventana, para comprobar con júbilo impetuoso, que lo que anunció el oído ahora pueden disfrutarlo los ojos: sí, es verdad, es Él; el amado está aquí.,
Su llegada no puede quedar en penumbra: Él es el Señor, es el Amado. Necesitamos muchas cosas para nuestra vida: salud, justicia, sinceridad, etc, pero antes que nada, necesitamos amor. Y para nuestra inmensa necesidad de amor, he aquí que viene el Amado. La saciedad que se siente ante Jesús no es sólo la alegría de ver que nuestros problemas logran solución. Él no es solamente el que resuelve nuestros problemas, sino que su amor dulce y maravilloso, puede colmar los abismos y vacíos más hondos de nuestro corazón. Jesús no viene sólo a poner parches a una vida que podría entenderse sin él: viene a ser nuestra vida en su sentido más pleno y perfecto. “Él quiere ser todo para ti, el invierno se ha acabado ahora es tiempo de vivir una nueva primavera de cantos y perfumes, de sonrisa y de danza”. ¡Feliz, mil veces feliz el que decide aceptarlo!

SALMO RESPONSORIAL: 32
Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.

El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,39-45

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."

REFLEXIÓN
Lucas relata el encuentro de Isabel y María. Una mujer mayor, esposa de un sacerdote, que encarna las radiciones de Judea, junto a una joven campesina que refleja las tradiciones de Galilea. Isabel saluda a María con alegría y reconoce en ella la acción de Dios. Las menciones del Antiguo Testamento puestas en boca de Isabel relacionan a María con la Tienda del Encuentro, portadora de la presencia de Dios, y con las mujeres que han sido importantes en la historia del pueblo como Judith, Ester, Rut. María es la mujer en la que se lleva a cabo la plenitud de la revelación del Antiguo Testamento; ella es la nueva tienda donde ahora se revela y manifiesta Dios a los hombres. En Isabel y María convoca Dios a Israel a inaugurar un nuevo tiempo donde toda diferencia o exclusión queden superadas por la fraternidad y el amor. El cántico proclamado por María que recoge Lucas exalta a Dios por la obra que ha puesto en marcha a favor de la humanidad, y especialmente de los pobres y desvalidos, los necesitados y humillados. Vayamos al encuentro del otro como María, y reconozcamos como Isabel la presencia ya actuante del reino de Dios en medio de nosotros.

ORACIÓN
Amado Espíritu Santo haz que podamos saltar de gozo ante el enviado de Dios que nos trae la revelación de su Proyecto reconciliador y liberador. Que como María, diligentemente, vayamos en ayuda de las personas que lo necesiten. Gloria y alabanzas a ti  Precioso Jesús; esperanza nuestra. Amén

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