jueves, 1 de agosto de 2019

Domingo 18 de Agosto de 2019


“SEGUIR A CRISTO IMPLICA RUPTURAS Y DECISIONES”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 38, 4-6. 8-10

“Me engendraste hombre de pleitos para todo el país”

En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: "Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia." Respondió el rey Sedecías: "Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros." Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: "Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad." Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: "Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El episodio de Jeremías nos pone un triste ejemplo de este sufrimiento que acarrea al profeta su fidelidad a la palabra de Dios, cuando el pueblo y sus líderes no la quieren escuchar. Él tenía que anunciar la destrucción del templo, de la dinastía davídica y de la ciudad de Jerusalén, por no querer someterse a Babilonia en ese momento. Era como poner punto final a las solemnes promesas hechas por Natán y otros profetas a David y a su ciudad capital, Jerusalén. Además, este descendiente de sacerdotes, debe predecir la ruina del templo salomónico. No le gustaban para nada esas desgracias que le tocaba anunciar, y sufrió enormemente por causa de esa misma palabra dura que debía predicar; pero lo que pretendía era precisamente que eso no ocurriera, porque si le hacían caso y se convertían, se evitaban esas catástrofes. No logró esa conversión del pueblo, y menos aún de los líderes religiosos y políticos. Más bien logró esa división entre unos y otros, pues hasta entre el alto liderazgo político encuentra opositores y ayudantes, mientras el rey se deja llevar del viento político que sopla en cada momento. Pero la palabra de Dios y su profeta no es un viento cambiante, sino una palabra firme y segura, que exige darle fe y cambiar de mente y de conducta; que pide una opción radical de parte de los oyentes.
Es importante notar el nexo que tiene el callar la voz de la conciencia y el silenciar a quienes quieren despertar en nosotros esa misma voz: los que se han acostumbrado a rechazar esa “voz de Dios” que es la propia conciencia sólo pueden rechazar esa otra “voz de Dios” que son sus profetas.

SALMO RESPONSORIAL: 39
R. / Señor, date prisa en socorrerme.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito . R.

Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos. R.

Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. Muchos,
al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor. R.

Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes. R.

OREMOS CON EL SALMO
La primera parte del salmo es un canto de alabanza a Dios por haber experimentado su ayuda, lo que obliga al ser humano a proclamar lo que Dios ha hecho con él. La segunda parte es la petición de ayuda de un justo perseguido.

SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 12, 1-4

“Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos”

Hermanos: Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La carta a los Hebreos aplica la obediencia de Cristo, la cual es el sacrificio perfecto que supera los antiguos sacrificios. El nos muestra la fidelidad y el poder liberador de Dios.   
El texto a los Hebreos, anima a los creyentes a asumir con valentía y perseverancia el sufrimiento que acompaña a los discípulos (de Cristo). La invitación es a realizar la carrera de la vida, con la mirada puesta en Jesús, que es el motivo que alienta en el caminar hacia la meta de nuestra fe. Se trata de alcanzar a Jesucristo, quien por medio del sufrimiento y la cruz alcanzó el derecho a sentarse al lado de Dios. Esta carta también nos dice, que para enfrentar la carrera, hay que dejar todo lo que nos estorba, librándonos del pecado que nos ata, para así poder correrla con perseverancia. Nos anima cuando aparecen los obstáculos en el camino, a no cansarnos ni perder la esperanza: “No se cansen ni pierdan el ánimo porque,  todavía no ha llegado a derramar su sangre contra el pecado”.      

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 12, 49-53

“No he venido a traer paz, sino división”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Estamos en camino con Jesús y sus discípulos en su último viaje a Jerusalén, donde sabe que va a morir, y así se lo va diciendo varias veces. Esta subida a Jerusalén se alarga en el evangelio de Lucas como en ningún otro, pues aprovecha para situar ahí la mayor parte del material peculiar, sobre todo los discursos, las parábolas y los relatos que conoce por otro lado distinto a Marcos. Las frases que leemos en este domingo aparecen también en el evangelio de Mateo, pero en distinto orden y contexto.

Y parece que Jesús en este texto cambia aquí radicalmente su mensaje. La Buena Nueva nos parece tan hermosa, tan atenta a los débiles y pequeños, tan llena de amor y solicitud hasta por los pecadores y enemigos, que su mensaje no puede ser otro que el de una gran paz y armonía entre todos los hombres. Eso es lo que proclamaban ya los ángeles en el momento del Nacimiento (Lc 2, 24) y lo que vuelve a proclamar el Resucitado apenas se deja ver por los discípulos atemorizados (Lc 24,20-21). Aquí, sin embargo, Jesús parece decir todo lo contrario. Su mensaje no viene a producir paz y concordia entre todos, sino que lleva a la división incluso entre los miembros más allegados de la familia, padres e hijos, nueras y suegras. Pero no se trata de cualquier mensaje, de cualquier propuesta, sino de la presencia misma del Reino de Dios en sus palabras y sus gestos, en sus milagros y sus actuaciones. No cabe oír esa Buena Nueva del Reino y permanecer neutral o indiferente; no cabe entusiasmarse con Jesús y seguir en lo mismo de siempre. Por eso hay que optar con pasión, hay que tomar decisiones y actuaciones que implican cambios muy radicales en la vida. Por eso nos van a afectar a todos profundamente, más allá incluso de los vínculos familiares, por muy respetables que estos sean. El que no pone por delante a Jesús, incluso sobre su propia familia, no puede ser su discípulo (Lc 14, 26).

ORACIÓN
Amado Dios, ayúdanos a asumir con valentía y perseverancia todas las situaciones que se presenten en nuestra vida por haber decidido seguirte y romper con todo lo que no sea tuyo, pues nos verán diferentes, nos atacarán e incluso perseguirán, pero con la fuerza del Espíritu lograremos hacer las debidas rupturas y ser valientes para llevar la buena noticia de tu Palabra. Amén.

“El lenguaje de Dios no entra fácilmente en oídos humanos”


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