viernes, 1 de junio de 2018

Domingo 17 de Junio de 2018


“SEMBRAR Y NADA MÁS”

PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 17,22-24

“Ensalzo lo árboles humildes”

Así dice el Señor Dios: "Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré e la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se hagas un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La primera lectura y el Evangelio de hoy concuerdan en algo: a menudo, la obra de Dios hace que lo pequeño llegue a ser grande. Por contraste, pasa en cambio que lo que se veía grande termine en la insignificancia.  Para entender el aprecio que Dios tiene por la humildad hay que comprender dos cosas: primera, que la soberbia riñe con la verdad porque la pretensión de imponer mi punto de vista no es compatible con el deseo puro de que aparezca lo que es cierto.  El otro daño que hace la soberbia, consecuencia de lo ya dicho, es que bloquee los caminos por donde podía llegar la luz y la ayuda. Incapaz de aprender a fondo y de veras, el soberbio se ve obligado a repetirse. Incapaz de ver su límite, tiene que habitar el engaño. Al entender el daño que hace la soberbia uno ve el bien que trae la humildad: nos devuelve al terreno de lo verdadero, y abre de nuevo las puertas del necesario aprendizaje y auxilio que todos requerimos alguna vez.
Retomemos las palabras del profeta Ezequiel que nos hablan del cedro, un árbol excepcional por su longevidad y por la calidad de su madera, el profeta compara la acción de Dios con la de un campesino que reforesta las cumbres áridas con cedros que se caracterizan por su tamaño excepcional, por la duración de su madera y por su singular belleza. El nuevo Israel será un rebrote joven plantado en lo alto de los montes de Judá; atrás quedaría la soberbia de la monarquía y todos los peligros de su desmesurada avidez de poder. El profeta tiene la esperanza de que su pueblo renazca humildemente luego del exilio y su estirpe perdure como lo hacen los cedros que pueden llegar a durar dos mil años.


SALMO RESPONSORIAL: 91
R. / Es bueno darte gracias, Señor.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R.

En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es un himno de acción de gracias a Dios por sus obras maravillosas. La ayuda del Señor es fuente perenne de alegría que se manifiesta en el canto celebrativo. La fe debe hacernos alegres en la esperanza, pacientes en la tribulación y constantes en la oración.

SEGUNDA LECTURA
2CORINTIOS 5,6-10

“En destierro o en patria, nos esforzamos en agradar al Señor”

Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En la segunda carta a la comunidad de Corinto, Pablo hace una invitación a tener confianza mientras nos corresponde vivir en este mundo, mientras habitamos en este cuerpo, que no es  para despreciar, mientras llega el momento de ser inmortalizados, vivificados, glorificados con la resurrección de Jesucristo el Señor, el Hijo del Dios Vivo. Mientras tanto estamos como desterrados, lejos del Señor, pero caminamos por la vida guiados por la brújula de la fe. Todavía no lo vemos, pero vivimos llenos de confianza y esperanza que un día lo veremos cara a cara, por eso en todo procuramos agradarle. Sigamos confiando en él. Digámosle si en la vida o en la muerte,  en el trabajo o en el descanso, en las diferentes actividades, sabiendo que en cualquier actividad que hagamos y en cualquier lugar que nos encontremos, nuestras buenas acciones nos pondrán un buen día delante del buen Señor. “Nuestro cuerpo físico presente, es como un domicilio provisional, y sin embargo imprescindible, para alcanzar una residencia permanente y perpetua en un nuevo cuerpo resucitado.  


LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 4,26-34

“Era la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas”

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La gran virtud de las parábolas es la de superar los obstáculos más obvios e inmediatos del entendimiento. Una parábola es un arco que se eleva por el aire y cae justo en su objetivo, evadiendo los obstáculos, enfocándose a su meta. Las parábolas de Jesús tienen un efecto similar. Frente a las interpretaciones oscuras y cargadas de sanciones con las que los maestros de la ley, solían responder a sus interlocutores, frente a las intrincadas y sofisticadas interpretaciones de los maestros griegos, las palabras de Jesús se imponen con una claridad demoledora. Las palabras de Jesús hablan de la vida cotidiana: el campesino que salva su cosecha; de la persona que al cocinar administra con tino y prudencia la sal.

Hoy la parábolas de Jesús, no habla desde la perspectiva de los árboles grandes, sino desde la  los arbustos que pueden crecer en nuestros jardines sin derribar la casa ni secar las otras hortalizas y desde la semilla, una semilla tan pequeña como la de mostaza.  Tener solo una semillita para sepultarla bajo tierra, tener un brotecito pequeño y plantarlo allá en la cima de un monte elevado, eso puede causar  desconfianza, impaciencia e incredulidad. ¿Qué podrá salir de aquí? Y sin embargo Jesús nos muestra que es la obra de Dios la que se está realizando en medio de tanta  humildad.  Todo lo que Dios comience, empezará en la humildad de la semilla de mostaza, lo que Dios comience en nuestra vida, lo va a comenzar precisamente en lo más frágil de nosotros.
La parábola de hoy nos habla además de la fuerza interna de la semilla, que opera prácticamente sin que el campesino se percate. Si la semilla encuentra las condiciones favorables, florecerá. La labor del campesino se limita a preparar el terreno para que ofrezca esas condiciones que hacen posible el cultivo; a los cuidados indispensables para que la semilla germine y se fortalezca, y a la acción oportuna para cosechar los frutos. De manera semejante opera la acción del cristiano, favoreciendo la implantación de la semilla del Reino.

ORACIÓN
Como la semilla que se siembra en la madre tierra o en el vientre de la madre, tu Señor colocas tu amor en nuestra vida para que se forme el verdadero sentido de nuestro paso por el mundo y se dé el más grande fruto que esperas: mujeres y hombres reconciliados contigo, propiciando un  sistema donde impere el Reino del  amor. Ayúdanos por favor a crecer como Tú esperas. Amén

“Pidamos a Dios valentía para arrancar todo aquello que impide que crezca la semilla de su gracia para que logremos sembrar el evangelio…”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: