“VISITANDO
LA CASA DE BETANIA”
Cuentan de un maestro
que llegó al salón de clase con una vasija de cristal muy grande y la llenó de
piedras delante de sus alumnos. Al terminar de llenarla, pregunto a los
estudiantes: “¿Creen que esta vasija está llena?”. “Si”, respondieron todos al
tiempo. Entonces el maestro saco de su maletín una bolsa con un poco de
piedrecitas más pequeñas y las fue dejando caer dentro de la vasija por entre
los espacios que dejaban las piedras más grandes. Volvió a preguntar el
maestro; “¿ahora si creen que esta vasija está llena”?”. Hubo un momento de dos
respuestas encontradas. El maestro sacó entonces una bolsa con arena y fue
depositando lentamente en la vasija. Poco a poco la arena fue llenando los
espacios que dejaban las piedras grandes y las pequeñas. Por fin, el maestro
volvió a preguntar: “¿Esta vez si está llena la vasija?”. Alguien se atrevió a
decir que no. De modo que el maestro saco una botella con agua y fue regando
todo el contenido hasta regar prácticamente toda la vasija. Luego quiso agregar mucha sal y algo de
anilina para que se disolviera en el agua. Y al final de la historia el maestro
vuelve a preguntar a los estudiantes “¿Cuáles son las piedras más grandes de
sus vidas?”. Si no las colocamos al comienzo, después no habrá espacio para
ellas. Es fundamental definir prioridades y saber qué es lo que no puede
dejarse por fuera de nuestros horarios, calendarios, agendas y programaciones.
Si nos ocupamos de lo urgente, es muy probable que dejemos lo más importante
por fuera de nuestra vida. Algo parecido a esto es lo que le sucedió a Jesús en
la casa de Martha, María y Lázaro en Betania. Jesús, nos dice en el Evangelio,
que siguió de camino, es decir, nos quiere resaltar que su propuesta discipular
es de procesos, etapas. Y llegó a una aldea donde una mujer llamada Martha lo
espero. Martha tenía una hermana llamada María la cual se sentó a los pies de
Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Martha, estaba atareada con sus
muchos quehaceres, y se acercó a Jesús para decirle: “Dile a mi hermana que me
dé una mano. Pero Jesús le contestó: Martha, Martha estas preocupada e inquieta
por demasiadas cosas, pero solo una es necesaria. Y María ha escogido la mejor
parte, y nadie se la va a quitar”. El discipulado de Jesús se vive en dos
momentos complementarios: uno, el mariano, que es el tiempo de quietud para la
escucha, el aprendizaje y el seguimiento (oración) Y el segundo, el martiano, que es el momento
de la respuesta, la acción y el compromiso a la misión. Jesús no patrocina la
pereza de María. Tampoco desprecia el esfuerzo de Marta en el complimiento de
los deberes de la casa. Pero si quiere señalar unas prioridades y distinguir
entre lo importante y lo urgente. Lo que estaba haciendo María era escuchar lo que
Él decía. Muchas veces nuestro activismo no nos da tiempo para sentarnos a
escuchar al Maestro y para escuchar a los demás.
Varios siglos antes de
Cristo, el filósofo Zenón de Elea decía “Nos han sido dadas dos orejas y una
sola boca, para que escuchemos más y hablemos menos”. Recordar esta experiencia
de Jesús en Betania, debería interrogarnos sobre nuestras prioridades y
tendríamos que revisar si hemos colocado en su lugar las piedras más
importantes, antes que las urgentes”.
“SOLAMENTE
LA ORACIÓN SOSTIENE LA MISIÓN”
PROMESA
BÍBLICA DEL MES
“Una
sola cosa es necesaria y María ha elegido la mejor parte, que no le será
quitada”
Lucas
10,42
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