“UNA
ORACIÓN EJEMPLAR”
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 48, 1-15
“Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió
dos tercios de su espíritu”
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras
eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó;
con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te
compara en gloria? Tú resucitaste un
muerto, sacándolo del abismo por voluntad del Señor; hiciste bajar reyes a la
tumba y nobles desde sus lechos; ungiste reyes vengadores y nombraste un
profeta como sucesor.
Escuchaste en Sinaí amenazas y sentencias vengadoras en
Horeb. Un torbellino te arrebató a la
altura; tropeles de fuego, hacia el cielo.
Está escrito que te reservan para el momento de aplacar
la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para
restablecer las tribus de Israel. Dichoso
quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Elías fue arrebatado en el torbellino, y
Eliseo recibió dos tercios de su espíritu.
En vida hizo múltiples milagros y prodigios, con sólo decirlo; en vida
no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu; no hubo milagro que lo excediera:
bajo él revivió la carne; en vida hizo maravillas y en muerte obras asombrosas. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El libro del
Eclesiástico en este capítulo nos quiere hacer una relectura del ministerio o
servicio del profeta Elías, realizando un resumen de los hechos más importantes
que este realizó. Este texto escrito aproximadamente en el siglo IV A.C. quiere
a través de la figura de Elías dar fuerza y valor al ministerio de todos los
profetas, animarlos para que sigan llevando adelante su obra de “Anunciar,
denunciar y comprometerse con las necesidades del pueblo”. En este texto se
menciona también a su discípulo Eliseo, quien quedo lleno del Espíritu Santo,
cuando Elías fue arrebatado al cielo. Es la relectura que se hace de la
historia de un hombre y de un pueblo con los ojos de Dios; detrás de este
hombre (El profeta de fuego), Dios estaba actuando, por eso en vida Elías hizo grandes prodigios
y después de muerto obras admirables.
SALMO RESPONSORIAL: 96
R./ Alegraos,
justos, con el Señor
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece. R.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es un himno de alabanza a la realeza de
Dios, quien manifiesta su grandeza en los fenómenos naturales y en los juicios
de la historia. Se anuncia la venida de la luz para los justos. Es la luz
anunciada es Cristo, que al venir a este mundo ilumina a toda la humanidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 6, 7-15
“Ustedes oren asi”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando
recéis no uséis muchas palabras, como los paganos, que se imaginan que por
hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo
que os hace falta antes que se lo pidáis.
Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado
sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo; danos hoy el pan nuestro; perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros
hemos perdonado a los que nos han ofendido; no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también
vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los
demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La oración
del ‘Padrenuestro’ se ha convertido, por muy buenas razones, en el estandarte
del cristiano. En su versión más larga aparecen una invocación y siete
plegarias que condensan todas las convicciones cristianas. Lo primero es
reconocer a Dios como ‘Padre’. Esta experiencia filial transforma todas
nuestras expectativas, porque ya no somos sólo especie o raza, sino que somos
una familia universal. Las tres primeras plegarias nos recuerdan la tarea de
santificación que se realiza cotidianamente en la vida cristiana. Santificarse
es acercarse con confianza a Dios reconociendo que Él nos conoce más y mejor de
lo que nosotros mismos nos conocemos. Es, también, comprometernos para que sea
él quien gobierne nuestras decisiones e instaure su Reino entre nosotros. Es
aceptar su voluntad, aunque casi siempre sobrepase nuestro entendimiento.
Reconocer a Dios como Padre es dar las gracias por el alimento cotidiano y
evitar que se pudra en nuestros congeladores o que se devalúe en nuestras
cuentas bancarias. Casi todo lo que necesitamos para ser felices está a una
distancia menor que la extensión de nuestros brazos. Allí están las personas que
amamos, el alimento que necesitamos y hasta la voz de la otra persona distante que se
comunica con nosotros. Roguemos a Dios, para que nos envíe su Espíritu Santo,
para que podamos entender cada vez mejor estos textos, para que podamos
vivirlos y para que sean la oración que palpita en todos nuestros corazones.
ORACIÓN
Señor,
si tan solo comprendiéramos la magnitud de la oración que nos enseñaste y la
interiorizáramos a la luz del Espíritu entenderíamos porque es tu amor tan
grande hacia el Padre y de Él hacia todas sus creaturas. Ayúdanos a no
repetirla por repetirla, sino a partir de ella entablar la comunión con el Dios
cercano, Padre y Madre que nos conoce y desea lo mejor para nuestra vida. Amén
“Que nuestra oración
no sea con mucha palabrería sino con la fe y la acción de un corazón que se
siente hijo(a) de Dios Padre”
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