“DIOS SE MANIFIESTA EN
LOS HUMILDES”
PRIMERA
LECTURA
CANTAR
DE LOS CANTARES 2,8-14
Jesucristo, nuestro amado viene. El calendario parece acelerarse a medida que se llega esa fecha, entrañable y bella, en que la Iglesia entera se postra llena de gratitud ante el portal de Belén. La noticia, la buena noticia por excelencia, es esta y sólo esta: "¡Jesucristo viene!". La llegada de Jesús, cuyo solo nombre ya significa salvación, colma nuestra esperanza porque en él está cuanto puede desear rectamente el alma humana. Él es nuestra libertad, nuestra justicia, nuestra salud, nuestra paz.
Las Escrituras revelan que Dios es la vida y el amor. Él es nuestra fuente y vivimos vinculados a él. Cuando decimos que Dios es amor expresamos que las distintas expresiones del genuino amor humano manifiestan la vida divina entre nosotros; amamos y somos amados desde la cuna hasta la tumba. El amor motiva a crecer y a ser personas orientadas hacia la felicidad. El amor nos saca de nosotros mismos y nos lanza en busca del otro. También el enamoramiento y el deseo de la pareja expresan el anhelo de crecer, de transformarse en bien para la persona amada. Esa dinámica es la que experimentamos en el mensaje de hoy. El poeta del Cantar exalta el amor de los enamorados y el evangelio la fe en la vida que sella la fidelidad del amor de Dios. ¿Somos apasionados de la vida? ¿Es vital el amor para nosotros? ¿Vivimos de, en y para Dios?
SALMO
RESPONSORIAL: 32
R./Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico
nuevo.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.
El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es una invitación a celebrar la omnipotencia de la Palabra de Dios puesta de manifiesto en la creación del mundo, y a reconocer el designio divino que dirige todos los acontecimientos, en especial el destino del pueblo elegido. La frustración de los planes de las naciones no es más que el reverso de esa solicitud universal de Dios, siempre dispuesto a eliminar los obstáculos que se oponen a los designios de su Providencia. Pero Dios no está presente únicamente en los grandes acontecimientos de la historia, sino que penetra en el corazón de cada hombre y vela sobre los detalles más pequeños de la vida cotidiana.
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS
1,39-45
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Unos días después, María se puso en camino y fue
aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su
vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
"¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién
soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El anuncio del ángel
convierte a María en la primera discípula, evangelizada y evangelizadora. Es la
mujer que se convierte en profetisa de Dios y firme seguidora de su Hijo. Esta
experiencia de Dios en María la posibilita para que se convierta junto
con su prima Isabel en protagonista de las promesas y del plan de Dios en medio
de una sociedad fuertemente machista y patriarcal. María e Isabel, mujeres de
la periferia, mujeres que aprendieron y mostraron con sus vidas y entrañas lo
que es escuchar la Palabra y reconocer que la acción de Dios pasa por la
realidad del pobre, del marginado. María e Isabel son las mujeres de fe y
modelos que responden con toda su humanidad al proyecto salvador de Dios,
siendo las predecesoras de la gente discriminada y excluida, de mujeres y
pecadores de los que nadie esperaría que respondiesen con gratuidad y
compromiso a su revelación histórica. Estas dos mujeres comprometen a los
cristianos desde dos actitudes fundamentales para que el plan de Dios sea una
realidad que germine de la tierra misma; el plan de la confianza en Dios que
hace posible lo imposible, y el de la escucha y puesta por obra de su Palabra.
Señor Jesús, a pesar de nuestras dificultades hoy declaramos que creemos en ti, confiamos plenamente en tu sabia y poderosa voluntad. Sabemos que todo lo que anhela nuestro corazón llegara en su justo tiempo y momento si es para el bien de nuestra vida. Que así como María supo esperar y confiar y como premio recibió el regalo más grande del cielo, has que nuestro corazón sepa esperar en ti. Hoy nuestra alma te alaba, Señor y nuestro espíritu, al igual que el de María proclama tu grandeza.Amén
“La Virgen María nos muestra cómo se vence el
pecado: que en lugar de la soberbia vivamos la humildad y en lugar del egoísmo
el servicio.
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