“LA SALVACIÓN
ALCANZA HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 66, 18-21
“De todos los países traerán a todos
vuestros hermanos”
Así dice el Señor: "Yo vendré para
reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, les daré una
señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis,
Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi
fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los
países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos a caballo y en
carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén
-dice el Señor-, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al
templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes, y levitas" -dice el
Señor-. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Las lecturas de este domingo nos invitan
a abrir a la acción de Dios, especialmente para acoger los que vienen de lejos,
y así alegrarnos que se agrande la familia de los hijos de Dios. En esta
primera lectura del profeta Isaías, nos entusiasma con su amplitud de mirada,
con las dimensiones de la salvación que Dios ofrece a todas las naciones y
países.
Las ofrendas ya no serán dones llevados
al templo, sino las mismas personas presentadas a Dios como ofrenda, venidas de
todas las direcciones. Pero no son simples personas las que se ofrecen, sino
hermanos, pues los extranjeros serán considerados de ahora adelante como
familia, pueblo de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 116
R./ Id al mundo entero y proclamad el
Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.
OREMOS CON EL
SALMO
Este salmo es una invitación
universal a alabar al Señor y proclamar por todas las naciones su Palabra. La
comunidad seguidora de Jesús universaliza aún más esta invitación y es una
invitación también para nosotros que somos su pueblo.
SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 12, 5-7. 11-13
“El Señor reprende a los que ama”
Hermanos: Habéis olvidado la exhortación
paternal que os dieron: "Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no
te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga
a sus hijos preferidos." Aceptad la corrección, porque Dios os trata como
a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección nos gusta
cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos
da como fruto una vida honrada y en paz. Por eso, fortaleced las manos débiles,
robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie
cojo, en vez de retorcerse, se curará. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El texto de hebreos nos anima
sobremanera, pues aclara que la corrección de Dios está fundamentada de su gran
amor para con los suyos. Si bien la exhortación y la corrección no es lo que
más guste al ser humano, ella tiene efectos maravillosos en quien la acoge
desde el amor, porque produce paz y santidad, abre nuevas perspectivas,
mantiene todo en su debida proporción y humildad.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 13, 22-30
“Vendrán de oriente y occidente y se
sentarán a la mesa en el reino de Dios”
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia
Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor,
¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar
por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y
llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará:
"No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir. "Hemos
comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os
replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces
será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob
y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera.
Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa
en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que
serán últimos." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La comunidad de Lucas nos presenta una
inversión de las posiciones a las que
estamos habituados. En el banquete del reino participaran hoy los que creen
tener ganado este privilegio, sino los venidos de lejos, de los pueblos paganos,
los que eran considerados no herederos del reino.
Deteniéndonos hoy un poco en algunas
respuestas, que Jesús les da a la pregunta de quienes son los que se salvan; da la impresión de
que Jesús no responde, reorienta el ánimo hacia algo mas importante y central:
“Esfuércecen por entrar por la puerta estrecha, pues les aseguro que muchos
trataran de entrar pero no podrán”. En
lugar de hablarle a quien le pregunto, su palabra va dirigida a todos aquellos
que lo rodean, y les propone un camino de exigencia y de esfuerzo.
Hay una invitación a sentarnos a la mesa
con el Señor pero no basta sino tenemos el traje indicado para esta cena, es
decir un traje de disposición a la reconciliación y comunión con los hermanos.
La oferta de salvación que el Señor nos da es ante todo una gracia y una tarea.
Comprendemos mejor la afirmación que muchos vendrán de oriente y occidente del
norte y del sur a sentarse a la mesa con los padres del pueblo y participaran
con el gran banquete del Reino de Dios.
La salvación está abierta para todos, no es exclusiva del pueblo judío ni de la
Iglesia: es ofrecida gratuita y generosamente a quien “pide, toca y busca, pero
viven de acuerdo con el don recibido”.
Es posible que hoy a más de uno la
enseñanza de Dios le suene de regaño o reprensión.
Si es así hay que ser agradecido y bendecir al Señor porque a quien ama el
corrige. Por tanto para participar del banquete eterno del Reino sigamos
practicando el bien y la justicia, la
bondad, solidaridad y la misericordia.
ORACIÓN
Señor, con frecuencia amamos sólo a los
que nos rodean, enséñanos a amar a todas las personas sin distinción, a los pobres
y excluidos y los que tu llamas a formar parte de la comunidad de seguidores(as).
Ayúdanos a estar comprometidos(as) en estrechar las fronteras de la salvación,
de la liberación de modo que esta alcance a todos y la iglesia llegue a ser
verdaderamente universal, sin exclusiones de ningún tipo. Amén
“El
cielo es como un banquete, donde disfrutamos la compañía de los seres que
amamos”
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