“HAY
QUE RECONOCER Y ACEPTAR A LOS ENVIADOS DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO
48,1-4.9-11
“Elías volverá”
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas
palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los
diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego.
¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Un torbellino te
arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está escrito que te
reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para
reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso
quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La
Biblia asocia más de una vez a Elías con el fuego (1 Re 18,25; 2 Re 1,10.12;
Sir 48,1). Su palabra purifica, trae ardor de fe y provoca incendios que
propagan el celo por la causa de Dios. Quizá tal es la esencia de este profeta:
el celo, es decir, el amor que reclama sus derechos.
Es
posible que a nosotros un amor así nos parezca exagerado. Preferimos tal vez
una fe sin sin excesos, sin mucho compromiso. El problema es que así, esa
actitud, fácilmente nos vuelve cómplice de los intereses de los poderosos de
este mundo. Una fe acostumbrada a no sufrir es una fe acostumbrada a negociar,
a evitarse problemas, a venderse por el precio engañoso de una aparente calma.
Por eso, de tanto en tanto necesitamos profetas de fuego.
SALMO RESPONSORIAL 79
R/ ¡Oh Dios,
restáuranos; que brille tu rostro y nos salve!
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
LECTURA DEL
EVANGELIO
MATEO 17,10-13
“Elías ya ha venido, y no
lo reconocieron”
Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús:
"¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Él
les contestó: "Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya
ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también
el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos." Entonces entendieron
los discípulos que se refería a Juan, el Bautista.
REFLEXIÓN:
Los judíos, en tiempos de Jesús, esperaban
el retorno de Elías. La profecía de Malaquías decía que el profeta Elías
regresaría antes del día de Yahvé, antes de la venida del Mesías. Y por esa
profecía la gente esperaba a este precursor. Pero sus acusadores utilizaban
éste argumento para rechazar a Jesús, ya que Elías, según ellos, aún no había
venido, y por tanto, el Mesías tampoco. Jesús afirma que Elías ya vino, pero no
lo reconocieron y lo maltrataron. Juan el Bautista es Elías, porque el fuego
del Espíritu lo habita y prepara el camino del Señor. Jesús invita a reconocer
la acción de Dios aquí y ahora, nos ancla en la necesidad de reconocer la
acción de Dios en la historia, en las personas que denuncian la injusticia y
anuncian la Buena Nueva. Hay que descubrir los signos de los tiempos a través
de las situaciones concretas, para que examinemos los hechos y acontecimientos
que el Espíritu suscita en nuestra vida. En lo pequeño es donde más habla Dios
al hombre. En los que luchan por la justicia y la dignidad de las personas con
un compromiso diario es donde se presenta con mucha fuerza el Espíritu de Dios.
ORACIÓN
Señor gracias porque tu Palabra suena en
la historia por boca de tus profetas y se ha hecho visible y palpable en las
acciones que realizan. Ayúdanos por favor a identificarlos en medio de este
mundo para no ignorarlos ni permitir que los quiten del camino y así se logre
instaurar la justicia y el derecho porque ha vuelto la civilización del amor
verdadero, el de Dios dueño de la vida. Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: