ORACIÓN AL COMENZAR
EL DÍA
“Maranatha”
(Ven Señor), para vivir en Navidad todos
los días del Nuevo Año, es lo que deseo expresarte, Mi Señor, cada mañana de este último mes de 2012. Ayúdame a vivir
esta época con regocijo, agradecimiento y anhelo de estar junto, no solo de mis
seres queridos, sino de aquellos necesitados que me atravieses por el camino y
que son a quienes me llamas a servir,
ayudar o rescatar para Ti. Levántame con la fuerza de Tu Espíritu Santo para
que a partir de ahora me dedique más y más a ser una persona orante, reflexiva,
que me interese por conocer más de Ti a través de tu Palabra para obtener las
herramientas y estrategias que me hagan ser y hacer cada vez más como Tú; que no se me quede guardado en el pensamiento
y corazón tu actuar en mi vida, sino que sea capaz de reflejar que soy tu
Hijo(a)a, discípulo(a) y servidor(a), con mis hechos de vida, que incluye estar
atenta a las realidades sociales de este tiempo; sin creerme un ser terminado y
poderoso porque soy uno(a) de tus escogidos(as) para habitarme y hacerme
tuyo(a), sino que soy tan necesitado(a) de Ti que aún habiéndome regalado
muchos dones, soy tan débil que siempre estaré a riesgo de caer si no me
adhiero a Ti, Dios de la vida y el amor. Ven a mí en todo momento y lléname de
tu Espíritu para alabarte, bendecirte y no defraudarte, ni defraudar a mi
prójimo. Que escudriñando en tu Palabra durante estos días de Adviento y
Navidad, logremos descubrir el sentido increíble de tu paso por este mundo y
por nuestra vida. ¡Que lindo!, te hiciste humano para enseñarnos que venimos de
Dios y que, debemos vivir en Él desarrollando el gran mandamiento del AMOR.
Te
amo, te alabo y te doy infinitas gracias, en unión de todos(as) los(as)
hermanos(as) que a lo largo de este año han seguido, aprendiendo y luchando por
reflejar el Día a Día con la Palabra,
por tu presencia en nuestras vidas y por este instrumento que tanto nos anima e
instruye.
Bienvenido
a nuestras vidas, bendito, precioso, maravilloso, misericordioso Dios. Todas
las expresiones se quedan cortas para decirte cuan grande es tu Presencia en
este mundo, en nuestro ser, en las familias, comunidades, en la sociedad, en la
naturaleza, mejor dicho, en todo lo creado por ti. GRACIAS DIOS.
ORACIÓN
AL FINALIZAR EL DÍA
Aquí estoy, en el silencio de la
noche, mi dulce Señor, mi amado Salvador, para darte gracias por lo que me
permites vivir cada día de este bendito mes que nos lleva a recordar y celebrar
el sentido de tu presencia en este mundo y en nuestra existencia. Como no
agradecer el privilegio de habernos llamado, aún sin merecerlo, para ser tus
discípulos(as) y enseñarnos a entender cuál es el verdadero gozo de estas
celebraciones, que más que jolgorios, fiestas, licor y regalos, que si hacen
parte de las tradiciones y en su medida las podemos compartir, es el gozo, la
alegría desbordante de tu Espíritu que nos ayuda a entender la grandeza de tu
amor Dios Padre-Madre. Eres nuestro
sustento, nuestro Creador y el que tiene la última palabra en nuestra vida. Que
esa esencia de tu Amor nos lleve a
valorar y agradecer el compartir con nuestras familias, comunidad, amigos,
vecinos y desconocidos. Que en tu hogar queramos estar y vaciemos nuestra
humanidad para ser llenos de Ti, de tu propuesta de un estilo de vida
diferente, que busca el perdón y el bien en todo el globo terráqueo. Que si somos granitos de amor en nuestro
entorno estaremos sembrando tu anhelo de un mundo unido a Ti y al sentido
verdadero de habernos creado, perdonado y liberado. Por favor que no dejemos de
suplicarte durante este mes que nos ayudes
a ser mejores personas, a ver con esperanza el nuevo año que en pocos
días comienza, que nos ocupemos más en ser sembradores(as) desde nuestra
conversión, que con gozo y alegría realicemos
acciones concretas, personales, familiares y comunitarias, llevando a cabo, de
esta manera, la misión que nos encomiendas de ser sembradores del amor que nos
hace justos, pacifistas, solidarios, sabios, comunitarios y agentes de cambio, que rechazan todo sistema
que atenta contra la destrucción de la vida.
Me voy al descanso exclamando:
Bienvenido a nuestras vidas por siempre Humano y Divino Hijo de Dios; nuestro
Hermano, Pastor, Maestro y Amigo, Jesús. Amén
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