lunes, 1 de agosto de 2022

Jueves 18 de Agosto de 2022

 

 “TODOS(AS) ESTAMOS LLAMADOS(AS) AL CAMBIO DE VIDA”

 

PRIMERA  LECTURA

EZEQUIEL 36, 23-28

 

“Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi Espíritu”

 

"Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor -oráculo del Señor - cuando les haga ver mi santidad al castigaros. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios."   Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Toma mucho tiempo llegar al punto desde el que nos habla el profeta Ezequiel el día de hoy. Toma tiempo descubrir que la raíz de los problemas no está "afuera" sino "adentro."Afuera" están las leyes, que pueden ser muy sabias en sí mismas, pero que resultan impotentes frente a una mente suficientemente sagaz o un bolsillo ávido de sobornos. "Afuera" están las fuerzas de policía y de ejército con todas sus armas, que pueden prestar grandes servicios o ejercer espantosa tiranía.

"Afuera" están incluso nuestros bellos razonamientos, que pueden tener una lógica impecable, pero que no logran mover a la voluntad que piensa sólo en su propio provecho. El problema está "adentro," allí donde alcanzamos eso maravilloso que es la sinceridad, la imposibilidad de mentirnos a nosotros mismos. Ese "adentro" la Biblia lo llama "corazón," y la promesa grande es que Dios puede darnos un nuevo corazón. Bienaventurado quien crea y acepte tal promesa, bienaventurado quien confíe plenamente en  Él. 

 

 

SALMO RESPONSORIAL: 50

R. /Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.

 

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu. R.

 

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti. R.

 

Los sacrificios no te satisfacen:

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;

un corazón quebrantado y humillado,

Tú no lo desprecias. R.

 

 

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo es una súplica penitencial por excelencia. El salmista es consciente de su profunda miseria  y experimenta la necesidad de una total transformación interior, para no dejarse arrastrar por su tendencia al pecado. Por eso, además de reconocer sus faltas y de implorar el perdón divino, suplica al Señor que lo renueve íntegramente, “creando” en su interior “un corazón puro” .El tono de la súplica es marcadamente personal, y en el contenido del Salmo se percibe la influencia de los grandes profetas, en especial de Jeremías  y Ezequiel. En él se encuentra, además, el germen de la doctrina paulina acerca del “hombre nuevo”.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 22, 1-14

 

“A todos los que encontréis convidadlos a la boda”

 

En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda". Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis convidadlos a la boda". Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos"". Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La novedad de la parábola no radica en la indignación del rey porque su invitación ha sido rechazada, sino en su capacidad de no desistir de la fiesta y en pensar en quienes nadie invita y anhelan ser tomados en cuenta. Con lo cual, se pone de relieve el núcleo del mensaje que el texto quiere transmitir: pese a la oposición, la falta de voluntad, el desinterés o incluso la muerte, Dios sale al encuentro de los anhelos y esperanzas de quienes libremente aceptan su propuesta humanizadora. Participar con Dios de la transformación de este mundo nos pide nuevas actitudes capaces de contrarrestar la fuerza destructora del mal. Nos dice el Papa Francisco: “En cualquier caso el hombre tiene que llevar a cabo esta empresa: salir de sí mismo” (FT 88). A esto se refiere la parábola cuando pide un traje apropiado que nos disponga a la celebración de la vida a la manera de Dios. ¿Rechazamos la invitación de Dios, o nos  dejamos encontrar por Él, o salimos a su encuentro?

 ORACIÓN

Gracias Dios de amor, porque sin merecerlo, siendo personas más del montón, que vivíamos sin ti permitiste por diferentes medios que volviéramos el rostro a Ti.  Nos cambiaste la vida, nos infundiste de tu amor, nos invitaste al banquete de tu Reino y nos permites cada día de nuestra existencia caminar contigo e ir quitando las escamas de los ojos y moldeando nuestro ser para salir a invitar a otras personas. Bendito seas Señor. Amén

 

 “Dios no elige personas capacitadas, Él capacita a las elegidas”

 

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