“NO HAY OTRO DIOS”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 45,6-25
“Cielos, destilad el rocío”
"Yo soy el Señor
y no hay otro: artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz,
creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Cielos, destilad el
rocío; nubes, derramad la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación, y
con ella germine la justicia; yo, el Señor, lo he creado."
Así dice el Señor,
creador del cielo _él es Dios_, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía, sino que la formó habitable: "Yo soy el Señor, y no hay
otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay
ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy
Dios, y no hay otro. Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una
palabra irrevocable: "Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda
lengua"; dirán: "Sólo el Señor tiene la justicia y el poder". A
él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él; con el Señor triunfará
y se gloriará la estirpe de Israel." Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Para nuestros oídos
acostumbrados a oír de la bondad de Dios puede resultar casi escandaloso lo que
hemos escuchado hoy: "Yo soy el artífice de la luz y el creador de las
tinieblas, el autor de la felicidad y el hacedor de la desgracia; yo, el Señor,
hago todo esto." La pregunta es si puede confiarse en un Dios del que
salen tanto cosas buenas como malas.
Pero el sentido del
texto no es que estemos bajo el imperio del capricho de un Dios que, porque lo
puede todo, no admite reclamo en contrario. El sentido es más bien: "No
vale que busques en las tinieblas un dios distinto de mí, ni vale que en horas
de desgracia te apartes de mí." En efecto, este Dios, que es único y que
no admite comparación, no nos invita a una apuesta a ciegas sino que dice a
pocos renglones de la frase ya citada: "Fuera de mí no hay otro Dios. Soy
un Dios justo y salvador y no hay otro fuera de mí. Vuélvanse a mí y serán
salvados, pueblos todos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro."
En donde comprendemos dos cosas: que su soberanía no se detiene porque haya
ratos de oscuridad o calamidades dolorosas, y que su plan final a favor de
nosotros y de todos los pueblos es salvación y sólo salvación.
SALMO
RESPONSORIAL: 84
R./ Cielos, destilad el
rocío; nubes, derramad al Justo.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.
OREMOS CON EL SALMO
La experiencia
del poder salvador de Dios en la historia de Israel, permite al salmista pedir
a Dios continúe y lleve a término esa acción salvadora. Su acción garantiza al
pueblo la paz y la libertad. Esa experiencia se plenifica en el acto liberador
por excelencia realizado por Dios en la muerte y resurrección de Jesús. La
justicia liberadora de Dios ofrece la paz a toda la humanidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 7,19-23
“Anunciad a Juan lo que
habéis visto y oído”
En aquel tiempo, Juan
envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de
venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a Jesús y
le dijeron: "Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres
tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?""
Y en aquella ocasión
Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos
ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: "Id a
anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos
andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a
los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de
mí." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Juan Bautista es un testigo clave en Adviento pues nos
ayuda a buscar, a creer y a madurar nuestra fe a lo largo del camino. Simboliza
a todos aquellos que, con su testimonio y sus palabras, nos ayudan a preparar
el camino del Señor. La pregunta con la que envía a sus discípulos a Jesús
sigue siendo actual: “¿Eres tú o el que había de venir o tenemos que esperar a
otro?” La respuesta sigue siendo la misma: “Vayan a informar a Juan lo que han
visto y oído”. El profeta Isaías lo anunciaba en la primera lectura de manera
contundente: “Yo soy el Señor y no hay otro”. Jesús es el Señor que viene, el
Mesías esperado, el cumplimiento de la presencia de Dios en el mundo,
manifestando con obras lo que había dicho en la sinagoga de Nazaret (Lc
4,18ss). Jesús sigue multiplicando los signos de su amor pero no siempre
coinciden con lo que deseamos o esperamos. ¿Es Jesús, el Señor, a quien
esperamos o buscamos secretamente “otras” alternativas?
ORACIÓN
Buen Jesús derrama en este día,
sobre todo en nosotros la salvación que esperamos, la que verdaderamente
necesitamos, que brote de la tierra a través del encuentro hoy con tu Bendita
Palabra, signos de esperanza, alimentados y fortalecidos siempre con tu
Espíritu. Amén.
“La paz sólo existe cuando servimos a un único Dios”
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