jueves, 1 de agosto de 2019

AGOSTO 2019

“VISITANDO LA CASA DE BETANIA”

Cuentan de un maestro que llegó al salón de clase con una vasija de cristal muy grande y la llenó de piedras delante de sus alumnos. Al terminar de llenarla, pregunto a los estudiantes: “¿Creen que esta vasija está llena?”. “Si”, respondieron todos al tiempo. Entonces el maestro saco de su maletín una bolsa con un poco de piedrecitas más pequeñas y las fue dejando caer dentro de la vasija por entre los espacios que dejaban las piedras más grandes. Volvió a preguntar el maestro; “¿ahora si creen que esta vasija está llena”?”. Hubo un momento de dos respuestas encontradas. El maestro sacó entonces una bolsa con arena y fue depositando lentamente en la vasija. Poco a poco la arena fue llenando los espacios que dejaban las piedras grandes y las pequeñas. Por fin, el maestro volvió a preguntar: “¿Esta vez si está llena la vasija?”. Alguien se atrevió a decir que no. De modo que el maestro saco una botella con agua y fue regando todo el contenido hasta regar prácticamente toda la vasija.  Luego quiso agregar mucha sal y algo de anilina para que se disolviera en el agua. Y al final de la historia el maestro vuelve a preguntar a los estudiantes “¿Cuáles son las piedras más grandes de sus vidas?”. Si no las colocamos al comienzo, después no habrá espacio para ellas. Es fundamental definir prioridades y saber qué es lo que no puede dejarse por fuera de nuestros horarios, calendarios, agendas y programaciones. Si nos ocupamos de lo urgente, es muy probable que dejemos lo más importante por fuera de nuestra vida. Algo parecido a esto es lo que le sucedió a Jesús en la casa de Martha, María y Lázaro en Betania. Jesús, nos dice en el Evangelio, que siguió de camino, es decir, nos quiere resaltar que su propuesta discipular es de procesos, etapas. Y llegó a una aldea donde una mujer llamada Martha lo espero. Martha tenía una hermana llamada María la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Martha, estaba atareada con sus muchos quehaceres, y se acercó a Jesús para decirle: “Dile a mi hermana que me dé una mano. Pero Jesús le contestó: Martha, Martha estas preocupada e inquieta por demasiadas cosas, pero solo una es necesaria. Y María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar”. El discipulado de Jesús se vive en dos momentos complementarios: uno, el mariano, que es el tiempo de quietud para la escucha, el aprendizaje y el seguimiento (oración)  Y el segundo, el martiano, que es el momento de la respuesta, la acción y el compromiso a la misión. Jesús no patrocina la pereza de María. Tampoco desprecia el esfuerzo de Marta en el complimiento de los deberes de la casa. Pero si quiere señalar unas prioridades y distinguir entre lo importante y lo urgente. Lo que estaba haciendo María era escuchar lo que Él decía. Muchas veces nuestro activismo no nos da tiempo para sentarnos a escuchar al Maestro y para escuchar a los demás.
Varios siglos antes de Cristo, el filósofo Zenón de Elea decía “Nos han sido dadas dos orejas y una sola boca, para que escuchemos más y hablemos menos”. Recordar esta experiencia de Jesús en Betania, debería interrogarnos sobre nuestras prioridades y tendríamos que revisar si hemos colocado en su lugar las piedras más importantes, antes que las urgentes”.

“SOLAMENTE LA ORACIÓN SOSTIENE LA MISIÓN”


PROMESA BÍBLICA DEL MES
“Una sola cosa es necesaria y María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”
Lucas 10,42



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