"ANUNCIAR A JESÚS ES PARTICIPAR EN EL MISTERIO DEL AMOR"
Hoy celebramos la fiesta de san
Juan evangelista. Según la tradición, se le identificaba como
autor del Cuarto Evangelio, de
las tres Cartas Joánicas y del Apocalipsis con el “discípulo amado”. Hoy
sabemos que los autores de estos escritos sagrados son otros, pero que pertenecieron
a las comunidades evangelizadas por Juan. El evangelio de Juan se caracteriza
por ser de una hondura espiritual
y teológica que lo hace diferente de los otros tres evangelios sinópticos.
También se ha llamado a este evangelio el “evangelio de los signos” ya que todas
las acciones de Jesús están relacionadas con los signos mesiánicos que
evidencian la llegada del Reino de Dios.
PRIMERA LECTURA
1JUAN 1,1-4
“Os anunciamos lo que hemos visto
y oído”
Queridos hermanos: Lo que existía
desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios
ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida
(pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y
os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso
que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en
esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos
esto, para que nuestra alegría sea completa.
REFLEXIÓN
Dos características destacan
indudablemente, en los escritos del apóstol Juan; dos notas que parecen
contradecirse en términos físicos, pero se complementan bellamente cuando se
trata de espiritualidad: altura y profundidad, es decir: ojo a lo alto y mirada
a lo profundo.
La audacia de su mensaje compite con la
belleza de su expresión, de modo que el corazón creyente, cuando de veras lee a
Juan, llega asentir esa especie de embriaguez deliciosa que se siente en los
lugares altísimos, cuando todo se hace visible y adquiere por así decirlo su
lugar en el conjunto sobrecogedor e imponente. Apegado a lo concreto y a lo
real, mira qué nos ofrece: "lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la
vida...". No es un vendedor de quimeras, no es un soñador atorado en sus
ilusiones: es ante todo un testigo. Es difícil saber cuál podría ser la
"gran palabra", el concepto clave de la enseñanza de Juan: Lo más
seguro es decir que, más que una palabra o una única idea, en el corazón de la
doctrina de Juan tenemos un conjunto armonioso y complementario de experiencias
vividas desde Dios y hacia Dios. En este sentido el término clave sería
"comunión". Estar "en comunión" es precisamente
participar-de, recibir y compartir, aprender y ejercer un lenguaje, vivir lo
mismo aunque no en la misma forma, en fin, llegar a ser con el otro.
"Estar en comunión", es respirar de un mismo Espíritu, tener, haber
aprendido juntos un modo de hablar sobre el Señor, llorar con las lágrimas del
hermano y reír con su sola sonrisa.
Salmo responsorial: 96
R/ Alegraos, justos, con el
Señor.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y
derecho sostienen su trono. R.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos
los pueblos contemplan su gloria. R.
Amanece la luz para el justo,
y
la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R.
LECTURA EVANGELIO
Juan 20,2-8
"El otro discípulo corría más que
Pedro y llegó primero al sepulcro"
El primer día de la semana, María
Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a
quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro
discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo
corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose,
vio las vendas en el suelo; pero no entró.. Llegó también Simón Pedro detrás de
él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le
habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un
sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado
primero al sepulcro; vio y creyó.
REFLEXIÓN
El evangelio nos presenta al que era muy
amigo de Jesús (en otras versiones, el que Jesús más quería) como uno de los
primeros testigos de la Resurrección al lado de María Magdalena y de Pedro.
Estos discípulos, que estuvieron con Jesús, que escucharon sus palabras y
fueron testigos de sus obras, no habían comprendido que según las escrituras
Jesús debía resucitar de entre los muertos; y ahora el discípulo que era muy
amigo de Jesús ve y cree: Jesús ha resucitado, su proyecto de vida, de justicia
ha triunfado sobre la muerte. El evangelio de hoy nos invita a realizar nuestro
discipulado en comunidad, a ser testigos de la llegada de quien vence la
muerte. Llegar a entender que Jesús había resucitado no fue de la noche a la
mañana, sino que pasaron varios años para lograr comprender el misterio de Dios.
Hoy, la fe que se nos ha sido trasmitida por tradición nos invita a creer en
ese Jesús que nace en medio de nosotros como el Hijo de Dios que busca la
construcción del reino de vida, que vence toda clase de muerte, que está en
nuestras familias, en las comunidades para darnos vida y vida en abundancia.
ORACIÓN
Cuando nos sabemos amados por ti, sin
ningún interés, sino por tu don misericordioso, no nos queda más que dejarnos amar y corresponder con nuestra fe, transformación de vida, trato
a los demás y evangelización. Ayúdanos,
por favor a continuar anunciando tu proyecto de vida con corazón dispuesto y
generoso a la acción de Dios. Amén
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