sábado, 1 de mayo de 2021

Viernes 28 de Mayo de 2021

 

“TODO TIEMPO ES BUENO PARA DAR FRUTOS DE AMOR”

 

PRIMERA LECTURA

ECLESIÁSTICO 44,1.9-13

 

“Nuestros antepasados fueron hombres de bien, vive su fama por generaciones”

 

Hagamos el elogio de los hombres de bien, de la serie de nuestros antepasados. Hay quienes no dejaron recuerdo, y acabaron al acabar su vida: fueron como si no hubieran sido, y lo mismo sus hijos tras ellos. No así los hombres de bien, su esperanza no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasa de hijos a nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias a ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

Está claro que hay en el ser humano el amor a la vida y, por ello mismo, un rechazo espontáneo y fortísimo a la muerte. En este sentido muchos quisieran la  inmortalidad. Sin embargo, no está claro qué significa eso de no morir. La idea de una vida simplemente prolongada, años y años, no suena muy atractiva. Morir no atrae, pero envejecer tampoco es lo más emocionante para la mayor parte de la gente. Y si soñamos con una edad prolongada llena de fuerzas físicas y capacidades mentales, todavía no está claro que estaremos libres del cansancio y del  hastío. Uno se encuentra gente que teniendo fuerzas ya no tiene anhelos ni metas. La inmortalidad es algo más que mucha energía y muchos años.

El Eclesiástico enfoca la cuestión de otro modo. Hay personas que han pasado por la vida como si no hubieran vivido. Esa es la verdadera "muerte." En términos más familiares a nuestro pensamiento Occidental diríamos: una vida sin propósito es como una muerte larga. En el mismo sentido: la inmortalidad es ante todo la característica de los "hombres de bien." al que se refiere el texto ¿Qué los  caracterizaría? Cuatro cosas: (1) su esperanza no se acaba; (2) sus bienes perduran; (3) fueron fieles a la alianza con Dios y supieron engendrar esa fidelidad en su descendencia; (4) su recuerdo dura por siempre.

 

SALMO RESPONSORIAL: 149

R./ El Señor ama a su pueblo.

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey. R.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes. R.

 

Que los fieles festejen su gloria

 y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca;

es un honor para todos sus fieles. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Esta salmo es un canto de alabanza al Dios de las victorias. La verdadera victoria de Dios es la victoria sobre el mal y sobre la muerte, realizada en Cristo.  Es un himno de alabanza al Redentor. Es un salmo de victoria en el Dios de Israel y contra los enemigos de Israel. Parece ser que la ocasión fue el triunfo de Nehemías contra los hostiles vecinos que querían impedir sus planes.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MARCOS 11,11-26

 

“Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios”

 

Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce. Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: "Nunca jamás como nadie de ti." Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: "¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo"? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos." Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: "Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado." Jesús contestó: "Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tírate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El texto del evangelio de hoy se abre con un enigmático relato de la maldición de la higuera. En cierta forma viene hacer una prefiguración de la purificación del templo. Jesús reacciona con molestia ante un templo que se ha convertido: “cueva de asaltantes”. Nos podría sorprender esa reacción violenta de Jesús: volcando mesas, tirando sillas, impidiendo que la gente entre en el templo. La fuerza de este gesto profético de Jesús nos advierte del peor peligro que tiene la religión: convertirlo en un negocio. Hacer del culto, del templo, de la relación con Dios una mercancía que se pueda vender y hacer ganancia. Esta acción profética de Jesús sigue teniendo una gran actualidad para nuestros días. Desafortunadamente son muchos los que se siguen aprovechando a costa de la religión y sobre todo de la fe de la gente sencilla. Frente a una religión donde se busca manipular a Dios con el dinero, Jesús invita a sus discípulos a tener una auténtica relación con Dios su Padre basada en la confianza absoluta.

 ORACIÓN

Señor queremos vivir una vida con sentido, que tu seas el Norte de nuestra vida, que  no vivamos vivir por vivir,  sino una vida con propósito,  no queremos ser como la higuera que se seca y no da fruto, ayúdanos y fortalécenos Señor para permanecer en Ti y dar fruto abundante para ponerlo al servicio de los que no rodean.  Amén 


“La vida tiene sentido si es fecunda. El Eclesiástico que leemos hoy mira a las vidas que han dejado un legado, y Cristo quiere que demos fruto, aunque no parezca tiempo de cosecha”

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