“PROHIBIDO ROBAR”
PRIMERA
LECTURA
2PEDRO
3,12-15a.17-18
“Esperamos
un cielo nuevo y una tierra nueva”
Queridos hermanos: Esperad y apresurad la venida
del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se
derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor,
esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por
tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que
Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables. Considerad que
la paciencia de Dios es nuestra salvación. Así, pues, queridos hermanos,
vosotros estáis prevenidos; estad en guardia para que no os arrastre el error
de esos hombres sin principios, y perdáis pie. Creced en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a quien sea la gloria
ahora y hasta el día eterno. Amén. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy utiliza dos verbos que aparentemente se
contradicen: esperar y apresurar. Podemos pensar, en efecto, que esperar es no
hacer nada. Confundimos "esperar" con el simple "aguardar."
Para la Biblia, en cambio, existe la "esperanza activa," que se
caracteriza precisamente porque "apresura" la llegada de aquel que
esperamos. La esperanza es una nota muy característica de nuestra fe cristiana,
quizá la que más. La esperanza mira al futuro con la certeza de un algo que es
invisible o incluso inexistente para los demás. Y el futuro, que es un libro
cerrado para nuestros cálculos humanos, es también el gran libro en que podemos
encontrar manifiesto el poder de Dios. Precisamente
porque nuestras cuentas nunca pueden agarrar por completo el futuro, sabemos
que el futuro le pertenece a Dios. Y el tiempo de la espera del que nos habla el
texto, no es un tiempo perdido, no es un
tiempo vacío, es también un tiempo para crecer. Hay una madurez, una plenitud, en la vida cristiana, plenitud a la que estamos llamados.
Vivamos
nuestra esperanza cristiana, como esa
fuerza que transforma nuestro
presente, que cuanto más comprendamos que Cristo es Señor de la Historia, más deseemos
su retorno y más queramos vivir en pleno acuerdo con la obra suave y vigorosa a
la vez de su Espíritu Santo.
SALMO
RESPONSORIAL: 89
R. /
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de
la tierra,
desde siempre y por siempre tú
eres Dios. R.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: "Retornad, hijos
de Adán."
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga
inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.
R.
Por la mañana sácianos de tu
misericordia,
y toda nuestra vida será
alegría y júbilo.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria. R.
OREMOS CON EL SALMO
Frente al Dios eterno y trascendente el ser humano
siente su pequeñez y su fragilidad, más cuando está agobiado por la calamidad.
Sin embargo, siempre, puede esperar su bondad. La pequeñez humana ha sido
transformada por la encarnación del Hijo de Dios, quien asumió nuestra miseria
para hacernos participar de la vida divina.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MARCOS
12, 13-17
“Lo
que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios”
En
aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para
cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: "Maestro, sabemos que
eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la
gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar
impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?" Jesús, viendo su
hipocresía, les replicó: "¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario,
que lo vea." Se lo trajeron. Y él les preguntó: "¿De quién es esta
cara y esta inscripción?" Le contestaron: "Del César." Les
replicó: "Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a
Dios." Se quedaron admirados.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El César de Roma cobraba tributos
a todos los pueblos conquistados, lo que empobrecía cada vez más a la gente.
Dos grupos enemigos entre sí, fariseos y herodianos, se unen para tenderle una
trampa a Jesús. Si dice que hay que pagar el tributo a Roma lo condenarán los
nacionalistas. Si dice que no, lo condenarán los que apoyaban a Roma. Jesús, en
su inmensa libertad, no cede ante los halagos que le hacen y responde con una
frase sabia. El dinero es un ídolo al que muchos rinden culto y el César que
quiere ser adorado como Dios es también un ídolo. El dinero no sirve para el
Reino de Dios que se basa en relaciones de hermandad y gratuidad. Quienes sólo
piensan en categorías de comprar y vender no pueden entenderlo. El pueblo, los
pobres, los hombres y mujeres pequeños y vulnerables son de Dios y no pueden
ser convertidos en mercancía. Lo que es de Dios no debe ser entregado a ningún
dominador de este mundo. ¿Cuál son nuestros ídolos y qué les estamos
ofreciendo? ¿Dónde está nuestro corazón?.
ORACIÓN
Aunque
haya quienes nos quieran confundir, Señor, tu Espíritu nos dará la astucia para
defender tu propuesta de un mundo cargado de afecto no de dinero y poder que
enceguece el corazón y lleva a cometer injusticias, desigualdad e irrespeto por
la vida. Te amamos y hemos optado por Ti en gratitud por tu gran entrega.
Gracias precioso Dios Nuestro. Amén
“Nuestra vida espiritual
y nuestra vida civil deben ser una misma cosa en coherencia con el Evangelio”
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