martes, 1 de diciembre de 2020

Miércoles 16 de Diciembre de 2020

“NO HAY OTRO DIOS”


PRIMERA LECTURA

ISAÍAS 45,6-25

 

“Cielos, destilad el rocío”

"Yo soy el Señor y no hay otro: artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia; yo, el Señor, lo he creado."

Así dice el Señor, creador del cielo _él es Dios_, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: "Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: "Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua"; dirán: "Sólo el Señor tiene la justicia y el poder". A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel." Palabra de Dios

REFLEXIÓN

Para nuestros oídos acostumbrados a oír de la bondad de Dios puede resultar casi escandaloso lo que hemos escuchado hoy: "Yo soy el artífice de la luz y el creador de las tinieblas, el autor de la felicidad y el hacedor de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto." La pregunta es si puede confiarse en un Dios del que salen tanto cosas buenas como malas.

Pero el sentido del texto no es que estemos bajo el imperio del capricho de un Dios que, porque lo puede todo, no admite reclamo en contrario. El sentido es más bien: "No vale que busques en las tinieblas un dios distinto de mí, ni vale que en horas de desgracia te apartes de mí." En efecto, este Dios, que es único y que no admite comparación, no nos invita a una apuesta a ciegas sino que dice a pocos renglones de la frase ya citada: "Fuera de mí no hay otro Dios. Soy un Dios justo y salvador y no hay otro fuera de mí. Vuélvanse a mí y serán salvados, pueblos todos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro." En donde comprendemos dos cosas: que su soberanía no se detiene porque haya ratos de oscuridad o calamidades dolorosas, y que su plan final a favor de nosotros y de todos los pueblos es salvación y sólo salvación.

SALMO RESPONSORIAL: 84

R./ Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo.

 

Voy a escuchar lo que dice el Señor:

"Dios anuncia la paz

a su pueblo y a sus amigos."

La salvación está ya cerca de sus fieles,

y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

 

La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo. R.

 

El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

la salvación seguirá sus pasos. R.

OREMOS CON EL SALMO

 La experiencia del poder salvador de Dios en la historia de Israel, permite al salmista pedir a Dios continúe y lleve a término esa acción salvadora. Su acción garantiza al pueblo la paz y la libertad. Esa experiencia se plenifica en el acto liberador por excelencia realizado por Dios en la muerte y resurrección de Jesús. La justicia liberadora de Dios ofrece la paz a toda la humanidad.

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 7,19-23

 

“Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído”

En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: "Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?""

Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: "Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Juan Bautista es un testigo clave en Adviento pues nos ayuda a buscar, a creer y a madurar nuestra fe a lo largo del camino. Simboliza a todos aquellos que, con su testimonio y sus palabras, nos ayudan a preparar el camino del Señor. La pregunta con la que envía a sus discípulos a Jesús sigue siendo actual: “¿Eres tú o el que había de venir o tenemos que esperar a otro?” La respuesta sigue siendo la misma: “Vayan a informar a Juan lo que han visto y oído”. El profeta Isaías lo anunciaba en la primera lectura de manera contundente: “Yo soy el Señor y no hay otro”. Jesús es el Señor que viene, el Mesías esperado, el cumplimiento de la presencia de Dios en el mundo, manifestando con obras lo que había dicho en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,18ss). Jesús sigue multiplicando los signos de su amor pero no siempre coinciden con lo que deseamos o esperamos. ¿Es Jesús, el Señor, a quien esperamos o buscamos secretamente “otras” alternativas?

ORACIÓN

Buen Jesús derrama en este día, sobre todo en nosotros la salvación que esperamos, la que verdaderamente necesitamos, que brote de la tierra a través del encuentro hoy con tu Bendita Palabra, signos de esperanza, alimentados y fortalecidos siempre con tu Espíritu. Amén.  

                                       “La paz sólo existe cuando servimos a un único Dios” 



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