“EL
SEÑOR HACE GRANDES COSAS POR NOSOTROS”
PRIMERA LECTURA
1SAMUEL 1,24-28
“Ana da gracias por
el nacimiento de Samuel”
En
aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del
Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un
odre de vino. El niño era aún muy pequeño. Cuando mataron el novillo, Ana
presentó el niño a Elí, diciendo: "Señor, por tu vida, yo soy la mujer que
estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el
Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida,
para que sea suyo." Después se postraron ante el Señor. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
A nuestra mentalidad actual, puede parecerle extraño
que una madre done a su hijo, apenas terminada su lactancia. Mucho más si se
trata de un hijo tan anhelado. Aún más si se trata de entregar ese hijo a Dios.
Pero procedamos por orden. Ana había pedido un niño a Dios, porque era estéril.
No quiere, sin embargo, ser dueña de una vida sino testigo de una victoria. Y
eso es lo que le da Dios y lo que ella canta, según hemos escuchado hoy: una
victoria. La historia de Ana ha quedado señalada por el poder del Dios vivo y
no por las fuerzas de la muerte o de la nada. El niño no es objeto de posesión
sino señal de bendición. Una lección para nosotros: pedir a Dios algo no puede
ser excluir a Dios de su pleno señorío sobre todo y sobre todos.
Ana canta con júbilo irreprimible que Dios ha vencido
y María proclama con entusiasmo contagioso que Dios es grande y misericordioso,
“dos mujeres de fe”. Creemos en un Dios que salva, un Dios que no es espectador
lejano ni gerente ocupado de un universo ancho y ajeno, sino un Dios cercano
que escucha y concede los deseos más profundos del corazón.
SALMO RESPONSORIAL:
Interleccional: 1Samuel 2,1-8
R. / Mi corazón se
regocija por el Señor, mi Salvador.
Mi corazón se
regocija por el Señor,
mi poder se exalta
por Dios;
mi boca se ríe de
mis enemigos,
porque gozo con tu
salvación. R.
Se rompen los arcos
de los valientes,
mientras los
cobardes se ciñen de valor;
los hartos se
contratan por el pan,
mientras los
hambrientos engordan;
la mujer estéril da
a luz siete hijos,
mientras la madre
de muchos queda baldía. R.
El Señor da la
muerte y la vida,
hunde en el abismo
y levanta;
da la pobreza y la
riqueza,
humilla y enaltece.
R.
Él levanta del
polvo al desvalido,
alza de la basura
al pobre,
para hacer que se
siente entre príncipes
y que herede un
trono de gloria. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
texto contiene la oración profética de Ana, que es una mujer que entona este
himno después de ofrecer al Señor su
niño, el pequeño Samuel. Este será profeta en Israel. La vida de Ana era una
historia de sufrimientos porque era estéril. El canto de acción de gracias que
eleva a Dios esta madre será recogido y será contenido por otra madre, María de
Nazaret. En el Magníficat de la madre de Jesús se trasluce como una señal el
cántico de Ana que, precisamente por esto, suele definirse «el Magníficat del
Antiguo Testamento».
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS
1,46-56
“El
Poderoso ha hecho obras grandes por mí”
En aquel tiempo, María dijo:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación
en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a
nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María
se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Como mencionamos antes en la primera lectura Samuel
nos relata la acción de Dios en Ana, mujer estéril que ruega a Dios para que le
dé un hijo. Dios escuchó su ruego y ella dio a luz. Luego llevó el niño al
santuario y lo entregó al sacerdote; sabiendo que era un don de Dios, se postró
ante Él y oró con las palabras que hemos escuchado en el salmo. Ana reconoce la
grandeza de Dios, que escucha la voz de los pequeños. Lucas pone en paralelo
con Ana las palabras de María que, como portadora de la palabra de salvación que
le ha dado Dios, reconoce la grandeza del proyecto de Dios en ella y en su
pueblo. Es un cántico de alegría, de gozo, de agradecimiento y de
reconocimiento de la grandeza de Dios. El “Magníficat” es un canto de María al
Dios que ha caminado siempre con su pueblo, al Dios que se fija en ella de modo
personal, vinculándola a su proyecto universal, al Dios de misericordia y
justicia que reivindica a los pobres y débiles. Dios hace de la pequeñez la
fuerza del reino de Dios. ". La justicia de Dios equivale a la realización
de su señorío y a la llegada de su reinado. Frente a Él caen los imperios de
nuestras pretensiones y mentiras y de aquellos que se tienen por ricos,
soberbios y poderosos. Sólo su grandeza, sólo su belleza, sólo su sabiduría
quedan en pie cuando aparece.
ORACIÓN
Que como padres y madres logremos comprender y asumir
que los hijos no son nuestros, sino de Dios y que vienen como regalo suyo para
ser formados en el Espíritu y vivir en Él, siguiendo el ejemplo de Jesús, con sus acciones en favor
de los necesitados.
Señor, te pedimos ser desprendidos, generosos y como
María queremos dejarnos tocar por ti y que nuestra vida sea un cántico continuo de agradecimiento y alabanza, por
todo lo que haces en nosotros. Amén.
“Imitemos a María,
cantando alegres y agradecidos por todas las maravillas que Dios ha hecho en
nosotros”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: