Santa
Marta
“LA
CERTEZA DE CREER Y AMAR A JESÚS”
PRIMERA LECTURA
1JUAN 4, 7-16
“Si
nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros”
Queridos hermanos, amémonos unos a
otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce
a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se
manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo
único, parta que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos hermanos, si Dios
nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que
permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y
nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para
ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos
tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor
permanece en Dios, y Dios en él. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El tema del texto de la carta de Juan que leemos hoy es el
amor fraterno; pues Juan no pierde de vista un momento la situación de la
comunidad cristiana. Por eso se refiere concretamente a este amor, lo cual no
excluye, sin embargo, la necesidad de amar a todos aunque no sean cristianos.
El amor, que debe ser el fundamento de toda comunidad
cristiana y de todo cristiano, su distintivo, procede de Dios, y no debe
confundirse con aquel amor con que pueden amarse los hombres en el mundo. Los
que aman como Dios ama son Hijos de Dios, vienen de Dios, lo mismo que el amor
que en ellos se manifiesta. Pero el que no ama de esa manera no tiene nada en
común con Dios y tampoco puede conocerlo. El conocimiento de Dios es
inseparable del amor que viene de Dios.
En Jesucristo, Dios nos da la prueba definitiva de su amor.
Así, nos muestra que el amor no es sólo una propiedad más entre otras
propiedades divinas, sino la misma esencia de Dios; pues nos da lo mejor que
tiene y nos lo da sin reservas, nos da a su “Hijo único”. Y el amor que viene
de Dios y se manifiesta plenamente en Jesucristo es amor desinteresado. Por lo
tanto, el amor de Dios no es la respuesta al amor que los hombres ya le
teníamos, sino el principio del amor que debemos tenernos los unos a los otros.
SALMO
RESPONSORIAL 33
R.
/ Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo
al Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me
libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo,
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias. R.
El
ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege
Gustad
y ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que que se acoge a él. R:
Todos
sus santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que le temen;
los
ricos empobrecen y pasan hambre
/los
que buscan al Señor no carecen de nada. R.
OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo el
salmista nos participa su experiencia del amor de Dios y nos invita a hacer
nosotros mismos esa experiencia. Jesús más que nadie en este mundo puede
hablarnos del amor de Dios y puede hacérnoslo comprender en toda su profundidad
LECTURA DEL
EVANGELIO
JUAN 11,19-27
“Creo
que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”
En aquel tiempo, muchos judíos habían
ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta
se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba
en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría
muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo
concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta
respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día."
Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para
siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo." Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy celebramos la fiesta de una fiel discípula de
Jesús, Marta. La casa de Marta, María y Lázaro significó para Jesús y para su
movimiento, un centro de apoyo sicológico, un espacio para los itinerantes del
movimiento de Jesús en las casas, un inicio de la Iglesia primitiva fundada en
las casas. En las casas se vivía el proyecto del resucitado y servían como
soporte económico para los itinerantes. Marta busca a Jesús para defender a su
hermano muerto. Cree en la resurrección prometida desde afuera, ahora por
Jesús, entiende que Jesús es el Dios del vida. De sus labios, al igual que
Pedro, brota una de las profesiones de fe más antiguas del cristianismo, Tu
eres el Mesías, el Hijo de Dios que tenía que venir a este mundo. Se convierte
así, en la mujer que centra su discipulado en la defensa de la vida. Por eso se
atreve a luchar contra la muerte incluso cuando parece que ya la muerte ha
vencido. Marta es la discípula de Jesús, creyente de la vida, que cree en Él
por encima de la muerte. ¿Qué hacemos hoy para renovar nuestra opción por el
Dios de la vida y por la vida del pueblo?
ORACIÓN
Gracias Señor
porque nos amas, nos cuidas; nos queremos dejar guiar por ti, por favor cubrenos y cubre a los nuestros con
tu amor y protección. Gracias porque aunque somos indignos(as) ante un Dios tan
grande y tan misericordioso, nos has perdonado y liberado; que como tu
discípula Marta creamos y defendamos siempre la vida. Amén
“ Dime como amas y te diré como es tu Dios
“
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