Domingo de Ramos
“LA PASIÓN DEL SEÑOR: EL HECHO MAS
GRANDE DE DRAMA Y AMOR”
El tema central de las lecturas del Domingo de Ramos, como vamos a ver, es
el del Mesianismo. Éste tiene varias etapas en la Biblia. «Mesías» significa
ungido, siervo, enviado, pero en sí, la idea más profunda de «Mesías» que el
pueblo de Israel asumió es la espera de la aparición salvadora de un líder
carismático descendiente de David que habría de instaurar definitivamente en la
tierra «el derecho y la justicia».
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 50, 4-7
“No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría
defraudado”
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una
palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los
iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí
la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no
me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no
sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no
quedaría defraudado. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
En el Antiguo Testamento es Isaías el profeta quien más profetiza y anuncia
la llegada del Mesías de Dios. Mesías que él entiende como el Siervo de Yavé
que llega. El Mesías es para el profeta la gran realidad de Dios viviendo con
nosotros, la realidad del gran restaurador que libera de la esclavitud, de la
gran violencia, de la gran miseria (pobreza extrema y masiva diríamos
actualmente) a la que ha sido condenado el pueblo de Dios y los muchos
pueblos de Dios. El Mesías, en su calidad de Ungido de Yavé, no es sino su
enviado, su representante, el encargado de promulgar sus designios.
La idea del Mesías y de los tiempos mesiánicos estaba fundada en la
esperanza de que Dios cumpliera plenamente las promesas hechas al pueblo
elegido, a la nación que se creía a sí misma la elegida por Dios. La llegada
del «Mesías» es la instauración del reinado de Dios en la historia y en el
tiempo, y es allí donde, según la concepción judía (según, un pensamiento
muy humano, no según una revelación divina), Israel se vengaría de los
«paganos» (la mayor parte de ellos tan religiosos como los propios israelitas),
de los no judíos.
La idea mesiánica del Antiguo Testamento está basada en la fuerza
político-militar de un enviado del Dios de Israel para dominar a todas las
naciones de la tierra y hacer que Israel se convierta en una nación fuerte y
poderosa capaz de someter a todos los pueblos que no tienen a Yavé por Dios.
Como se ve, un mesianismo muy humanamente comprensible...
En tiempo del Nuevo Testamento, gobernado el mundo de entonces por Roma con
toda su fuerza, riqueza y pretensiones, también hay grupos mayoritarios que
esperan la llegada definitiva del Mesías que los liberará del domino explotador
romano. Todos esperaban entonces la intervención de Dios en la historia a
través de un líder que fuera capaz de derrocar el poder imperial y hacer de
Jerusalén la gran capital de Israel.
SALMO RESPONSORIAL: 21
R. / Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere." R.
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este es un Canto
a Dios por la bondad que ha tenido con
el pueblo y con el salmista en particular. En medio de la fragilidad del ser
humano se revela la grandeza del amor de Dios. Al asumir Jesucristo nuestra
propia fragilidad, nos permite participar con El de la misma herencia y nos
revela la inmensidad del amor de Dios.
SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 2, 6-11
“Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo”
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de
Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó
hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
"Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo, en este hermoso himno a la comunidad de Filipos, presenta la
experiencia de humillación sufrida por Cristo, quien ha asumido la realidad
humana con todas sus consecuencias. Su muerte, la peor de aquel tiempo, es
signo de lo significa una vida confiada a las manos del Padre Dios y no a la
propia suerte o majestad. Ese camino conduce a Jesús y al cristiano a
exaltación y a la gloria de Dios. Contemplar a Jesús, según este texto, es
acoger su actitud de humildad extrema, que lo llevo a rebajarse por
amor a nosotros.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 14, 1-15, 47
“Pretendían prender a Jesús a traición y darle
muerte”
C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y
los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo."
Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura
C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la
mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró
el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:
S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por
más de trescientos denarios para dárselo a los pobres."
