martes, 1 de octubre de 2024

Lunes 21 de Octubre de 2024

 Santa Laura Montoya

 

 

“TRABAJAR POR EL BIEN”

 

PRIMERA LECTURA

Efesios 2, 1-10

 

Nos ha hecho vivir con Cristo y nos ha sentado en el cielo con Él

 

Hermanos: Hubo un tiempo en que estabais muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente del mundo presente, bajo el jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también así; siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y de la imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos has hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Pablo recuerda a los Efesios: "No se debe a vosotros..." Es maravilloso saberse amado pero hay algo en el orgullo humano que quiere siempre encontrar un motivo para ese amor. La razón es que si Dios tenía un buen motivo en mí para amarme, entonces bien se ve lo bueno que soy. Uno trata de ser bueno por propia fuerza, por propio impulso; eso seduce nuestra vanidad y mima a nuestro ego. Uno trata de convencerse de que es lo suficientemente sagaz, sabio, virtuoso, inocente, bello o fuerte como para "merecer" que lo salven. La Biblia no respalda esas aspiraciones. Dios me ha salvado por puro amor, por puro regalo. Lo bueno que había en mí no alcanzaba su verdadera meta, pues tanta inteligencia no me hizo descubrir al Dios que se esconde en los humildes, y tantas riquezas no me sirvieron para ganarme a un Dios que se pone del lado de los pobres.

Así que uno tiene escoger: ¿quiero con mis obras convencer a Dios de que me ame o quiero ser la obra de un Dios que me ha amado sin que yo en realidad lo mereciera?

 

Salmo responsorial: 99

R. / El Señor nos hizo y somos suyos.

 

Aclama al Señor, tierra entera,

servid al Señor con alegría,

entrad en su presencia con vítores. R.

 

Sabed que el Señor es Dios:

que él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

 

Entrad por sus puertas con acción de gracias,

por sus atrios con himnos,

dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

 

"El Señor es bueno,

su misericordia es eterna,

su fidelidad por todas las edades." R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo es un canto que invita a la alegría y a la acción de gracias, dirigida a toda la comunidad que le aclama en el momento de ingresar al Templo. Israel reconoce con gratitud su condición de “Pueblo” y “rebaño” del único Dios. El amor de Dios por su pueblo se ha manifestado de manera más evidente en Jesucristo, Pastor presente en medio de nosotros(as).   

 

LECTURA DEL EVANGELIO

Lucas 12, 13-21

 

Lo que has acumulado, ¿de quién será?

 

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?" Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno -ande sobrado, su vida no depende de sus bienes." Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Jesús nos invita a enriquecernos ante Dios. La abundancia de posesiones era en la antigüedad identificado con la tranquilidad e, incluso, con la felicidad, pero bien se sabía por el sentido común cuán frágiles eran las seguridades provenientes de las posesiones. A cada época de bonanza le sigue una de escasez, y con frecuencia la precariedad sobreviene por las veleidades de gobernantes incapaces que piensan más en sus intereses particulares que en el bien común. Jesús nos invita a desafiar esas seguridades con el cultivo de la espiritualidad como auténtica fuente de seguridad y felicidad. Para él, la vida es más que la suma de los procesos biológicos, económicos y sociales. La vida es un don y, como tal, debe ser a su vez donado en abundancia, ya que la vida, como bien principal, no se puede retener, pero sí se puede entregar. La herencia que Jesús nos ha dejado es precisamente ese espíritu de vida, amor y felicidad. – Nuestra cultura promueve valoraciones excesivas respecto a los bienes económicos y sociales, ya que pone en ellos la seguridad única y última de la existencia; sin embargo, la consecuencia de esta actitud es el vacío afectivo y existencial, ya que la consecución de estos bienes no produce inmediatamente el efecto que pretenden.

 

ORACIÓN

Señor queremos enriquecernos en ti, en nuestra espiritualidad, ayúdanos a desapegarnos de nuestro bienes materiales y entender que nuestra vida en Ti tiene sentido si caminamos contigo, aprendiendo a hacer el bien como tú, libre de represiones, apegos, criticas, y afanes superfluos y sin sentido; ayúdanos para que nuestro  principal interés sea buscar tu  Reino y vivir desde aquí la plenitud de una existencia con propósito en, por y para el bienestar común. Amén

 

 

“Ante Dios vale una vida en amor que produce justicia, paz y servicio, no en la acumulación de riqueza”

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