“ UN LLAMADO EN EL SILENCIO Y LA PENUMBRA”
PRIMERA LECTURA
1SAMUEL 3, 1-20
“Habla Señor, que tu siervo te escucha”
En aquellos días, el pequeño Samuel servía en templo del Señor bajo la
vigilancia de Elí. Por aquellos días las palabras del Señor eran raras y no
eran frecuentes las visiones. Un día estaba Elí acostado en su habitación; se
le iba apagando la vista y casi no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y
Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El
Señor llamó a Samuel y él respondió: "Aquí estoy. Fue corriendo a donde
estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy; vengo porque me has llamado".
Respondió Elí: "No te he llamado; vuelve a acostarte. Samuel volvió a
acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. El se levantó y fue a donde
estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, vengo porque me has llamado".
Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte".
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la
palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde
estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy; vengo porque me has llamado". Elí
comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho y dijo a Samuel:
"Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: Habla Señor, que tu
siervo te escucha". Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se
presentó y le llamó como antes: "¡Samuel, Samuel!" El respondió:
"Habla, Señor, que tu siervo te escucha". Samuel crecía, Dios estaba
con él, y ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan
hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor. Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
Samuel niño recibe el llamado de Dios en la oscuridad de la noche. Se ha
dicho que en la noche se apagan las luces y se encienden las voces, y es verdad
que desde un punto de vista físico oímos más en la quietud de la noche. La
primera enseñanza de hoy es que a menudo estaremos más dispuestos para oír las
inspiraciones del cielo si logramos sustraernos un poco de los intereses,
ruidos y ocupaciones de esta tierra. El texto nos dice que “la palabra de Dios
era escasa.” Notemos que escaso no significa débil. La palabra de Dios no es
débil porque sabe abrirse paso en medio de las infidelidades de los hombres y
llegar hasta Samuel. Esto es importante: Dios se abrirá paso; Dios hallará un
camino.
En segundo lugar, vemos que no es débil la Palabra porque todo lo que
Samuel habrá de pronunciar, aun siendo un criado en casa de Elí, es sumamente
fuerte: la devastación de la propia casa de Elí, entre otras cosas. De aquí
aprendemos que la fuerza de Dios no disminuye porque crezca su discreción, más
se hace fuerte y avanza hasta cumplir su misión.
SALMO RESPONSORIAL:
39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor: él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras que se extravían con engaños. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: "Aquí
estoy". R.
Como está escrito en mi libro: "Para hacer tu voluntad".
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.
OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo se encuentran reunidos dos poemas de
estilo y contenido diversos. El primero es un canto de acción de gracias por la
liberación de un peligro grave. El segundo es una súplica para pedir la ayuda
divina en un momento de desgracia, La obediencia de Cristo es el
sacrificio perfecto que supera los antiguos sacrificios. Él nos muestra la
fidelidad y el poder liberador de Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 1, 29-39
“Curó a muchos enfermos de diversos males”
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan
a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo
dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la
fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron
todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta.
Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los
demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se
marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al
encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te busca". El les respondió:
"Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí;
que para eso he venido". Así recorrió toda Galilea, predicando en las
sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús distingue perfectamente lo urgente de lo prioritario. Lo urgente,
atender a todos los que buscan alivio en sus palabras de liberación, sanación y
sabiduría; lo prioritario, anunciar el reino de Dios a todo el pueblo sediento
de esperanza. Esa claridad de discernimiento nace de su oración constante, que
no le quita tiempo a su ministerio sino que lo alimenta y fortalece. Atrás deja
un grupo humano que, como la suegra de Pedro, lo recibe y apoya; adelante,
aparece el gran desafío de la misión. Todos los que seguimos a Jesús nos
sentimos cautivados por sus palabras y por su estilo de vida; sus prioridades
vitales son un referente al cual acudir en nuestro diario discernimiento. La
sociedad en la que vivimos nos abruma con infinidad de ofertas para
distraernos, que nos proveen de información inútil y nos crean necesidades
superfluas; las palabras y el testimonio de vida de Jesús nos dan la claridad
necesaria para distinguir lo prioritario de lo urgente. Debemos atender las
urgencias de cada día, relacionadas con el trabajo, la familia, nuestro entorno
y otras preocupaciones reales; pero no podemos perder de vista lo prioritario:
seguir a Jesús y anunciar su mensaje.
ORACIÓN
Habla, Señor, que hoy queremos
escucharte, somos tu siervos(as) aquí estamos como Samuel, como María de
Nazareth, para cumplir tu voluntad, para hacer lo que debamos hacer, para
construir en este día contigo un camino nuevo que nos lleve al encuentro
del amor, la justicia, la paz, la felicidad, a una tierra nueva donde mane
leche y miel. Ayúdanos como discípulos(as) a apartarnos como tú a solas para
orar y en la oración encontrar la fuerza y la luz para enfrentar los retos que
la vida hoy nos exige. Amén.
“Quien escucha y acoge la Palabra de Dios
cada vez más habla con la sabiduría que solo tiene Dios”
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