Fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios
“EL PODER DE LA
BENDICIÓN”
PRIMERA LECTURA
NÚMEROS 6-22-27
“Invocarán mi nombre sobre los
israelitas y yo los bendeciré”
El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
"Diles a Aarón y a sus hijos que
cuando bendigan a los israelitas lo hagan de esta manera: 'Que el Señor te
bendiga y te proteja; que el Señor te mire con agrado y te muestre su bondad;
que el Señor te mire con amor y te conceda la paz.'
"Así ellos pronunciarán mi nombre
sobre los israelitas, y yo los bendeciré." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy nos trae una
bendición, pero sobre todo nos enseña a bendecir. No es un acto trivial ni una
simple costumbre social; es nuestro modo de acoger en cada aspecto de la vida
al Dios de la alianza. Nuestras bendiciones mutuas son prenda de la bendición
del Señor.
Podemos sintetizar los buenos deseos de
esta hermosa bendición del libro de los Números en tres aspectos, que son
también los mejores deseos para el año que empieza: protección, amistad con
Dios y paz. Defendidos del mal y fortalecidos en el bien: este es rostro de la
raza bendecida.
La bendición bíblica, que han
popularizado especialmente los frailes franciscanos, no habla directamente de
la amistad con Dios, sino del resplandor de su rostro, la cercanía de su favor
y benevolencia. Una vida bendecida va acompañada del brillo del rostro de Dios
y de una cálida proximidad a su amor y su bondad. Corresponde, pues, a lo que
solemos llamar "permanecer en la gracia de Dios".
Buen comienzo del año éste de la
bendición, bendición de la cual necesitamos tanto. Uno quisiera olvidar los
errores, olvidar tantos problemas, limpiarse de las culpas que molestan en
la propia conciencia, estrenar este nuevo año, estrenando una página
nueva del libro de su vida, y empezarla con buen pie, dando rienda suelta a los
mejores deseos de nuestro corazón... Por eso es bueno comenzar el año con una
bendición en los labios, después de escuchar la bendición de Dios en su
Palabra.
Bendigamos al Señor por todo lo que
hemos vivido hasta ahora, y por el nuevo año que pone ante nuestros ojos:
nuevos días por delante, nuevas oportunidades, tiempo a nuestra disposición...
Alabemos al Señor por la misericordia que ha tenido con nosotros hasta ahora. Y
también porque nos va a permitir ser también nosotros una bendición en este
nuevo año que comienza: bendición para los hermanos y bendición para Dios
mismo. Año nuevo, año de gracia, tiempo nuevo para empezar con
la Bendición de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 66
R: El Señor tenga piedad y nos
bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.
OREMOS CON EL SALMO
La recolección de la cosecha es motivo
para invitar a todos los pueblos a dar gracias a Dios. La providencia de Dios
se extiende a todas las criaturas, a todos los pueblos. Todos experimentan los
frutos de su bondad.
SEGUNDA LECTURA
GÁLATAS 4,4-7
“Envió Dios a su Hijo nacido de una
mujer”
Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios
envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para
rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los
derechos de hijos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu
de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: "¡Abbá! ¡Padre! Así
pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es
voluntad de Dios que seas también su heredero. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El tema de que trata esta carta es la
relación entre la filiación divina y la de la libertad del hombre (v.7). Pablo
hace un discurso pedagógico en el que nos muestra esa liberación en la plenitud
de los tiempos por medio de la persona de Cristo. El nacido de mujer y bajo la
ley nos da la plenitud de la libertad y nos da la condición de hijos, el hombre
se encuentra ahora frente a una persona: Cristo el cual, siendo como es Hijo de
Dios, no podría ser esclavo. Quien quiera que se adhiere a Él por los lazos del
Espíritu se convierte en hijo adoptivo y, por tanto, heredero de un mundo nuevo
en el que todo es don y libertad.
Ha aparecido la bondad de Dios en
Jesús, y es hora de gran alegría, para hacer saber al mundo -y a la creación
misma- que Dios ha florecido en nuestra tierra y todos somos depositarios de
esa herencia de felicidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 2,16-21
“Encontraron a María, a José y al
niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús”
Los pastores fueron de prisa y
encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo. Cuando lo
vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y
todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. María
guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su
parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y
oído, pues todo sucedió como se les había dicho.
A los ocho días circuncidaron al niño,
y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel le había dicho a
María antes que ella estuviera encinta. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:
Jesús no nace entre los grandes y
poderosos del mundo sino, muy en la línea de Lucas, entre los pequeños y los
humildes; como los pastores de Belén, que no son meras figuras decorativas de
nuestros pesebres sino que eran, en los tiempos de Jesús, personas mal vistas,
con fama de ignorantes y de incapaces de cumplir la ley religiosa judía. A
ellos en primer lugar llaman los «ángeles» a saludar y a adorar al Salvador
recién nacido. Ellos se convierten en pregoneros de las maravillas de Dios que
habían podido ver y oír por sí mismos. Algo similar pasa con María y José: no
eran una pareja de nobles ni de potentados, eran apenas un humilde matrimonio
de artesanos, sin poder ni prestigio alguno. Pero María, la madre, «guardaba y
meditaba estos acontecimientos en su corazón», y seguramente se alegraba y daba
gracias a Dios por ellos, y estaba dispuesta a testimoniarlo delante de los
demás, como lo hizo delante de Isabel, entonando el Magníficat.
La invitación es que sigamos viviendo
en tiempo de Navidad, tiempo en el que la ternura, el amor, la fraternidad, el
cariño familiar... se nos hacen más palpables que nunca. La ternura de Dios
hacia nosotros, que se expresó en el niño de Belén, inunde nuestra vida.
Dejemos recalar estos sentimientos en nuestro corazón, para que perduren a lo
largo de todo el año.
Al comenzar el año, al poner el pie por
primera vez en este nuevo regalo que el Señor nos hace en nuestra vida, vamos a
agradecerle con todo el corazón la alegría de vivir, la oportunidad maravillosa
que nos da de seguir amando y siendo amados, y la capacidad que nos ha dado
para cambiar y rectificar.
ORACIÓN
Gracias Señor por la oportunidad de vida
que nos concedes hoy al iniciar un nuevo año, Gracias por tu bendición para con
nosotros, que podamos con nuestra vida, con nuestros labios, con nuestra
presencia y nuestro actuar ser bendición también para todo aquel que
encontremos en el camino. Te entregamos Señor este nuevo año que empezamos, te
entregamos nuestra vida, nuestra familia todos nuestros sueños
nuestro planes y queremos antes que nada sujetarlos a tu voluntad. Oramos,
bendecimos y damos gracias por las vidas de Diana Carolina Franco e Irma Garzón
en su cumpleaños. Amén.
“Recordemos que
este año y los por venir, los hijos e hijas de Dios debemos hacer lo que
sea necesario por bendecir la existencia, la naturaleza y en generar
vida”
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