C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
+. "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien.
Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando
queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha
adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en
cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también
lo que ha hecho ésta."
Prometieron dinero a Judas Iscariote
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes
para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él
andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?
C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual,
le dijeron a Jesús sus discípulos:
S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"
C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
+. "Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de
agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro
pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis
discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada
con divanes. Preparadnos allí la cena."
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que
les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo
C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo
Jesús:
+. "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está
comiendo conmigo."
C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S. "¿Seré yo?"
C. Respondió:
+. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El
Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar
al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!"
Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza
C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y
se lo dio, diciendo:
+. "Tomad, esto es mi cuerpo."
C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos
bebieron. Y les dijo:
+. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os
aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el
vino nuevo en el reino de Dios."
Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres
C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús
les dijo:
+. Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se
dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a
Galilea."
C. Pedro replicó:
S. "Aunque todos caigan, yo no."
C. Jesús le contestó:
+. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos
veces, me habrás negado tres."
C. Pero él insistía:
S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré."
C. Y los demás decían lo mismo.
Empezó a sentir terror y angustia
C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
+. "Sentaos aquí mientras voy a orar."
C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y
angustia, y les dijo:
+. "Me muero de tristeza; quedaos aquí velando."
C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era
posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
+. "¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero
no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."
C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
+. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad,
para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es
débil."
C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los
encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué
contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:
+. "Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad
que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega."
Prendedlo y conducidlo bien sujeto
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y
con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los
escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S. "Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto."
C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
S. "¡Maestro!"
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los
presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del
sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
+. "¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido?
A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se
cumplan las Escrituras."
C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto
sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les
escapó desnudo.
¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los
sumo sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos,
hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a
la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban
un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban.
Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no
concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él,
diciendo:
S. "Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo,
edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por
hombres."
C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso
en pie en medio e interrogó a Jesús:
S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan
contra ti?"
C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de
nuevo, preguntándole:
S. "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?..."
C. Jesús contestó:
+. "Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la
derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo."
C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
S. "¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué
decís?"
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y,
tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. "Haz de profeta.
C. Y los criados le daban bofetadas.
No conozco a este hombre que decís
C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo
sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:
S. "También tú andabas con Jesús, el Nazareno."
C. Él lo negó, diciendo:
S. "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir."
C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a
decir a los presentes:
S. "Éste es uno de ellos."
C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a
Pedro:
S. "Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo."
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. "No conozco a ese hombre que decís."
C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las
palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo dos veces,
me habrás negado tres", y rompió a llorar.]
¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los
escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y
lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Él respondió:
+. "Tú lo dices."
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de
nuevo:
S. "¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti."
C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la
fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal
Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta.
La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. "¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad
de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. "¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?"
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. "¡Crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. "¡Crucifícalo!"
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a
Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y
reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona
de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. "¡Salve, rey de los judíos!
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las
rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le
pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.
Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron
C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro
y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que
quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecieron vino con mirra;
pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a
suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo
crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los
judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su
izquierda.
A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. "¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días
sálvate a ti mismo bajando de la cruz."
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él,
diciendo:
S. "A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el
Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y
creamos."
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Jesús, dando un fuerte grito, expiró
C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media
tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
+. "Eloí, Eloí, lamá sabktaní."
C. Que significa:
+. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. "Mira, está llamando a Elías."
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una
caña, y le daba de beber, diciendo:
S. "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo."
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que
estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. "Realmente este hombre era Hijo de Dios."
[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María
Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que,
cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que
habían subido con él a Jerusalén.
José rodó una piedra a la entrada del sepulcro
C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado,
vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios;
armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato
se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si
hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el
cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la
sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la
entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo
ponían. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pero hubo un día en que aceptó el aplauso y no huyó de la ovación de su
pueblo. Un día Cristo aceptó ser rey, y selló su destino, cambió la historia y
abrió un futuro para el universo entero con el gesto humilde y noble que hoy
contemplamos: miremos todos, asómbrese el mundo, cante Judá y no calle Israel:
Jesús, el Nazareno, es el Rey, y manso entra en la ciudad de David rodeado de
humilde corte.
