“DIOS NOS DECLARA SU AMOR”
PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 31, 1-7
“Con amor eterno te amé”
En aquel tiempo -oráculo del Señor-, seré el Dios de todas las tribus de
Israel, y ellas serán mi pueblo. Así dice el Señor: "Halló gracia en el
desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor
se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi
misericordia. Todavía te construiré, y serás reconstruida, doncella de Israel;
todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía
plantarás viñas en los montes de Samaria, y los que plantan cosecharán."Es
de día", gritarán los centinelas en la montaña de Efraín: "Levantaos
y marchemos a Sión, al Señor, nuestro Dios." Porque así dice el Señor:
"Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos:
proclamad, alabad y decid: "El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de
Israel."Palabra de Dios
REFLEXIÓN
El capítulo que empezamos a leer hoy en Jeremías es uno de los más
importantes del libro, es la cumbre del mensaje de la esperanza. El Señor se
dirige a los supervivientes de Israel con un mensaje de esperanza: habrá un
nuevo éxodo y una peregrinación a Sión, inaugurando una era de alegría y
bienestar. Para comprender esta profecía debemos recordar que a finales del
siglo octavo Asiria destruyó el Reino del Norte con su capital, Samaria, deportando
a la gente más importante. Por eso la profecía comienza hablando de la
restauración de la alianza, para centrarse luego en el tema de la repatriación,
presentándolo como resultado del amor eterno de Dios. Lo que el profeta anuncia
es el vínculo que se retomará entre las tribus del Norte y las del Sur, con su
capital en Jerusalén. La gente del Norte no se limita a reconstruir su capital
y plantar sus antiguas viñas, también hay una reconstrucción religiosa, porque
deciden unirse a los judíos, peregrinando a Sión para visitar al Señor su Dios.
La fraternidad, la ausencia de envidias y antiguos rencores regionalistas es
elemento esencial en la esperanza del profeta.
SALMO RESPONSORIAL: INTERLECCIONAL: JEREMÍAS 31
R./El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
"El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño." R.
"Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte."
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R.
OREMOS CON EL SALMO
La liturgia nos propone hoy reflexionar la continuación del poema
hermoso y esperanzador de Jeremías que leímos en la primera lectura. El
profeta nos presenta a Dios bajo la figura del pastor, porque la decisión de
Israel de subir a Jerusalén para dar culto a Yahveh, es señal de la
reunificación de las doce tribus después de haber estado separadas durante
varios siglos.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 15, 21-28
“Mujer, qué grande es tu fe”
En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a
gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un
demonio muy malo". El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le
acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando". El les
contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel".
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: "Señor,
socórreme". Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan
de los hijos". Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor, pero también
los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Jesús le
respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!; que se cumpla lo que
deseas". En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El encuentro de Jesús con la Cananea resulta escandaloso no solo porque
se trata de una mujer, sino porque sus palabras y acciones son los requisitos
del discipulado que Él requiere. Jesús cruza la frontera judía y se introduce a
territorio pagano. Esta mujer es motivada por una fe más grande que la de los
discípulos varones; ella sabe que el Dios de Jesús, no es solo para la “oveja
perdida de Israel”, sino para toda la gente que al igual que ella, sea
capaz de clamar y postrarse a los pies del “Hijo de David”. Ante la fe de la
mujer, Jesús no tiene más remedio que reconocer, que efectivamente, el Dios de
Israel no discrimina a nadie a causa de la raza, género o etnia. Esta mujer es
símbolo de la fe puesta en acción. Esta mujer, representa a todas las mujeres
de todos los tiempos, que a pesar de ser discriminadas y excluidas se saben
amadas, queridas y aceptadas por el Dios de Jesús.
¿Nos sentimos amado (as) y queridos(as) por Dios?
Y por otro lado,
¿En nuestro horizonte familiar y social incluimos a personas que no son de
nuestro núcleo? Jesús mismo tuvo que ensanchar el corazón más allá de los
límites judíos. ¡Séamos solidario con quienes podamos!
ORACIÓN
Buen Jesús, tu que te dejaste conmover por la fe de una pobre mujer extranjera, ayúdanos hoy a colaborar contigo en la extensión de tu Reino. Danos un Espíritu de misericordia pero también de pobreza, de desprendimiento que nos de libertad de movimiento, y capacidad de ser testimonio vivo de tu solidaridad y servicio en medio de nosotros. Amén.
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