lunes, 1 de marzo de 2021

Domingo 14 de Marzo de 2021

 Domingo 4º de Cuaresma

  

 

“EL PADRE NOS HA HECHO VIVIR A

 TRAVÉS DE SU HIJO”

 

Una Cuaresma bien vivida puede ser la salvación de nuestro pueblo. Por eso, este cuarto domingo de Cuaresma lo celebramos con una nueva esperanza. Cuando parece que todo está perdido, está flotando el Espíritu de Dios: su palabra, haciendo llamamientos, dándonos orientaciones que son verdaderamente nuestra salvación,  a  eso  es a lo que nos invitan  las lecturas de hoy.


PRIMERA LECTURA

2CRÓNICAS 36,14-16.19-23

 

“La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo”

 

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: "Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años."

En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: "Así habla Ciro, rey de Persia: "El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!" Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

La primera lectura resume en apretadísima síntesis los acontecimientos que marcaron el comienzo y luego el final del destierro de los judíos a Babilonia, cosas todas sucedidas en el siglo VI antes de Cristo.

El destierro fue para los judíos algo así como beberse el cáliz de la muerte. Perdieron no sólo su tierra y sus bienes, sino numerosas vidas, libertad, soberanía, el templo e incluso la fe en el Dios de la Alianza quedó severamente golpeada: ¿dónde estaba el Dios Salvador mientras el hambre conducía a las más horribles y asqueantes excesos a los habitantes de Jerusalén? ¿Dónde se escondía mientras ardían las casas, los hombres eran degollados, las mujeres abusadas, los bienes confiscados en medio de la más brutal altanería?

El golpe terrible del destierro desmoronó mucho pero no todo en Judá. La meditación profunda y sentida en estos acontecimientos produjo páginas de un dolor impresionante, que podemos leer por ejemplo en el libro de las Lamentaciones, pero también trajo un espíritu nuevo, un espíritu de humildad y reconocimiento de las propias culpas que llevó finalmente a la única conclusión posible, la que hemos oído en la primera lectura: "ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus advertencias y se mofaron de sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo llegó a tal grado, que ya no hubo remedio".

Esta viva conciencia del pecado y de la infidelidad pertinaz del pueblo condujo, sin embargo, a un descubrimiento maravilloso: aunque nosotros seamos infieles, Dios es el siempre fiel; aunque en nosotros haya maldad, la maldad no tiene poder sobre Dios. Y así fue entrando en la conciencia del pueblo una certeza maravillosa: la bondad de Dios, cuando supera a nuestra maldad manifiesta, es puro regalo, es GRACIA. Y el poder de Dios, cuando se impone más allá de los caprichos y egoísmos humanos, es PROVIDENCIA.

 

SALMO RESPONSORIAL: 136

R./Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

 

Junto a los canales de Babilonia

 nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;

en los sauces de sus orillas

colgábamos nuestras cítaras. R.

 

Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos:

"Cantadnos un cantar de Sión." R.

 

¡Cómo cantar un cántico del Señor

en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha. R.

 

Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti,

si no pongo a Jerusalén

en la cumbre de mis alegrías. R.

OREMOS CON EL SALMO

 En este bello poema se expresan elocuentemente los sentimientos de los israelitas deportados a Babilonia: la profunda nostalgia que experimentaban al acordarse de su patria y la tristeza que les provocaba el sarcasmo de sus opresores. Nos recuerda los tiempos del destierro, después de la destrucción de Jerusalén, y súplica a Dios para que castigue a los opresores. El amor a la Iglesia, nueva Jerusalén, debe hacernos solidarios con sus alegrías y sus penas. 

SEGUNDA LECTURA

EFESIOS 2,4-10 

“Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo”

 

Hermanos: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos. Palabra del Señor

 

REFLEXIÓN

La segunda lectura nos habla de la gracia, ¡y con qué palabras tan vigorosas! Deleitémonos con la dulzura de estas proclamas de amor y gozo: "estábamos muertos por nuestros pecados y él nos dio la vida con Cristo"; "por pura generosidad suya hemos sido salvados"; "en todos los tiempos, Dios muestra, por medio de Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros"; "ustedes han sido salvados por la gracia mediante la fe"; "es un don de Dios"; "somos hechura de Dios". Es que probablemente no haya en el Nuevo Testamento otro tan enamorado de la gracia como Pablo, que apreció en su propia historia el poder del amor que redime más allá de nuestras expectativas y, desde luego, muchísimo más allá de lo que merecíamos. Ahora entendemos que el peor de los destierros no es lo que vivieron los judíos, oprimidos por los caldeos y llevados en cautiverio a Babilonia; el peor exilio es el del pecado, que nos enajena de nuestro bien propio que es la amistad divina.  Lo nuevo que nos trae Pablo es un camino para acceder a la gracia. Ese camino se llama la fe. Nuestra salvación es obra de Dios y la manera de recibir esa obra, que es manifiesta en Cristo, y sobre todo en su pasión, es mediante la fe. Reconstruidos en Cristo, es posible orientarnos hacia el bien para el que fuimos creados.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 3,14-21

 

“Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él”

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La frase más amada de la Biblia, la preferida por un mayor número de personas es la que hemos oído hoy en el evangelio: "tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna". La gracia enlaza la primera y la segunda lecturas; la fe enlaza a la segunda con el evangelio.  "Creer en el Hijo" es aceptar el regalo de amor que no merecíamos pero que sí necesitábamos. "Creer en el Hijo" es reconocernos enfermos y ver en él nuestra medicina y nuestro médico. "Creer en el Hijo" es ver que su dolor es el espejo de nuestras heridas, pero a la vez, su gloria es anuncio de nuestro destino hacia Dios.

Vamos a creer en el Hijo con lo que  vamos a creer en la gracia. Vamos a creer en la providencia. Vamos a vivir en la salvación: es regalo y es real para ti, para mí y para todo el que crea en el amor sin límites de Dios.

 La Cuaresma que vivimos nos está ofreciendo como gracia y como don: la vida, la misericordia, el perdón, la paz completa, la liberación, la salvación. La tomamos o la dejamos, es nuestra decisión, pero es siempre un regalo inmerecido, gratuito, transformador. ¿Qué hacer para alcanzar la salvación?. Si nos quedamos contemplando la gravedad de nuestra falta y la seriedad de nuestro pecado, el peso de la culpa nos puede doblegar avergonzados y sumirnos en la incapacidad y la vergüenza. Pero si miramos al Señor Jesús, levantado en la cruz, loco de amor por nosotros y muriendo por nuestra liberación, seremos capaces de acoger el amor salvador y la misericordia permanente del Padre.

He ahí, nuestra tarea para esta semana: Reconocer nuestro pecado y contemplar a Jesús, clavado en la cruz por nosotros y sumergirnos en el océano inmenso de gracia y misericordia que el Padre Dios nos ofrece: ¡Dejémonos amar sin medida; dejémonos perdonar sin merecerlo, dejemos que la misericordia nos llene y caminemos hacia adelante, hacia la Pascua que se avecina y nos salva.    

 

ORACIÓN

Buen Señor Dios, gracias porque hoy nos recuerdas como la infidelidad de tu pueblo tuvo graves consecuencias, por eso decidiste de una vez y para siempre darnos la oportunidad de vivir en tu gracia y amor misericordioso, con el regalo de tu Hijo que nos trajo la liberación del pecado y nos dio la oportunidad de arrepentirnos y volver a tu Casa desde aquí, desde la tierra, obrando según tu guía, tu luz, tu Espíritu Santo que nos indica el camino,  preparándonos así para cumplir la misión y poder volver en paz a la Casa celestial.  Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Luisa Sanabria en su cumpleaños. Amén

 

“Creamos en el Hijo, la gracia, la providencia y la salvación, pues son regalo para todo el que crea en el amor sin límites de nuestro Dios”

 

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