lunes, 1 de marzo de 2021

Jueves 25 de Marzo de 2021

 

Anunciación del Señor 

 

“MARÍA, ELEGIDA DESDE SIEMPRE PARA SER MADRE DE DIOS ”

 

PRIMERA LECTURA

ISAIAS 7,10-14; 8,10

 

“La virgen está encinta”

 

En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: "Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo." Respondió Acaz: "No la pido, no quiero tentar al Señor." Entonces dijo Dios: "Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Miremos dos datos importantes en la primera lectura: la promesa de la salvación de Dios por medio de su Mesías, como primero, pero este nacimiento del futuro mediador de la alianza, Emmanuel (porque  él realmente es “Dios será con nosotros”), que desciende no de la desobediente dinastía de David, sino de una “joven”, y las cualidades de que será revestido para llevar a término su misión constituyen el tema de estos tres fragmentos del libro de Isaías. Y segundo, el profeta recuerda al rey Acaz, la comunidad de Israel es antes que nada una comunidad de fe ligada a Dios por la alianza, que únicamente la fe le podía dar su fisonomía auténtica; su seguridad, su futuro no se apoyan en la fuerza del rey, sino en la de Dios. Solamente la fe puede hacer nacer un nuevo Israel de un Israel desmoronado por la fuerza de las armas.  

 

SALMO 39

R./Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

 

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,

y, en cambio, me abriste el oído;

no pides sacrificio expiatorio,

entonces yo digo: "Aquí estoy." R.

 

"-Como está escrito en mi libro-

 para hacer tu voluntad."

Dios mío, lo quiero,

y llevo tu ley en las entrañas. R.

 

He proclamado tu salvación

ante la gran asamblea;

no he cerrado los labios:

Señor, tú lo sabes. R.

 

No me he guardado en el pecho tu defensa,

 he contado tu fidelidad y tu salvación,

 no he negado tu misericordia y tu lealtad

ante la gran asamblea. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

La primera parte del salmo es un canto de alabanza a Dios por haber experimentado su ayuda, lo que obliga a la persona a proclamar lo que Dios ha hecho con ella La segunda parte es la petición de ayuda de un justo perseguido. La carta a los hebreos (10,5-7) aplica los versos 7-8 a Cristo: su obediencia es el sacrificio perfecto que supera los antiguos sacrificios. El nos muestra la fidelidad y  el poder liberador de Dios.

 

SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 10,4-10

 

“Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”

 

Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."" Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la Ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad." Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

El texto de la segunda lectura, nos muestra uno de los pilares de la teología cristiana: el sacrificio de Jesús por nosotros, que santifica y redime, que justifica y expía nuestros pecados. Un sacrificio que agrada al Padre porque no es algo externo, no es un hecho simplemente ritual como hasta ahora, sino que es la decisión de Cristo que nos salva tomando en sí mismo nuestros pecados, asumiendo en su propia carne nuestros dolores y llevándonos  al Padre.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 1,26-38

“Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”

 

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

Este evangelio nos enfrenta al misterio de la Encarnación de Dios mismo, quien elige a una mujer sencilla de Nazaret para albergar en su vientre a su Hijo. La vincula así de manera especial a la historia de la salvación. Esta manifestación de Dios sorprende a María, quien en principio no entiende el pedido de Dios; pero se acoge sin reservas a la voluntad divina.

Miremos  por una parte como el saludo de Dios a la Virgen, por medio del ángel, es la expresión viva de su infinita compasión, de su profundísima sabiduría y de su inigualable poder. Compasión por la creatura humana; sabiduría en el diseño del plan de salvación; poder en la realización de obras capaces de llenar de asombro a los ángeles y gratitud a los hombres. Las palabras llegan a María, pero la gracia nos llega a todos. María recibe la luz que comunica y a todos regala el don que le ha llegado. Por eso, si miramos a la Encarnación como una declaración de amor a María, y así es porque a ella se dirigen las palabras que hemos oído en el Evangelio, bien podemos tomar esa declaración como un decreto de salvación que a todos nos cobija. María es la primera redimida y el Cristo que al elegirla la salva en ella a todos nos elige y a través de su "sí" a todos se nos comunica.

Y miremos como Dios exalta la inmensa dignidad de la mujer. Estremece meditar como todo el género humano pendía de los labios de María, del sí de María.  Contrasta con fuerza esta dignidad a la que Dios levanta la mujer con el actual odio que hoy persigue a la mujer haciéndola esclava de toda clase de pasiones y víctima de todo género de abusos. Frente al machismo torpe, frente a la degradación pornográfica, frente a la seducción de una vida superficial y estéril, frente al comercio con el cuerpo que Dios hizo sagrado, frente a toda degradación de lo femenino hoy María se presenta como el rostro de aquella amada y amorosa. ¡María, hoy te pedimos ruega por todos y en este día singularmente: ruega por la dignidad de la mujer!

ORACIÓN

Gracias Señor por tu Bendita Palabra que nos guía día a día, gracias por María, mujer virtuosa, sencilla, dócil y ejemplar que supo dar el Sí y así  ser parte fundamental de la Historia de Salvación, ayúdanos a seguir su ejemplo, a ser como ella y trabajar desde nuestra realidad, especialmente por los débiles y necesitados. Te pedimos por tantas mujeres, explotadas, abusadas, maltratadas, excluidas, por la desigualdad en el mundo contra la mujer. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Mauricio Acosta en su cumpleaños. Amén

 

 “María, concibió primero en su mente y luego en su vientre. No podemos imitarla en el milagro único de la encarnación pero sí podemos y debemos imitarla en su fe fecunda, y su modo de recibir al Señor”

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