“UN MAESTRO QUE DECIDIÓ SER DISCÍPULO”
APOCALIPSIS 21,9B-14
“Doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles
del Cordero”
El ángel me habló así: "Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la
esposa del Cordero." Me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me
enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios,
trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe
traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce
ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A
oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente
tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los
nombres de los apóstoles del Cordero. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En una visión grandiosa, contempla Juan lo que podríamos llamar la
Iglesia celestial, a partir de las imágenes intercambiables de esposa y de
ciudad. A través de la última, que expresa mejor la condición del pueblo de
Dios, se desarrolla la realidad espléndida y deslumbrante de la nueva
Jerusalén. La descripción cargada de detalles, podría inducir a alguno a buscar
una significación precisa a cada elemento (las piedras preciosas, las medidas,
etc).
Pero hay que analizar el carácter simbólico del texto en conjunto.
Sorprende, ante todo, la luminosidad de la ciudad, la permanente claridad que
se vislumbra, signo de la presencia de Dios que aleja toda oscuridad. Su
extensión es inmensa, para poder acoger a los ciudadanos venidos de todas
partes. Tiene una estructura perfecta. Sus dimensiones bien proporcionadas y
sus medidas inmutables son imagen del pueblo de Dios reunido. Sus fundamentos
son doce piedras firmes, los doce apóstoles del Cordero, ya que la fe y el
testimonio forman su cimiento.
SALMO
RESPONSORIAL: 144
R./Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
Que todas las criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas R.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 1,45-51
“Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de
quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús,
hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede
salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús
que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de
verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me
conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú
eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó:
"¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas
mayores." Y le añadió: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a
los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre." Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
El pueblito de
Nazaret del que Jesús y su familia eran oriundos es sumamente difícil de ubicar
en un mapa de la antigua Palestina. Era, para algunos, una zona marginal y
pobre de Galilea y, para otros, un sitio que ni siquiera existió. El desdén con
que se refiere Natanael a dicha tierra en el evangelio refleja,
contradictoriamente, una de las revelaciones más profundas de la Buena Noticia
del Reino de Dios. El Señor de la historia ha querido manifestarse a través de
las personas y lugares más humildes, pobres y marginados de la sociedad. Lo que
Natanael formula como pregunta retórica, implicaba automáticamente la
respuesta: “No, de Nazaret no puede salir nada bueno”. Es sorprendentemente
respondida con un “sí” en el plan de Dios que viene a invitar a la mesa del
reino a las consideradas “no-personas” de la sociedad; las personas descartadas
son las primeras a los ojos de Dios. ¡Celebremos
hoy al Dios de los pobres, humildes y marginados!
ORACIÓN
Al comienzo, de este nuevo día, te damos gracias, te alabamos y
bendecimos, Buen Padre Dios. Que veamos en este día por la gracia de tu Palabra
la esperanza de nuestra liberación. Señor Jesús, tu que has querido asociar a
tus discípulos a tu misión como fundamento de tu Iglesia, danos la gracia de
participar activamente como ellos en tu obra. Amén
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