“TESTIMONIO A FAVOR DE JESUCRISTO”
EXODO 32,7-14
REFLEXIÓN
Esta lectura nos presenta una escena repetida en el camino del pueblo
por el desierto: el pueblo se aparta de Dios para buscar ídolos. Esa es una
tentación constante de los seres humanos, porque necesitamos buscar amuletos,
fórmulas, dioses y demás que nos sirvan inmediatamente para solucionar la vida,
eso es algo viejo pero actual. Porque nosotros seguimos teniendo la misma
tentación. Buscamos soluciones inmediatas a nuestros problemas aunque sepamos
que son ilógicas, efímeras, superfluas. Por más que Dios esté mostrando su
voluntad, su estadía con nosotros, su presencia santificadora en nuestras
vidas, por más que eso pase, seguimos buscando en otras realidades lo que el
Señor nos da en todo momento.
R. / Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R.
Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.
Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R.
OREMOS CON EL SALMO
Todo lo que hemos encontrado en la primera lectura, lo canta el salmista en
este texto que era, seguramente, usado en el culto durante las celebraciones de
las fiestas de Israel, especialmente en la Pascua que rememoraba la acción salvadora
de Dios. Se hacen ídolos y olvidaron a su salvador que había hecho
prodigios en Egipto, pero por la intercesión de su elegido Dios perdona a
su pueblo. Así Jesús entregando su vida, logra reconciliarnos con el Dios de la
vida y el amor.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 5,31-47
“Hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Si yo doy testimonio de mí
mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que
es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y
él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un
hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que
ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el
testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha
concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me
ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca
habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en
vosotros, porque al que él envió no le creéis. Estudiáis las Escrituras
pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de
mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres;
además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido
en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a
ése sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de
otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy
a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra
esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.
Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?"
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Este pasaje es continuación del de ayer. Jesús habla del testimonio. Él no
da testimonio de sí mismo, sino que es el Padre quien da testimonio de él. Pero
¿qué es el testimonio? Testigo significa hablar a favor de alguien, confirmar
la veracidad de la otra persona; también tiene el sentido de dar constancia,
certificar la autenticidad o idoneidad de la persona. En el relato de hoy es el
Padre mismo quien da testimonio de Jesús. Es decir, que el actuar de Jesús está
plenamente autenticado y legitimado por el Padre. Por tanto, todo lo que dice y
hace Jesús está plenamente “autorizado” por el Padre, de tal manera que Jesús
es la plena transparencia del Padre. Los fuertes cuestionamientos que Jesús
hace contra el proceder de los escribas, fariseos y sacerdotes proceden del
mismo Dios. Esto no lo pueden soportar los jefes de Israel; por eso buscan la
manera de deshacerse de Jesús. Nosotros, cuerpo de Cristo Jesús,
partícipes de su pascua, también deberíamos ser trasparencia del mismo Dios, de
tal manera que todo nuestro obrar esté impregnado de la presencia de Dios. Ése
es el trasfondo de la conversión cristiana. Oremos al Señor para que él sea
quien hable en nosotros y por nosotros.
ORACIÓN
Señor, al encontrar personajes como Moisés, nos motiva su acción
intercesora, para solicitar la liberación de un pueblo terco y ciego,
igualmente lo hace Jesús, Tu Hijo, a quien no le interesó morir en un tiempo y
lugar, para así sacarnos del pecado y darnos la salvación. Ayúdanos por
favor a que logremos intervenir en nuestra realidad para que otros te conozcan
y sean liberados. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Gloria Zamudio en su cumpleaños. Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: