domingo, 1 de diciembre de 2024

Martes 10 de Diciembre de 2024

 

“DIOS Y LA MISERICORDIA”

 

PRIMERA LECTURA

ISAÍAS 40,1-11

 

“Dios consuela a su pueblo”

 

"Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados."

 Una voz grita: "En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-." Dice una voz: "Grita." Respondo: "¿Qué debo gritar?" "Toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos; se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por siempre." Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: "Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

La primera lectura nos ofrece una de las páginas más emotivas de la profecía de Isaías. El grito de amor y compasión nos traspasa: "¡consuelen a mi pueblo!". No estamos ante un juez implacable, ni frente a una norma anónima; no nos gobierna una ley inexorable, ni un destino ciego. Por grande y santo que sea el cielo, por puro y bello que sea Dios, sabe de tierras y miserias; entiende de dolores y pecados. En lo más alto hay un corazón. La suprema palabra no es una idea seca y fría, sino un corazón que palpita, que ama y que a su hora sabe gritar: "¡consuelen a mi pueblo!".

Ahora bien, el consuelo sólo es comprensible después del tiempo duro. Y el tiempo duro en el contexto de esta profecía tiene nombre propio: “el destierro”. Sólo que hay dos durezas en el destierro, como en todos los dolores que se enmarcan en la providencia de Dios: la dureza del castigo y la dureza de la medicina. Uno puede mirar los tiempos duros sólo como tiempos amargos, o puede mirarlos como purificación y preparación para una realidad nueva. El consuelo existe para quien espera un “tiempo nuevo”.

El pueblo ha pecado; el pueblo ha sido humillado pero el pueblo ha aprendido una lección. ¿Cuál? Sólo Dios es grande. Hay una ganancia neta y es la derrota de la soberbia y el rebrotar de la gratitud y la admiración por la grandeza y la misericordia de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL: 95

R/  Nuestro Dios llega con poder.

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre,

 proclamad día tras día su victoria. R.

 

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones.

Decid a los pueblos: "El Señor es rey,

él gobierna a los pueblos rectamente." R.

 

Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque, R.

 

delante del Señor, que ya llega,

ya llega a regir la tierra:

regirá el orbe con justicia

y los pueblos con fidelidad. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo nos invita con insistencia a "cantar". Más adelante, por tres veces, vuelve la insistencia: "Dad gloria al Señor".¿Quién es el invitado a la fiesta? Primero el pueblo de Dios, Israel. Y el nuevo Israel. La Navidad hay que celebrarla "con todo el mundo". La Iglesia, pueblo de alabanza a Dios, debe ser misionera, es decir, encargada de convocar a todos los hombres a la fiesta de Dios, fiesta universal. Pero no es solamente Israel quien debe alabar. "Todas las familias de los pueblos"... están convocadas a entrar en Su Presencia.

 

LECTURA DELL EVANGELIO

MATEO 18,12-14

 

“Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Mateo y su comunidad nos muestran en este pequeño relato, usando la imagen de las ovejas, la lógica de Dios. Dios no opta por la marginación y exclusión de los pequeños, por el contrario, acoge a los débiles. Todas las ovejas son importantes en el proyecto de Dios, de igualdad y de justicia. El Señor que viene es como un pastor que no hace diferencia con sus ovejas. Dios es el padre misericordioso, que a pesar de nuestras debilidades nos ama entrañablemente, nos escucha y nos perdona. El versículo 10, anterior al pasaje que leemos hoy, nos da la mejor pista para comprender el mensaje. A los “pequeños” Dios siempre los cuida. La oveja que se extravía es uno de esos pequeños. Dios actúa a través de la comunidad, por tanto somos todos responsables de esos pequeños que identificamos con los pobres, los huérfanos, los enfermos, los desprotegidos, los excluidos, los faltos de instrucción, étc, a quienes se puede engañar haciendo que se pierdan. El Señor vino a salvar precisamente a aquellos quienes la sociedad no valora sino que desprecia, vino a dignificar y valorar al hombre. Miremos hoy en nuestra realidad de qué manera Dios se muestra misericordioso para con aquellos que son olvidados y despreciados y cómo nosotros somos medios de ese amor.

Son también “pequeños” quienes pueden apartarse del redil por cualquier circunstancia. La conducta de la comunidad y de sus dirigentes debe imitar la actitud de Dios en Jesucristo, que no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños y deja a los otros para ir a buscar al extraviado. El acento en torno a la responsabilidad de la comunidad, y más en este tiempo de Adviento, nos ayuda a examinar nuestras acciones, a veces carentes de misericordia, fraternidad y de valoración de las personas.

 

ORACIÓN

 Gracias, Padre, por tu gran amor para nosotros, gracias porque tu Palabra que es fiel, se sigue cumpliendo siempre.  Que cada vez que intentemos alejarnos un poco de ti y tu proyecto, sintamos de nuevo tu gran amor y en él, el gran deseo de retornar a tu casa y a tus brazos cuanto antes. Amén. 

 

 

“Dios busca a todos aquellos que están lejos de Él, como el pastor que va a buscar a la oveja perdida”

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