¿Por qué esta vez el Señor aceptó lo que antes rechazaba? ¿Por qué nos
parece que se deja envolver en el entusiasmo de aquella multitud que por fin
puede dar rienda suelta a su afecto y emoción? Es que bien sabía Jesús qué le
esperaba después de esos aplausos y cuánto cambiarían esas voces en cuestión de
horas. Percibía su corazón el odio exacerbado de aquellos que veían en él un
peligro para sus intereses. Sabía que los poderosos, tantas veces fustigados
por el verbo del Verbo, terminarían por unirse, aunque sólo fuera para estar de
acuerdo en quitarlo de en medio. Y en cuanto a sus discípulos, entendía cuán
frágil era su amor, así le juraran lo contrario. Comprendía entonces que las
cuotas más altas de la maldad brotarían con inusitado ímpetu de uno a otro
momento, y sabía que ser rey, en medio de semejante torbellino de pasiones y
venganzas, más que un honor era un acto de compasión, una obra de misericordia,
una manifestación, la última y más perfecta, de su amor inextinguible.
Este día, domingo que introduce la celebración de los misterios más hondos
y bellos de nuestra fe, es desde el que ya vemos la grandeza que nos
espera en la semana que comienza.
Y por eso la Iglesia, después de invitarnos a cantar aclamaciones al Mesías
Pacífico y verdadero Rey, nos invita a mirar en un solo y maravilloso conjunto
qué fue lo que entonces sucedió, para que nuestros oídos se acostumbren a la
música de drama y de amor que es la Pasión del Señor. Es bueno oír así de una
sola vez la Pasión para entender que fue Uno solo el que todo sufrió y Uno solo
el que todo venció. Fue Uno solo el que cargó con nuestras culpas y Uno solo el
que las arrojó a lo hondo del mar. Uno solo venció a nuestro enemigo, Uno solo
triunfó sobre la muerte, Uno solo nos amó hasta el extremo, Uno solo nos dio el
perdón, la paz, la gracia y la vida que no acaba. Uno solo: Jesucristo, el Hijo
del Dios vivo. Miremos, pues, con ojos de gratitud y escuchemos con oídos de
discípulo el sublime testimonio de este relato. Nada hay semejante en las
páginas o escritos de esta tierra. Nada se compara a la altura de ese perdón
que, como en cascada, cae desde la Cruz para hacer un nuevo diluvio, no de
venganza y castigo, sino de misericordia y de gracia. Nada tan útil y saludable
como esta historia de redención, la única que será de nuestro interés cuando
nuestros ojos se cierren a las vanidades de esta tierra y tengan que abrirse,
para gloria o condena, en la eternidad.
ORACIÓN
Señor,
cada vez que revivimos los sucesos de la expresión más inmensa de tu amor, no
dejamos de quebrantarnos, sentir, dolor, indignación, pena y vergüenza, pero a
la vez sentir gran admiración, inmensa gratitud, ternura, humildad y el anhelo
de que permanezca en nuestra vida ese amor indescriptible que tu inspiras. Gracias por despojarte de tu majestad para
liberarnos de nuestras iniquidades y permitirnos volver el rostro a Dios tu
Padre, nuestro Padre, a Ti Jesús Amor, Maestro, Pastor Amigo y a tu Espíritu
Santo, Consolador, Guía, Luz y Presencia de Dios que nos acompaña, mientras tu
Reinas junto con el Padre, desde donde nos haces sentir y vivir tu Reino de
Amor Misericordioso. Amén
“Contemplemos en todo su esplendor a un Ser que siendo Dios, sufre y se
humilla porque ama sin límites”
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