domingo, 1 de diciembre de 2024

Domingo 15 de Diciembre de 2024

 

“EL SEÑOR ESTA CERCA Y ES LA CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA”

 

PRIMERA LECTURA

SOFONÍAS 3, 14-18a

 

“El Señor se alegra con júbilo en ti”

 

Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta."  Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

El texto del profeta Sofonías nos habla de un tiempo poco antes del reinado de Josías. El país se hallaba sumido en la mayor miseria moral y hacía tiempo se dejaba sentir la amenaza de Asiria. Sofonías, testigo de los grandes pecados de Israel y del duro castigo con que Dios va a purificar a su pueblo, preanuncia la restauración y redención que Dios va a obrar. A los beneficiarios de ella los llama el “resto”. Con este “resto” creará Dios un pueblo nuevo. Al final de su libro Sofonías vislumbra algunas luces de esperanza: el rey Josías se presenta como un gran reformador y Asiria parece aflojar por el momento su cerco. Es la ocasión para anunciar días mejores para Jerusalén e invitar a la alegría a través de una gran fiesta en la que todo serán danzas, alegría y regocijo.

Israel rebosa gozo porque el Señor ha cancelado todas sus deudas o el castigo de sus pecados (la cautividad). El Señor establece su trono en Sión. Con Rey tan poderoso y Padre tan misericordioso nada tiene que temer nunca más (v.14-15). Ahora ya no es Israel el que se goza en el Señor; es el mismo Señor quien se goza con su nuevo pueblo. Es como el “esposo” que se goza en la “esposa”. Muchas veces en los profetas la “Alianza” es presentada como “Desposorio”: “Yahvé, tu Dios, está en medio de ti; exulta de gozo por ti y se complace en ti; te ama y se alegra con júbilo; hace fiesta por ti” (v.16-17).

 

SALMO RESPONSORIAL:Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd, 5-6

 

R/Gritad jubilosos: "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel."

 

El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.

 

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R.

 

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel." R.

OREMOS CON EL SALMO

 

Llamado “El cantico de Isaías”. El nombre de Isaías («Dios-salva») simboliza y localiza la fuente salvadora de Israel. Salvación que, si en el pasado fue liberación de Egipto, en el presente es confianza sin temor. En uno y otro caso es lícito celebrar a Dios como fortaleza, poder y salvación. La iniquidad de Israel consistió en haber abandonado a Dios, fuente inagotable de agua viva, salvadora, y haber excavado cisternas agrietadas que no pueden retener el agua. A pesar de todo, el mensaje de Isaías se abre hacia el futuro al invitar a los sedientos a beber gratuitamente. Quien sienta sed está predispuesto a adherirse a Jesús, la roca de la que mana el agua, nuevo Templo y fuente abierta en Jerusalén

 

SEGUNDA LECTURA

FILIPENSES 4, 4-7

 

“El Señor está cerca”

 

Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

 

 

REFLEXIÓN

Los textos de la liturgia de hoy nos invitan a la alegría. Ese es el modo de esperar al Señor: la auténtica alegría del pueblo de Dios es Cristo, el Mesías largo tiempo esperado. A los filipenses Pablo les recomienda: “Alegraos siempre en el señor. Otra vez os digo, alegraos”.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 3, 10-18

 

¿Qué hacemos nosotros?

 

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: "¿Entonces, qué hacemos?". Él contestó: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo." Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: "Maestro, ¿qué hacemos nosotros?" Él les contestó: "No exijáis más de lo establecido." Unos militares le preguntaron: "¿Qué hacemos nosotros?" Él les contestó: "No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga." El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga." Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

 

REFLEXIÓN

El pasaje de Lucas nos habla del testimonio de Juan Bautista, el precursor. Su predicación impresiona al pueblo, la gente se acerca para preguntarle: “¿Qué debemos hacer?” (v.10), es una prueba de que han comprendido el mensaje, perciben que el bautismo de Juan exige un comportamiento. La respuesta llega enseguida: compartan lo que tengan: vestido, comida, etc. (vv. 10-11).

No se pregunta lo que hay que pensar, ni siquiera lo que hay que creer. El Evangelio pretende que el oyente de la Palabra de Dios se convierta, es decir, que su conducta y su comportamiento estén de acuerdo con la justicia que exige el Reino. La buena noticia entraña una exigencia nítida: los que tienen bienes o poder deben compartirlos con los que no tienen nada o son más débiles. Gracias a esta conversión, los pobres y menesterosos son iguales a los otros. En realidad, los pobres no preguntan, sino que están en “expectación”. El “¿qué debemos hacer?” lo deberían preguntar quienes tienen el dinero, la cultura, el poder... porque la exigencia básica, según la Biblia, es compartir.

La conversión es un cambio de conducta más que un cambio de ideas; es la transformación de una situación vieja en una situación nueva. Convertirse es actuar de manera evangélica. El evangelio nos invita a una “conversión al futuro” que se despliega en el Reino. No es mirar y volverse atrás. El futuro (que es Dios y su reinado) es la meta de la llamada a la conversión.

La tentación para no convertirse es quedarse en una búsqueda permanente o contentarse con preguntar sin escuchar respuestas verdaderas. Según el Bautista, la conversión exige saber seleccionar o elegir, “reunir el trigo” (ir a lo más importante y no quedarse en las ramas) y “quemar la paja” (echar por la borda lo inservible o lo que nos inmoviliza); acoger la Buena Nueva de la venida del Señor requiere esa conversión. Con nuestros gestos discernimos lo que nos acerca de aquello que nos aleja de la llegada del Señor. Este día Dios discernirá entre el trigo y la paja que haya en nuestra conducta.

¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que muchos nos podemos formular hoy. La

respuesta de Juan Bautista no es teoría vacía. Es a través de gestos y acciones concretas de

justicia, respeto, solidaridad, y coherencia cristiana, como demostramos nuestra voluntad

de paz, vamos construyendo un tejido social más digno de hijos de Dios, vamos

conquistando los cambios radicales y profundos que nuestra vida y nuestra sociedad

necesitan. Pero para eso, es necesario purificar el corazón, dejarnos invadir por el Espíritu

de Dios, liberarnos de las ataduras del egoísmo y el acomodamiento, no temer al cambio y

disponernos con alegría, con esperanza y entusiasmo a contribuir en la construcción de un

futuro no remoto más humano, que sea verdadera expresión del Reino de Dios que Jesús

nos trae, y así poder exclamar con alegría: ¡venga a nosotros tu Reino, Señor!

 

ORACIÓN

Señor que bello es saber que estas con nosotros(as), que nos amas y solo esperas que contemos contigo para gozarnos de haber entrado a nuestros corazones, con la esperanza que nuestra vida sea diferente porque comprendemos que ahora nos disponemos a un proceso de conversión que  nos hace mas misericordiosos(as), amorosos(as) , comunitarios(as) , sabios(as) y felices. Gracias

 

“Al saber que Dios nos ama, nuestro corazón se inflama de la alegría que contagia a cuantos viven a nuestro alrededor”

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