domingo, 1 de diciembre de 2024

Jueves 19 de Diciembre de 2024

 

“ÉL NOS ELIGIÓ Y PREPARÓ”

 

PRIMERA LECTURA

JUECES 13,2-7.24-25ª

 

“El ángel anuncia el nacimiento de Sansón”

 

En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos. El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: "Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos." La mujer fue a decirle a su marido: "Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte." La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Las lecturas de hoy nos presentan el anuncio de dos nacimientos y dos fortalezas. La llegada de cada ser humano a este mundo es una inmensa pregunta al futuro. La Historia misma es ante todo el tejido de las decisiones, pequeñas o grandes, que vamos tomando, y por ello la voluntad de cada persona es un elemento más de libertad para el conjunto de la humanidad. En este caso los dos nuevos seres humanos tendrán una característica en común: una inmensa fortaleza. La proverbial fuerza física de Sansón y el poder de la denuncia de hacen pareja. Aunque, si bien lo pensamos, hay varios contrastes entre estos dos formidables siervos de Dios.

Sansón es la imagen de un hombre que quiere cambiar su entorno; Juan Bautista es aquella voz que llama a cada uno a revisar su propia vida. Sansón mira y hace mirar hacia fuera; Juan mira y hace mirar hacia adentro. Como Sansón actúa hacia fuera, desconoce su propio interior, y allí, en su mundo interior de afectos, es atrapado por un cariño que finalmente lleva al desastre su camino. En paralelo: como Juan denuncia la infidelidad interior, la del corazón, es encarcelado por un rey que vive encadenado a una pasión ilícita. Finalmente: aunque Sansón fue atrapado por ese afecto interior, al final de sus días ejerció a su modo su vocación y puso su fortaleza al servicio del plan divino. Paralelamente, aunque Juan fue encarcelado en su cuerpo, su profetismo obró en libertad y su martirio dejó una página imborrable de santidad y fidelidad que todavía hoy nos libera y hace inmenso bien.

 

SALMO RESPONSORIAL: 70

R. / Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria.

 

Sé tú mi roca de refugio,

el alcázar donde me salve,

porque mi peña y mi alcázar eres tú.

Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

 

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza

y mi confianza, Señor, desde mi juventud.

En el vientre materno ya me apoyaba en ti,

en el seno tú me sostenías. R.

 

Contaré tus proezas, Señor mío,

narraré tu victoria, tuya entera.

Dios mío, me instruiste desde mi juventud,

y hasta hoy relato tus maravillas. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

El salmista apela a su larga experiencia de anciano para expresar, en medio de la aflicción, su confianza inalterable en la ayuda del Señor. Él quiere dejar un testimonio de la gracia de Dios a las generaciones venideras, se encuentra la petición y la acción de gracias. La comunidad discipular en su oración también recurre a la memoria del pasado, expresa en el presente su fe y su confianza en la esperanza del Reino de Dios.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 1,5-25

 

“El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista”

 

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto."

Zacarías replicó al ángel: "¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada." El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento." El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: "Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Dos viejos con esperanza. Zacarías, del grupo sacerdotal, e Isabel anciana y estéril. Ambos “temerosos de Dios”; es decir, con la confianza puesta en Él a pesar del pesimismo que reinaba en el pueblo porque los romanos y las autoridades religiosas y civiles judías imponían pensadas cargas sobre las espaldas de los pobres. El ángel Gabriel anuncia a Zacarías el nacimiento de un niño de las entrañas secas de Isabel. Por supuesto que ante semejante noticia el anciano dudara. El signo de autenticidad de la promesa anunciada es la mudez, es decir, guardar silencio profundo ante la revelación del misterio de Dios. Isabel se sobrecoge, hay gozo en su corazón: Dios ha sido misericordioso con ella, con los dos. Se encerró en casa, en su interior para meditar y contemplar las maravillas que Dios hace en medio del pueblo para mantener viva la esperanza a pesar de la desesperación, la fe en medio de la desconfianza. ¿En medio de las dificultades, sabemos mantener la confianza en el Dios que actúa desde lo imposible?

 

ORACIÓN

Señor en estos días nos llevas a comprender que naciste de mujer en el seno de una familia, pero que procedes del mismo Dios. Por eso lograste impregnar el mundo de su verdadera esencia, como lo hiciste en Zacarías e Isabel: ese amor que produce, justicia, misericordia, unidad, paz, servicio y el propósito de luchar por sembrar de ti para que muchas personas sean capaces de construir a su paso un mundo diferente, que se hace más humano desde tu divinidad. Te pedimos sigas obrando en nosotros y podamos vivir hoy una nueva Navidad. Amén 

 

“Con nuestras actitudes podemos hacer notar a los que están lejos de Dios que Él está cerca de los que le buscan con fe y esperanza”

 

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