Santa Laura Montoya
“TRABAJAR POR EL BIEN”
PRIMERA LECTURA
Efesios 2, 1-10
“Nos ha hecho vivir con Cristo y nos ha sentado en
el cielo con Él”
Hermanos: Hubo un tiempo en
que estabais muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente
del mundo presente, bajo el jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu
que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también
así; siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y
de la imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación, como
los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos has hecho vivir con Cristo -por
pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha
sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza
de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis
salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es
un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos
a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Pablo recuerda a los Efesios:
"No se debe a vosotros..." Es maravilloso saberse amado pero hay algo
en el orgullo humano que quiere siempre encontrar un motivo para ese amor. La
razón es que si Dios tenía un buen motivo en mí para amarme, entonces bien se
ve lo bueno que soy. Uno trata de ser bueno por propia fuerza, por propio
impulso; eso seduce nuestra vanidad y mima a nuestro ego. Uno trata de
convencerse de que es lo suficientemente sagaz, sabio, virtuoso, inocente,
bello o fuerte como para "merecer" que lo salven. La Biblia no
respalda esas aspiraciones. Dios me ha salvado por puro amor, por puro regalo.
Lo bueno que había en mí no alcanzaba su verdadera meta, pues tanta
inteligencia no me hizo descubrir al Dios que se esconde en los humildes, y
tantas riquezas no me sirvieron para ganarme a un Dios que se pone del lado de
los pobres.
Así que uno tiene escoger:
¿quiero con mis obras convencer a Dios de que me ame o quiero ser la obra de un
Dios que me ha amado sin que yo en realidad lo mereciera?
Salmo responsorial: 99
R. / El Señor nos hizo y somos
suyos.
Aclama al Señor, tierra
entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con
vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
R.
Entrad por sus puertas con
acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo
su nombre. R.
"El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las
edades." R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es un canto que
invita a la alegría y a la acción de gracias, dirigida a toda la comunidad que
le aclama en el momento de ingresar al Templo. Israel reconoce con gratitud su
condición de “Pueblo” y “rebaño” del único Dios. El amor de Dios por su pueblo
se ha manifestado de manera más evidente en Jesucristo, Pastor presente en
medio de nosotros(as).
LECTURA DEL EVANGELIO
Lucas 12, 13-21
“Lo que has acumulado, ¿de quién será?”
En aquel tiempo, dijo uno del
público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la
herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o
árbitro entre vosotros?" Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda
clase de codicia. Pues, aunque uno -ande sobrado, su vida no depende de sus
bienes." Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran
cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar
la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y
construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi
cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para
muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de
quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante
Dios." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús nos invita a
enriquecernos ante Dios. La abundancia de posesiones era en la antigüedad
identificado con la tranquilidad e, incluso, con la felicidad, pero bien se
sabía por el sentido común cuán frágiles eran las seguridades provenientes de
las posesiones. A cada época de bonanza le sigue una de escasez, y con
frecuencia la precariedad sobreviene por las veleidades de gobernantes
incapaces que piensan más en sus intereses particulares que en el bien común.
Jesús nos invita a desafiar esas seguridades con el cultivo de la
espiritualidad como auténtica fuente de seguridad y felicidad. Para él, la vida
es más que la suma de los procesos biológicos, económicos y sociales. La vida
es un don y, como tal, debe ser a su vez donado en abundancia, ya que la vida,
como bien principal, no se puede retener, pero sí se puede entregar. La
herencia que Jesús nos ha dejado es precisamente ese espíritu de vida, amor y
felicidad. – Nuestra cultura promueve valoraciones excesivas respecto a los
bienes económicos y sociales, ya que pone en ellos la seguridad única y última
de la existencia; sin embargo, la consecuencia de esta actitud es el vacío
afectivo y existencial, ya que la consecución de estos bienes no produce
inmediatamente el efecto que pretenden.
ORACIÓN
Señor queremos enriquecernos
en ti, en nuestra espiritualidad, ayúdanos a desapegarnos de nuestro bienes
materiales y entender que nuestra vida en Ti tiene sentido si caminamos
contigo, aprendiendo a hacer el bien como tú, libre de represiones, apegos,
criticas, y afanes superfluos y sin sentido; ayúdanos para que nuestro
principal interés sea buscar tu Reino y vivir desde aquí la
plenitud de una existencia con propósito en, por y para el bienestar común.
Amén
“Ante Dios vale una vida en amor que produce justicia, paz y servicio,
no en la acumulación de riqueza”
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