martes, 1 de octubre de 2024

Domingo 27 de Octubre de 2024

 


“EL MILAGRO DE LA FE”

 

PRIMERA LECTURA

Jeremías 31, 7-9

 

Guiaré entre consuelos a los ciegos y cojos

 

Así dice el Señor "Gritad de alegría por Jacob regocijaos por el mejor de los pueblos: proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos: los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán.  Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

El libro de Jeremías nos muestra un aspecto de la manifestación de Dios al que no estamos acostumbrados: la ternura. Dios nos ama sin importar si vamos por la vida como ciegos o cojos, es decir, si a duras penas podemos caminar o si apenas vemos o presentimos por dónde vamos. Dios nos ama, así estemos en un estado de vulnerabilidad o debilidad absoluta, como lo puede estar una mujer encinta o una madre que recién ha alumbrado a su hija. Dios nos ama incluso si hemos huido de él y nos hemos refugiado en el último confín de la tierra. Y la razón de ese amor no es otra que la de sentirnos hijos suyos, la de habernos engendrado por su amor, la de hacernos partícipes de su reino. Una de las insistencias de Jesús era la de vivir la experiencia amorosa de Dios como la esencia sobre la que se funda y funde nuestra vida; y no porque ello estuviera a tono con la sensibilidad religiosa de su tiempo.

 

Salmo responsorial: 125

R. / El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R.

 

Hasta los gentiles decían:

"El Señor ha estado grande con ellos."

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R.

 

Al ir, iba llorando,

llevando la semilla:

al volver, vuelve cantando,

trayendo sus gavillas. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo presenta el recuerdo de la alegría que experimentó el pueblo al regresar del destierro e invocación de una nueva intervención divina en un nuevo peligro. La liberación de Israel seguirá siendo presagio y figura de la redención que realizó Cristo y esta será prenda de liberación definitiva en la consumación del Reino de Dios. 

 

SEGUNDA LECTURA

Hebreos 5, 1-6

 

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

 

Hermanos: Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para presentar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy", o, como dice otro pasaje de la Escritura: "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La carta a los Hebreos, afianza y confirma esa dimensión del poder de Dios manifestado como compasión y misericordia. Jesús consagra nuestra vida a Dios por medio de su vida y su Palabra. El redime nuestras faltas y nos encamina por una experiencia en la que convertimos en fortalezas nuestras infaltables debilidades humanas. El nos ofrece un camino de redención que supera el puro precepto religioso, la simple justificación sentimental o un vacío racionalismo abstracto. Dios es el que llama, y nosotros somos quienes podemos responderle. Ya no queremos un gurú o un experto en religión, sino un hermano o una hermana que camine con nosotros y nos ayude a realizar esa vocación por la cual nos hemos hecho cristianos.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

Marcos 10, 46-52

 

Maestro, haz que pueda ver

 

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El evangelio de Marcos narra la curación del ciego Bartimeo, el último “milagro” de Jesús narrado por Marcos. Tradicionalmente este pasaje se ha incluido en el género “milagro”, pero si se lo examina bien, carece de algunos elementos típicos de este género y estamos, más bien, ante un relato, basado tal vez en un hecho histórico, que acentúa, sobre todo, la importancia de la fe como fundamento del discipulado.

 

El relato, está cargado de detalles. Marcos nos indica el lugar donde sucede este episodio: a la salida de Jericó, la ciudad de las palmeras en medio del desierto de Judá, la puerta de entrada en la tierra prometida, paso obligado para los peregrinos que venían de Galilea, por el camino del Jordán, a Jerusalén, ciudad de la que dista algo más de 30 kilómetros. Hay, además, una alusión explícita al nombre del ciego: Bartimeo, el hijo de Timeo. Mateo y Lucas no mencionan este detalle. Junto con el de Jairo es el único nombre propio que aparece en Marcos antes de iniciar el relato de la pasión. El protagonista es un hombre ciego, doblemente pobre, por tanto.  El diálogo comienza con una petición de Bartimeo: “Ten compasión de mí”. La petición va precedida por el título mesiánico de hijo de David. La gente lo manda callar para que no moleste. Y cuando el ciego se entera de que Jesús lo llama, “suelta  el manto” y, de un salto, se acerca (Detalle que aparece también en 2Re 7,15). El diálogo posterior se narra de una forma esquemática: pregunta (¿Qué quieres que haga por ti?), petición (“Maestro, que pueda ver”) y respuesta (“Anda, tu fe te ha curado”). Como hemos dicho, faltan el gesto y las palabras de la curación, como suele describirse. Pero la importancia de todo  esto recae en la  fuerza de la fe. Esta es la que permite pasar de las tinieblas a la luz, del borde del camino al interior del camino, de la pasividad de quien mendiga a la actividad de quien sigue a Jesús hasta el final.

Hoy se habla mucho de las terapias sanadoras a través de la medicina natural, de las técnicas psicológicas, de los flujos de energía, etc, ... y de los problemas psicosomáticos, que se curan de un modo también psico-somático... Los milagros se desnudan y se nos hacen mucho más explicables, mucho más del día a día. La vida está llena de «milagros» La fe mueve montañas, ya lo dijo Jesús. Los milagros de nuestra fe no tienen por qué ser milagros-milagros, estrictamente sobrenaturales... Al menos, muchos de los de Jesús de Nazaret parece que no lo fueron, y los nuestros de hoy día todavía es más difícil que lo sean. Tal vez necesitemos simplemente «educar los ojos» con esa inteligencia emocional, ecológica, espiritual (no en la visión lineal en la que nos educaron en el viejo paradigma)... y volver a echar mano de la fe, del «coraje de existir» y dejar tanta charlatanería e ideas que nos desvían y distraen y  creerle verdaderamente a Jesús.

 

ORACIÓN

Cuando tu presencia y tu palabra nos interpela, comenzamos a clamar tu ayuda para seguirte,  para despertar del letargo y comenzar a ver diferente la vida porque permitimos que camines a nuestro lado. Ayúdanos a confiar en tu actuar sanador y liberador a asumir una existencia de encuentro contigo, con el otro y así lleguemos a convertirnos en verdaderos discípulos(as) necesitados(as) y cuidados(as) por Ti. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Deisy Pizza en su cumpleaños. Amén

 

 

“Podemos medir la certeza de Dios en nuestro corazón cuando apreciemos el amor de Dios en el rostro de nuestro prójimo”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: